A pesar de ser mundial la moda esa del shoefiti o zapatos colgantes, aquà aún no habÃa visto ningunos teniéndome que conformar con un sucedáneo. Pero ya sabÃa que era cuestión de tiempo ver aparecer algunos. Y aparecieron. En una de las calles céntricas vi algo colgando de un cable.
Una aproximación para comprobar que efectivamente, eran unos zapatos.
Bueno, miento, no eran unos zapatos sino unas botas de monte. Quien sabe el motivo, alguien que se dio cuenta que subir por caminos de cabras es muy cansado, sus amigos que le hicieron una buena gamberrada, sabe dios.
DÃas después recorrÃamos de nuevo el túnel de Laredo cuando veo algo colgando del techo. Sielo santo, ¿es eso cierto? ¿Es lo que me imagino?
Pero eso… ¿no son unos calzoncillos? ¿Habré sido el feliz observador del nacimiento de una nueva muestra de arte moderno llamado calzonfiti? Madre mÃa, estoy que no quepo en mi de la emoción.
Miedo me da pensar en qué sustancia habrán usado para que los calzones se quedaran pegados en el techo…
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