Sorpresa en Burgos (II)

Esta es la continuación de aquella primera entrada donde iba describiendo el recorrido por las cuevas de Ojo Guareña. Ese mismo día nos pasamos por Puentedey, pueblo que queda allí al lado y sin ser gran cosa sí que es bien llamativo por estar situado justo encima de una roca que el río ha ido horadando y atraviesa por debajo.

El agujero es transitable, paseable y puede uno incluso aprovechar un día caluroso para chapuzar en el agua fresquita y cristalina del río o en su defecto para meter los pies un rato en caso de que vengas de pegarte una caminata anterior. También puedes usarlo para lavarte los pies, disimular la peste y no tener que ducharte un día más, aunque en ese caso te recordaría aquella canción de los Ilegales que decía «hay una cosa que se llama jabón, mata los piojos y te quita el olor».

Una vez cruzamos al otro lado, el panorama es similar con las casas en todo lo alto, piedras, río y arbolitos. En caso de pasar cerca del pueblo, apuntarlo como otro a la lista de parar y visitar.

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