Durante mi última visita a la Playa del PortÃo pasó lo de tantas y tantas veces, sale uno de mis perros pitando, se para a lo lejos y se pone a ver algo sobre la arena. Allá me voy por si fuera necesaria realizar una nueva buena obra del año pero me temo que esta vez llegamos tarde, el pescadito que descansaba sobre la arena ya estaba mas p’allá que p’acá.
De tamaño iba bien servido, la correa debe medir unos cincuenta centÃmetros con lo que el pez medirÃa unos treinta. No sé de qué especie era, asà que no pudiéndolo bautizar ni pudiéndomelo comer, en su sitio se quedó y a otra cosa mariposa, seguiremos paseando por la arena a ver qué más encontramos.