Vamos al túnel de la Engaña (II)

Vamos con la segunda parte del recorrido camino del Túnel de la Engaña, si alguien se quedó sin leer la primera, aquí puede verla. Dejábamos el recorrido al final del segundo túnel, con unas vistas preciosas a valles y montañas que se irán repitiendo a lo largo del resto del camino.
Vistas del valle
Tercer túnel, integrado en la ladera. Tampoco tiene complicación.
Entrada a otro túnel
Al salir veo algo extraño allá a lo lejos entre lo verde.
Ruinas a lo lejos
Otra ruina, pero muy grandota, como si hubiera sido un hotel o algo así. Probablemente sea el poblado que construyeron para alojar a los trabajadores del túnel.
Edificio en ruinas
Esta tenía piso bajo, primer piso y un sótano. Por dentro está dividida en habitaciones, pero igual de hecha polvo que la estación de Yera de la entrada anterior. Todo ruinas y paredes caídas.
Interior del edificio
En una de las estancias habían dispuesto los cascotes de esta forma tan curiosa, probablemente algunos excursionistas comieron aquí y se montaron la mesa con sus asientos para estar más cómodos.
Mesas y sillas
Que esté todo hecho una calamidad no quiere decir que no se pueda aprovechar para sacar fotos majas, intentando incluso enmarcar lo precioso del paisaje dentro de lo pobres que son las paredes. En el centro podéis ver la salida del tercer túnel.
Paisaje enmarcado
Ampliamos y eliminamos la ventana, si llegan a poner en funcionamiento la línea férrea otra cosa no tendrían, pero las vistas iban a ser increíbles al circular por la ladera de estas montañas.
Ladera del valle
De la entrada del cuarto túnel no tengo fotos. Lo intenté, pero había un arroyo en las inmediaciones y allí debían acampar una bandada de mosquitos asesinos, pero no mosquitos de los de siempre, sino otra raza armada con un aguijón tamaño aguja hipodérmica que viéndome llegar se lanzaron en busca de mi sangre como locos. Tuve que salir por piernas hacia el interior del túnel porque no había manera de pararse el tiempo necesario para apuntar y disparar sin sentir un picotazo. Más adelante me fijé en el polo que llevaba y fijaros, una gota de sangre de un centímetro de ancho. Un mosquito me picó al lado del ombligo atravesando la tela y además de ésto me dejó una roncha de seis centímetros de ancho que me duró varios días. La próxima vez habrá que llevarse la escopeta de perdigones, el único insecticida adecuado para semejantes monstruos.
La huella del mosquito
Entro en el cuarto pasadizo y oigo unos cencerros. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad éste fue el panorama que me encontré. Dos burros, un caballo y un potrillo descansando tranquilamente a la sombra. Si llega a venir la parienta conmigo habría salido huyendo horrorizada, visto el poco cariño que le tiene al bicherío. Y si llegan a ser vacas no os quiero ni contar. Como uno es más confiado, me fui caminando tranquilamente por el lateral, sin hacer ruidos, sin movimientos bruscos, ellos pasaron de mi, yo pasé de ellos, todos contentos, aquí paz y después gloria.
Descansando a la sombra
Finiquitamos la parte segunda, en breve la tercera y última sesión de túneles.

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