Bloqueado por las vacas

Mira tú qué cosas pasan a veces. Va uno todo feliz camino del puerto de Piedrasluengas y de pronto aparece nuevamente la presa de la Cohilla. Aquí hay que parar sí o sí porque el entorno es espectacular, lugar ideal para ponerse encima de una piedra, llenar los pulmones, respirar aire puro… y ya de paso cambiarle el agua al canario. A ser posible esto último no encima de la piedra, que nunca se sabe donde puede aparecer alguien con una cámara, ni contra el viento por el bien de vuestros pantalones.
Presa de la Cohilla I
Hay un pequeño camino al lado de la carretera donde se puede dejar el coche y en tres minutos a pie llegar a una especie de mirador sobre la presa, justo ahí donde está la caseta.
Presa de la Cohilla II
Muy buenas vistas sobre el curioso fondo del embalse, la casamata donde me imagino estarán las salidas de las turbinas y la invasión de maleza. Se nota que por este lado no da excesivamente el sol ni sube mucho el nivel del agua.
Presa de la Cohilla III
Enfrente hay unas montañas enormes. Otros años había visto cómo se desbordaba un canal que sale de la presa y el agua caía a chorros. Este año está el nivel tan bajito que ni desbordamientos ni gaitas. Sí se mantenía otra cascada unos metros más a la izquierda. Este es el típico sitio donde te puedes pasar un día entero sacando fotos sin aburrirte porque hay río, montaña, presa, cascadas, seguro que animales, carretera con curvas y más cosas.
Cascada junto a la presa de la Cohilla
Cuando por fin nos volvemos a la carretera… anda, si hay «pasá» de vacas. Las llevaban camino de Tudanca y tocó esperar que pasaran primero e irlas adelantando con cuidado después. Esto de adelantar vacas es una cosa muy entretenida. Te pones detrás, ellas van a su bola y en cuanto te dejan un hueco aprovechas para colarte lentamente. Imaginaros a la parienta, que le tiene entre miedo y pánico a estos animalicos, mientras vamos adelantando a una y tiene la vaca a escaso medio metro de su ventanilla. A mi en cambio me encantan. Estoy por bajar el cristal, sacar la mano y si es posible hacerle un arrumaco. Claro que con la suerte que tengo igual me sale un toro y ahí sí que la acabamos de liar.
Vacas ocupando la carretera

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