Retomamos las andanzas por el paseo fluvial de Limpias que habÃamos dejado en el Museo MarÃtimo de la Armada. En la entrada anterior ya describÃa mi sorpresa al encontrarme una explanada con el palo mayor de un destructor, una mina marÃtima, un cañón y una hélice gigante, pero eso no era nada comparado con lo demás. En lo alto de un montÃculo reposa un cañón antiaéreo como si hubiera miedo a un ataque japonés tipo Pearl Harbor. Este parece ser el hermano mayor del que tienen junto al ayuntamiento.
De respetable tamañito y llamativa situación, el estado de conservación no es todo lo correcto que debiera ser, el óxido empieza a aflorar por esquinas varias y se nota la falta de más de una pieza. Pero bueno, para adornar llega y sobra.
Acongojante, de esos que te ponen los congojes en la garganta, es el siguiente invento. Un sistema de tiro Meroka como los que lleva el recientemente retirado portaaeronaves PrÃncipe de Asturias.
Doce tubos listos para largar 1440 tiros de 20mm por minuto y pensado principalmente como sistema antimisil. ¿Qué viene un cohete hacia aquÃ? Para qué vamos a discutir, si nos lo podemos cargar a cañonazos…
Como el anterior ejemplo, el interior del cañón también está un poco entre descuidado y dejado de la mano de dios. Suerte que no hay cobre o no quedarÃa ni el más mÃnimo recuerdo, visto lo buscado que anda ese metal por los recicladores amigos de lo ajeno. Aquà dentro se supone que no iba nadie dado que el disparo del Meroka era controlado automáticamente por radar.
Unos pasitos más allá aparece un submarino para enanitos de jardÃn. Supongo que será para llevar remolcado dado que carecÃa tanto de hélice como de timón.
Como suele ser costumbre lo fotografÃo todo porque luego a la búsqueda de más información nunca sabes gracias a qué dato vas a poder encontrar algo referente al invento éste.
Y la releche, un torpedo de verdad con los colores de la bandera española en el cabezón, el torpedo más kitsch de la historia de la Armada. Yo pensé que uno de estos medirÃa unos dos o tres metros pero impresiona en vivo porque seguramente pase de los cinco metros de largo.
Además lo tienen metido en un gallinero metálico, se nota que nos ven las intenciones y si el pobre corzo de San Glorio tiene el lomo pulido de tanto subirse encima la gente para sacarse fotos, me parece que el torpedo irÃa por el mismo camino. Colas habrÃa para sacarse la foto sentados sobre él y meneando un sombrero en plan «Teléfono rojo, volamos hacia Moscú«.
Delante del torpedo reposa otra hélice además de la de la primera entrada. Esta tiene cuatro palas en vez de cinco, es un poco menor y puesta en una chalana causarÃa el mismo efecto hundetorio, si con tal vocablo podemos describir la acción y efecto de mandar la chalupa al fondo del mar inmediatamente.
Lo más curioso de la hélice es una inscripción en el metal. No sé donde la encargarÃan, pero a un astillero español creo que no, viendo las letras al revés y esos signos tan similares a los empleados en el alfabeto ruso.
Insisto, debe andar tirado el kilo de acero para hélices porque si valiera algo ni por un momento dudo que habrÃan pasado ya por aquà los de la fregoneta a llevársela con nocturnidad y alevosÃa.
2 comentarios Escribir un comentario