Museo de la Marina en Limpias (II)

Retomamos las andanzas por el paseo fluvial de Limpias que habíamos dejado en el Museo Marítimo de la Armada. En la entrada anterior ya describía mi sorpresa al encontrarme una explanada con el palo mayor de un destructor, una mina marítima, un cañón y una hélice gigante, pero eso no era nada comparado con lo demás. En lo alto de un montículo reposa un cañón antiaéreo como si hubiera miedo a un ataque japonés tipo Pearl Harbor. Este parece ser el hermano mayor del que tienen junto al ayuntamiento.
Cañón antiaereo
De respetable tamañito y llamativa situación, el estado de conservación no es todo lo correcto que debiera ser, el óxido empieza a aflorar por esquinas varias y se nota la falta de más de una pieza. Pero bueno, para adornar llega y sobra.
Interior del cañón
Acongojante, de esos que te ponen los congojes en la garganta, es el siguiente invento. Un sistema de tiro Meroka como los que lleva el recientemente retirado portaaeronaves Príncipe de Asturias.
Sistema de tiro Meroka
Doce tubos listos para largar 1440 tiros de 20mm por minuto y pensado principalmente como sistema antimisil. ¿Qué viene un cohete hacia aquí? Para qué vamos a discutir, si nos lo podemos cargar a cañonazos…
Doce tubos del Meroka
Como el anterior ejemplo, el interior del cañón también está un poco entre descuidado y dejado de la mano de dios. Suerte que no hay cobre o no quedaría ni el más mínimo recuerdo, visto lo buscado que anda ese metal por los recicladores amigos de lo ajeno. Aquí dentro se supone que no iba nadie dado que el disparo del Meroka era controlado automáticamente por radar.
Interior del Meroka
Unos pasitos más allá aparece un submarino para enanitos de jardín. Supongo que será para llevar remolcado dado que carecía tanto de hélice como de timón.
Mini submarino
Como suele ser costumbre lo fotografío todo porque luego a la búsqueda de más información nunca sabes gracias a qué dato vas a poder encontrar algo referente al invento éste.
Inscripción del mini-submarino
Y la releche, un torpedo de verdad con los colores de la bandera española en el cabezón, el torpedo más kitsch de la historia de la Armada. Yo pensé que uno de estos mediría unos dos o tres metros pero impresiona en vivo porque seguramente pase de los cinco metros de largo.
Torpedo
Además lo tienen metido en un gallinero metálico, se nota que nos ven las intenciones y si el pobre corzo de San Glorio tiene el lomo pulido de tanto subirse encima la gente para sacarse fotos, me parece que el torpedo iría por el mismo camino. Colas habría para sacarse la foto sentados sobre él y meneando un sombrero en plan «Teléfono rojo, volamos hacia Moscú«.

Delante del torpedo reposa otra hélice además de la de la primera entrada. Esta tiene cuatro palas en vez de cinco, es un poco menor y puesta en una chalana causaría el mismo efecto hundetorio, si con tal vocablo podemos describir la acción y efecto de mandar la chalupa al fondo del mar inmediatamente.
Tórpedo y hélice
Lo más curioso de la hélice es una inscripción en el metal. No sé donde la encargarían, pero a un astillero español creo que no, viendo las letras al revés y esos signos tan similares a los empleados en el alfabeto ruso.
Inscripción de la hélice
Insisto, debe andar tirado el kilo de acero para hélices porque si valiera algo ni por un momento dudo que habrían pasado ya por aquí los de la fregoneta a llevársela con nocturnidad y alevosía.

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