Castro Urdiales

Aquí va la que debe ser foto más repetida de Castro Urdiales, la que todo el mundo saca cuando pasa por allí porque hay una conjunción estelar que nos lo pone a huevo a los fotógrafos: tienes mar, barquitas, el castillo-faro y la iglesia de Santa María en el centro de la imagen, los soportales del casco antiguo, a la izquierda está el ayuntamiento y para rematarlo, la escena está orientada al norte con lo cual tenemos el sol justo detrás iluminándolo todo de forma perfecta. ¿Qué más se puede pedir para la típica postalita?

Organización

Como uno es así de apañadito, una vez llegado y establecido me compré un mapa de esos que se suelen llevar en la guantera del coche, pillé por banda las dos guias de viaje que tengo y empecé a señalar todo lo que quiero ver. Dividí el mapa en zonas que se pueden visitar durante un recorrido de un día, marqué cada punto a visitar y conforme vaya pasando les pinto por encima con rotulador fosforito de otro color, así ya tengo más o menos organizado el tema. Ahora ya sólo falta irle dedicando días y kilómetros al asunto para poco a poco hacerse un buen fondo fotográfico e irlo mostrando aquí, aunque como de lo que he fotografiado hasta ahora ya hay seleccionadas unas seiscientas fotos para publicar, podría seguir dale que te pego más o menos año y medio sin tener que salir a buscar material nuevo.

La Hermida

Hacía un montón de tiempo que no pasaba por La Hermida, el pueblo del famoso desfiladero. Recordaba un pueblo bastante normalito, aspecto viejo y sin nada que me hubiera llamado la atención salvo el paisaje, pero menudo cambio ha pegado. Sigue siendo un pequeño pueblo cruzado por una carretera, pero ahora con casas estilo rústico nuevas o rehabilitadas, algún negocio, una pasarela de lo más curioso, una pequeña gruta, una bandera en todo lo alto (ya irán saliendo las fotos correspondientes), etc. Bastantes más cosas que ver y bastante mejor aspecto de lo que me imaginaba. Aquí os dejo un par de vistas, situándome en el medio del pueblo y fotografiando a izquierda y derecha.

Más coincidencias

¿Os acordáis de aquel monumento vigués que describía en la penúltima foto de esta entrada? Pues o bien el modelo es fabricado en serie, o bien su autor se dio un paseo por esta zona porque me he encontrado una réplica en medio de un campo, aquí a las afueras. Fijaros bien, verde, campo, excavadora sobre un pedestal, el perfecto monumento al progreso.

De veras, no me llegaban las manos

Para que veáis que era cierto y no exageraba ni un pelo cuando comenté que no sabía a qué atender durante la última visita a Comillas, aquí tenéis los otros dos acontecimientos que sucedían mientras el sol iluminaba increíblemente el acantilado. Por una banda teníamos arcoiris sobre el puerto…

…y por el otro lado una puesta de sol como hacía tiempo no veía, nubes de tormenta iluiminadas desde detrás por los últimos rayitos de sol. Impresionante, no sabía si mirar a derecha, izquierda, al centro o padentro. Por supuesto me hinché a sacar fotos y disfruté como un enano, como está mandado.

Aterrizando

Yo no, pero ellos sí. Hace tiempo comentaba lo entretenido que estaba retratando aviones. Aún no he conseguido la foto que tengo en mente pero a cambio he descubierto otro mirador desde el que se divisa la pista del aeropuerto y justo ese día primero vi llegar un Airbus de Ryanair:

Al ratito aparece un C-212 del ejército español:

Por si fuera poco, también llegó un hidroavión de extinción de incendios y despegó un C-101 del ejército. Fue media horita de lo más productivo en lo que a retratar aviones se refiere.

La leyenda del hombre pez

Liérganes es conocido por su casco antiguo, por sus tetas y además por el hombre pez, a quien incluso le han dedicado una estatua a la orilla del río.

Aquí lo tenéis, con su cinta de escamas en la espalda. Se trata de un hombre que allá por el mil seiscientos y pico fue a nadar y no volvió hasta que cuatro años más tarde fue pescado por un barco. No sabían quién era hasta que pronunció la palabra «Liérganes». Al pueblo lo llevaron y allí lo reconocieron.

¿Qué como sé todas estas cosas? Porque en la parte trasera de la caja de galletas venía la historia completa, así que aquí la pongo y os la podéis leer entera.

Los números no son infinitos

En matemáticas se cumplirá que los números son infinitos, pero en cuestiones telefónicas os puedo asegurar que no. Uno, en su tierna inocencia, suponía que cuando le pides una línea a Telefónica te asignaban un número nuevo sin uso previo. Pues no. Ya en Tomiño pude comprobarlo, nos adjudicaron uno que anteriormente había pertenecido a una carnicería y el dueño era un pufero. Volvías a casa y lo mismo te encontrabas un mensaje en el contestador con un pedido de no sé cuántos kilos de churrasco y chorizos criollos para el fin de semana que otro de un banco pidiendo que contactaras con ellos urgentemente o, en su defecto, les pagasen no sé cuántas cuotas pendientes.

Al venirnos aquí cambiamos de número, ya que de una a otra provincia no los mantienen. Tras toda la aventura del alta, unos días después cae el primer mensaje de los de Orange pidiéndole a un tal Diego que les pague la factura del teléfono móvil. Pues sí que vamos bien…

A todo esto, ¿y para este asunto qué foto puedo poner? De teléfonos no tengo ninguna, un poste telefónico tampoco, pues mira, os cae una de mi perrita jugando en la playa. Cada vez que la suelto busca una piedra, se pone a escarbar alrededor, a izquierda, a derecha, fijaros cómo acaba la arena. Como se entretiene y me sale gratis, yo feliz.

Jerga cántabra

Llegado aquí empieza uno a descubrir palabras cuyo significado varía con respecto a lo conocido hasta ahora o, incluso, cuyo significado desconocía en absoluto. Por ejemplo, chones. ¿Qué son chones (no confundir con chonis, que todos sabemos lo que son desde que existe Tele5)? Pues ahí va una pista.

¿Y un «soplao»? ¿Qué os viene a la cabeza? ¿Uno soplando las velas de cumpleaños? ¿Un control de alcoholemia de la Guardia Civil? Pues no, es un hundimiento en el terreno, aquí podéis ver uno.

¿Y «pilona» (seguro que aquí ya salta algún mal pensado)? ¿Ni idea? Se refieren al típico bolardo de toda la vida, si ves ésta señal:

Procura no meter el coche si no quieres dejar fino el morro.

Alegría en papeleras

La primera vez que fui a una playa aquí al lado vi que donde empezaba la arena habían dejado unos cilindros de esos de cemento que se usan en la construcción puestos en vertical y estaban medio llenos entre bolsas de basura y restos variados. Qué guarra es la gente, me dije, aunque me dejó pensativo porque no suele ser normal eso de abandonar cilindros de cemento así por las buenas. Con posterioridad entendí el tema al ver más de lo mismo, pero con bolsas de basura colocadas encima. Allá son mas habituales las papeleras de plástico o las metálicas, aquí optaron por lo fácil y seguro: cilindro blindado al suelo, verás cómo no hay gamberro que se lo cargue.

Tenemos la versión anterior, decorada por el pueblo llano con spray, o la versión decorada con plantilla de motivos playero-marítimos en alegres colores que siempre hace bonito. ¿O no?


En caso de querer una opción más ecológica e integrada en el entorno, forramos el hormigón con madera y asunto arreglado. Como se ve, las posibilidades son infinitas.

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