Santander Finde Pack

Por si alguno estáis pensando en pasar por estos lares, he visto anunciado un «Santander Finde Pack» que se supone vale para obtener descuentos en hoteles, restaurantes y temas de ocio. Tal y cómo están las cosas, todo lo que sean rebajillas siempre son de agradecer.

Mas información en su propia web, qué es, donde se aplica, folletos, etc.

El toro de Osborne cántabro

Ya sabéis que uno de mis entretenimientos favoritos a la hora de viajar era ir retratando los Toros de Osborne repartidos por España adelante. Evidentemente una vez aquí me puse a buscar donde estaban situados los toros de Osborne cántabros y menudo chasco, no hay NINGUNO. Pues lo siento, os tendréis que contentar con este cartel, que tiene toro aunque no sea el de Osborne.

O eso, o ésto, que tiene toro de Osborne aunque sea en pegatina pero no sé, no es lo mismo…

Peña Cabarga (II)

En la entrada referente a la primera visita a Peña Cabarga se pudo ver un aspecto general del monte, la Cámara Oscura y lo que parecía ser la mayor colección de antenas de toda Cantabria. Pero no acaba ahí la cosa, por el otro lado también hay unas cuántas aunque mas simples y menos llamativas.

Las vistas desde arriba son una maravilla, ese saliente de tierra en medio de la ría es el final del aeropuerto y justo se ve un avión a punto de aterrizar, os lo señalo con la flecha, pinchando en la foto lo podéis ver a tamaño un poquito mayor.

Arriba también está el típico poste que señala direcciones y distancias. Mira tú, París a 767 kms, a veces creo que aún no me he acabado de situar y no soy del todo consciente que tengo ahí a tiro de piedra los Pirineos, Andorra, Francia, Biarritz, las Landas, Burdeos, etc.

Arbol de navidad vasco

Los chistes sobre vascos siempre suelen ir por el mismo camino: que si tienen más fuerza que nadie, que si un tal Patxi es de lo más bruto o incluso que tienen un mapamundi de Bilbao. Serán topicos, pero en la última visita comprobé que a veces hacén méritos más que sobrados. En la navidad santanderina luce el arbolito del Paseo de Pereda con sus cinco metros escasos de alto. Arbolito en Bilbao, al lado del Teatro Arriaga…

No me llegan las manos

Ayer, recorrido empezando por Santillana del Mar y finalizando en Comillas donde nos sorprendió un atardecer espectacular en que los rayos de sol se colaban entre el horizonte y las nubes para iluminar acantilados y mar con esa luz tan especial que hay cuando el sol va camino de ocultarse. Hubo un momento en que se juntó esta imagen que véis con un arco iris sobre el puerto a mi derecha y un grupo de nubes color rojo fuego en un acantilado justo detrás, total, que no sabía a qué atender así que me puse a sacar fotos como un descosido a ver si alguna merece la pena. Esta se recomienda encarecidamente que pinchéis en ella para verla en grande porque pocas veces he visto luz con tal delicadeza.

Un rato antes se me cayó la cámara en un aparcamiento y por suerte sólo se rompió el parasol, ni el cuerpo ni el objetivo sufrieron más daño que algún rasponazo. Menos mal, me pilla este espectacular despliegue de fenómenos atmosféricos con la cámara averiada y me tiro de un acantilado abajo, por tonto.

Pareidolia

Recientemente me enteré que se conoce como «Pareidolia» a esa curiosa costumbre que nos hace ir viendo caras en lugares tan curiosos como fachadas de edificios, algo que ya me entretenía fotografiando hace tiempo. Tengo que seguir investigando a ver si hay alguna especialidad de la Pareidolia que explique cómo poniéndote dos rosquillas y una mantecada con el café, acabas viendo caras de mono. Y si no me creéis, a los hechos me repito.

El baño de primero de año

Empieza bien el año, mañanita de sol, con lo cual todo el mundo se echa a pasear por la calle y unos cuántos se bajan a la arena del Sardinero para estrenar la playa desde el día uno. Un servidor secundó la idea y un ratito después de la foto estaba caminando tranquilamente por la orilla mientras me aireaba la brisa marina.

Otros, mucho más atrevidos y valientes no dudaron en meterse al agua en la playa del Camello. Bueno, sí dudaron un poquito pero al final se metieron que es lo que cuenta. Un servidor, con su camiseta, camisa, jersey y cazadora, ni borracho secunda mociones similares porque para morir de una pulmonía siempre hay tiempo y nunca prisa.

En tierra de anchoas

Hay hechos o cosas que definen o dan carácter a un pueblo. En el caso de Santoña son los bocartes o anchoas probablemente lo que más nombre y fama le ha dado, recuérdense los episodios del presidente cántabro (Miguel Angel Revilla) yendo en taxi de visita a la Moncloa llevando unas anchoas de regalo. En Santoña tienen su Cofradía, el puerto está lleno de naves industriales dedicadas al bocarte o directamente con su nombre:

Tengo que reconocer que con lo que me gustan las anchoas, es ver la web de esta empresa y se me hace la boca agua, qué pinta más espectacular tienen las modelos retratadas.

Como no podía ser menos, toda ciudad tiene rotondas…

… y toda rotonda merece una estatua en su parte superior. ¿De qué va a ser la estatua? De unos bocartes, claro. Guapos, lo que se dice guapos, no son, pero se les perdona porque cuando los tienes en un plato delante lo que más te apetece es comértelos, no presentarlos a un concurso de belleza.

Alquiler de bicicletas

Ya os había comentado que una de las primeras cosas que hice al llegar aquí fue abonarme al servicio de alquiler de bicicletas (Tusbic). Cuando quiero pedalear un rato el proceso es muy simple, primero me voy a una de las catorce estaciones de bicicletas que hay en la ciudad, son como ésta:

En ese poste con pinta de cabina telefónica moderna acerco la tarjeta de abonado a un lector, me pide el PIN, selecciono el número de bicicleta que quiero usar y listos, así de fácil. Muy bonitas no son, a la que frena bien le falla el cambio, la que cambia bien frena mal, a la que cambia bien y frena bien le fallan las luces, pero bueno, a caballo casi regalado…

Nacimiento del río Asón

Ay Merce, si ya querías ir a ver el Collado de Asón sólo con ver la carretera, imagínate cómo será el resto del panorama viendo el nacimiento del río en una cascada de más de cincuenta metros de alto que cae justo sobre unos árboles con su colorido otoñal. Insisto, lástima que el sol ya había pasado y la zona de la cascada estaba en sombra, sino los colores hubieran sido de escándalo.

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