En un poblado cántabro (II)

Vamos con la segunda entrada sobre el Poblado Cántabro de Argüeso que visité hace unos días. En la primera mostraba la aproximación y unas vistas generales. Esta entrada irá más sobre los detalles aunque empezamos con otra vista general desde lo alto del poblado. Cuando estábamos aquí arriba nos explicaron el porqué de que esté unos kilómetros alejado de Argüeso: para dar la misma sensación que tendrían sus primitivos habitantes. No hay casas a la vista, ni cables, ni torres eléctricas… nada, vistas despejadas y silencio como hace dos mil años. Milagro, una foto de paisaje sin los tres puñeteros cables de rigor, es que no me lo puedo creer…
Vistas desde lo alto del poblado
Durante la visita vas entrando en cada cabaña y una vez dentro te explican de todo. Desde cómo se construían, qué materiales empleaban y porqué la distribución interior era así. Aquí tenéis a Alicia en plena explicación. Es increíble, una hora de visita y de tan entretenido que me lo pasé parecía que solo hubieran sido diez minutos.
Explicando qué es cada cosa
Ejemplo de unos cuántos trastos variados que hay en cada cabaña. Todo está pensado para ver, tocar, probar, sentirlos, es un gustazo si lo comparamos con otros museos de los de «mírame y no me toques».
Interior de una cabaña I
Cerámica, metal, telas, vestidos, adornos, hachas, espadas, todo bien explicadito, puedes preguntar lo que quieras, tocarlo, probarlo, unas ideas muy gamberras me venían a la cabeza en la contemplación de hachas tan hermosotas pero vamos a abstenernos de darle rienda suelta a la imaginación que enseguida te cuelgan el sambenito a poco que descabeces un par de visitantes.
Interior de una cabaña II
Curiosidades de la vida: las cabañas tienen la puerta hacia el sur, que es por donde entra más luz y los dormitorios hacia el este, que es la segunda dirección más cálida. Como no había Ikea en aquellos años, la cama tocaba hacérsela rellenando con paja una esquina y poniendo una piel encima. Aquí se añadieron unos asientos para poder escuchar las explicaciones cómodamente sentaditos.
Interior de una cabaña III
Tejados había de dos tipos. Primero se hace la estructura circular con ramas de avellano y a continuación se cubre todo con centeno, que bien puesto y mantenido puede llegar a durar ni más ni menos que cincuenta años, o con brezo (ese material con el que se hacían escobas) que puede llegar a durar cinco años. La diferencia es notable. Evidentemente surge la pregunta: ¿porqué usar brezo pudiendo usar centeno? Muy simple, si donde está el poblado no hay centeno, ya me dirás cómo van a hacer techos con ese material… ah, coño, no había caído…
Interior de una cabaña IV
No sólo fuera había calaveras de animales. Colgada de la pared se podía ver ésta, que debe ser de un corzo a juzgar por el tamaño y por la forma de la cornamenta.
Calavera de animal I
O este otro, que no necesita mucha explicación. Con esos cuernos retorcidos todo el mundo imagina a la primera que se trata de un carnero.
Calavera de animal II
El poblado no está acabado y siempre necesita arreglitos. Cada cierto tiempo toca volver a recubrir las paredes así que agua y tierra para hacer adobe, manitas para untarlo en la pared. Otra curiosidad más que aprendí es que los tejados los arreglan o renuevan en días cuanto más secos, mejor, para que la humedad no los pudra. En cambio las paredes se recubren en días húmedos para que seque lo más lento posible y no se agriete el adobe. ¿Quién se lo hubiera imaginado?
Adobe para las paredes
También tenían la reproducción de una estela cántabra del tamaño de una persona. Ejemplo de lo bien que vienen unas explicaciones: para mi lo de dentro son unos muñequitos esculpidos ahí. Cuando te explican el significado, la parte inferior pasa a ser la representación de un guerrero muerto en la batalla al que no entierran sino que dejan que se lo coman los buitres (animales sagrados) para favorecer la entrada en el paraíso (la imagen superior), donde llega triunfante a caballo y es recibido por dos dioses cubiertos por pieles de lobo. La leche… cuanto simbolismo en cuatro monigotes…
Estela cántabra
Lo dicho… que si os pilla cerca vayáis a visitarlo, merece la pena, es un proyecto de lo más interesante, lo mantienen a cuenta de las visitas y es una dosis de cultura en estado puro. El mismo día podéis visitar el Castillo de Argüeso a tres kilómetros del Poblado, comer en el Albergue el Montero de Soto y a la vuelta comprar unas Reinosas en Casa Vejo. Os sale la jornada redonda y cunde el día que da gusto.

Mis queridas esculturas

En Lanzarote he podido comprobar que el virus de las esculturas oxidadas no es privativo de la península, también ha llegado a las islas. Recién llegados fuimos a echar una ojeada al paseo marítimo de Puerto del Carmen. ¿Cómo era la primera escultura que nos topamos? Hierro. Oxido. Fea. Muy fea. Y mala de entender. No lleva farola incorporada, estaba detrás aunque engaña por el ángulo en que saqué la foto. Claro que después empezamos a ver cosas de César Manrique y similares que casi hacen bonita a esta…
Escultura en Lanzarote

Antes de la tormenta

Hoy toca una panorámica de esas que mejor pinchar en ella para verla tamaño grande porque directamente en el blog sale tamaño microbio. Se trata de la Playa de la Arnía hace un par de domingos, allá nos fuimos de mañana y hacía un solazo que no veas. Rato de pasear por la orilla, rato de hacer el alpinista dominguero por las rocas, nos papeamos un arroz con bogavante allí al lado y cuando volvimos a la arena empezó a nublarse. Poco antes de irnos estaba el cielo completamente cubierto. De camino al coche empezo a llover y mira tú, por el mismo precio nos llevamos una mojadura a casa…
Playa de la Arnía con cielo revuelto
En la panorámica podréis ver los dos de la cruz roja a la izquierda, un par de elementos con cámara en lo alto de un peñasco y el islote de Covachos allá al fondo detrás de la pareja que está de pie. La marea estaba tan baja que la gente llegaba andando hasta ese islote, otra tarea que tengo pendiente hacer pero nunca me acuerdo.

Casi, casi…

Fijaros qué pintada se puede ver en Pedreña. A última, ultimísima hora se dieron cuenta del «Pagen» y metieron una «u» pequeñita para corregir la pifia. Lo que no sé es para qué o por qué pusieron ahí ese «El», no pinta nada, no tiene sentido y distrae del mensaje principal. ¿Será que no sabían si «crisis» era masculino o femenino y quisieron curarse en salud…?
Pintada con errata corregida
Moraleja: ya lo he dicho cincuenta veces, si vas a hacer una pintada haz antes un boceto en papel y llévalo contigo. Te ahorrará disgustos.

La torre del puntal

Llegando casi al final de la playa de Somo hay un par de torres que siempre me he preguntado para que serán. Ahí tenéis una, la que apunta en dirección a la entrada de la bahía.
Torre del Puntal I
Base de cemento, ese triangulito, unos cuántos aparatos en la parte superior, unas placas solares, un molinillo eólico que no sé si será para medir la velocidad y dirección del viento o para generar energía eléctrica, ¿será para ayudar a los barcos en su entrada a puerto?
Torre del Puntal II
Luces no le había visto ninguna hasta un día que me fijé y sí que tiene algo parpadeante, pero extrañamente lo hace en blanco y no en un color más o menos llamativo, o ese verde y rojo que se usa en las boyas delimitadoras del canal navegable. Hasta grabé un vídeo para verlo. Como andaba poco espabilado lo grabé en vertical, esa forma tan simpática de desaprovechar la mitad de la pantalla.

Francamente me tiene sorprendido. Aún no he encontrado nada que me indique para qué es o porqué está ahí pero seguiré buscando hasta dar con ello, que con tiempo y paciencia todo se consigue (salvo que me toque la primitiva, por mucho que lo intento no hay manera).

El cuento de nunca acabar

Lo de los barcos hundidos en Somo, claro. Qué le vamos a hacer si cada temporada que paso por esa playa hay variaciones, uno no sabe estarse callado y hay que contárselo al personal…

Domingo pasado, día precioso de playa, por fin lleno absoluto en la playa, marea viva con coeficiente de 104 (muy alto) y tremenda bajamar que deja totalmente al descubierto el Elin Christine.
Restos del Elin Christine I
Le pude sacar fotos tranquilamente por un lado y por otro, verlo, tocarlo, dar una vuelta alrededor y todo ello sin arriesgar mi integridad física.
Restos del Elin Christine II
La gente aprovechaba para bañarse en las pozas que se forman junto al casco. Ahí pude ver donde está el problemilla de acercarse al barco cuando la marea está más alta. ¿Véis cómo detrás de esas personas el agua está más verdosa (más profunda)? Pasa lo mismo que a la derecha en primer plano, hay un notable hundimiento en la arena de modo que si te acercas hasta el barco con el agua por el ombligo te metes en esa poza y te encuentras de golpe con el agua al cuello. Si a eso le sumas que el agua hace algo de remolino ya la tienes liada.
Aprovechando el pecio como piscina
Fijándome, fijándome, el problema viene por los agujeros en el casco del barco. Por aquí entra agua, se acelera, se lleva la arena del suelo y crea el remolino.
Casco agujereado
Tanta duda que tuvimos con este barco, si era el Antártico, si era el Elin Christine, al final lo mejor y más fácil para resolverlo hubiera sido preguntarle al propio barco.
Proa con nombre I
¿Lo véis vosotros también? ¡Si tiene el nombre escrito en los restos de la proa! No sé cómo no se me ocurrió (sí que lo sé, porque soy un desastrillo, doy mil vueltas para averiguar el nombre y no caigo en lo más sencillo).
Proa con nombre II
Recupero ahora una foto antigua del Gaby, el que está hundido a media playa. Así estaba el año pasado. Parte de los restos sobresalían casi un metro hacia arriba.
Restos del Gaby
Cuando llegué al lugar donde debería estar… nada. ¿Lo habrán retirado? Creo que no, en el centro de la imagen veo una esquinita que me suena conocida.
Restos del Gaby a lo lejos
Y tanto. No lo han retirado, simplemente lo ha cubierto la arena. Tan sólo sobresalen un par de esquinas de la proa.
Restos del Gaby I
Milagro, en toda la playa ha ido disminuyendo la cantidad de arena, en algunas zonas se nota mucha más inclinación o desniveles bruscos por toda la que falta pero se ve que se ha acumulado justo en este punto para tapar los restos del Gaby. No hay mal que por bien no venga, por lo menos quedan tapadas esas esquinas oxidadas y cortantes que daban miedo. A ver qué pasa en invierno, cuando vuelvan los temporales a llevarse la arena. Allí estaré para verlo y de nuevo volveremos sobre este tema.
Restos del Gaby II

En un poblado cántabro (I)

Cuando pasé visita al Castillo de Argüeso vi allí al lado unos carteles anunciando un «Poblado cántabro». Ibamos cansados, era tarde así que lo dejamos para la siguiente vez que pasáramos por allí. Total, me imaginaba que sería algo así como un centro de interpretación: muchos carteles para leer, muchas letras, poco interés, etc. Ya os lo anticipo, me equivoqué de cabo a rabo. Este fin de semana pasado aprovechando que estaba al ladito fuimos a verlo. En Argüeso está el cartel que indica la dirección del poblado cántabro. Enfilamos, la carretera se convierte en un buen tramo de camino de tierra y piedras.
Camino hacia el poblado cántabro I
Y estiércol, que con la cantidad de vacas que pastan a los lados de la pista, buenos montes de estiércol se ven también.
Estiercol junto al camino
Debimos llegar en esa época en que nacen las crías de media manada porque aquello estaba lleno de terneritos. Ya se sabe lo que pasa, foto, foto, otra foto, y no me bajo a jugar con ellos por el tamaño de la madre y sus cuernos, que sino allá me iba directamente.
Vaca y ternero
Un buen rato después llegamos aquí, a lo que se supone es un parking pero no deja de ser un simple trozo de campo llano a un lado. Allí quedó el coche y nosotros seguimos andando.
Parking del poblado cántabro
El poblado a trescientos metros decía la señal anterior… no sé que sistema métrico usan estos cántabros, pero casi unos diez minutos tardamos en llegar y en ese tiempo garantizo ante notario que recorro más de trescientos metros aunque sean en subida.
Camino hacia el poblado cántabro II
Por fin aparece la puerta del poblado cántabro. ¿Qué nos esperará dentro?
Puerta del poblado cántabro
Entramos. Echamos una ojeada. Un par de cabañas a la izquierda y un montón de huesos puestos en círculo. ¡Ay madre que aquí se comen a los visitantes!
Cabaña de información y huesos
Falsa alarma… son huesos de animales, supongo que caballos, vacas, ovejas y demás. Craneos humanos por suerte no vi ninguno así que dejé de temer por mi integridad física.
Calaveras que me miran
Arriba a la derecha otras tres cabañas iguales y una más a la izquierda, que se sale de plano. No importa, ya sale una foto bien maja con estas tres unifamiliares y los repollos en primer plano.
Otras tres cabañas
En el suelo unas piedras dispuestas en semicírculo, quien sabe si para una adoración al sol o para el sacrificio humano del primer hombre con cámara y poco pelo que entre ese día por la puerta…
Piedras junto a la entrada
Y ahora sin bromas… vaya sorpresón que me llevé con este poblado. Se acercó a recibirnos una chica (Alicia) encantadora que nos fue explicando todo. Cuatro euros por visitarlo, diez si quieres hacer alguno de los talleres que ofrecen. Las piedras de la foto anterior forman parte de un taller en el que enseñan a hacer pan, primero hay que molerlo y esas piedras son molinos primitivos en los que moler trigo a mano. El poblado cántabro es un proyecto autogestionado, es decir, todo esto lo llevan entre 4-6 personas, no reciben subvenciones y viven de lo que cobran por entrar o las cosas que venden. Empezaron en 1995 y me parece un verdadero milagro que sigan así a día de hoy. En la visita de cuatro euros y una hora de duración muestran cómo era un poblado, como vivían, cómo se hacían las casas, un montón de instrumentos (hachas, espadas, piezas de orfebrería, etc), todo está pensado para tocar, probar, experimentar, sentir lo que sentían los cántabros hace dos mil años… vamos, que me dejó alucinado. En la siguiente entrada os iré mostrando unas cuántas cosas del interior, pero si pasáis cerca no os lo perdáis porque merece muy mucho la pena. Si váis con niños veréis cómo lo disfrutan mucho más. ¿Mas información? En su blog, o en su Facebook.

La vía verde del Pas

Hace ya tres añitos había comentado que pasé por Puente Viesgo e hice algún kilómetro de la Via Verde del Pas, esos antiguos recorridos del ferrocarril en desuso que se reacondicionan como rutas senderistas. Tenía pendiente mostrar alguna foto de lo que fuimos viendo por el camino pero como uno tiene la cabeza en las nubes quedó el asunto más en intenciones que en realidades. Pues nada, más vale tarde que nunca, aquí están. Empezamos la caminata junto a la antigua estación de Feve que se ve en la entrada del enlace anterior y pronto pone el diablo en nuestro camino un banco por si queremos sentarnos a rascar la barriga en vez de esforzarnos andando.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo I
¿Complicaciones de este tramo de ruta? Cero patatero, fijaros qué suelo y qué fácil es andar por ahí.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo II
Se ven cosas curiosas, como esta casa construida aprovechando una roca. Media pared que se ahorran.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo III
O esta otra construcción, una plataforma con techo sobre un lavadero antiguo.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo V
Que por cierto, el lavadero estaba que daba asco, casi no se nota que está abandonado. Otra vez que volví a pasar por aquí estaba aún peor, con restos de botellón.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo IV
Aquí se puede ver el Monte Castillo donde están varias de las cuevas que ya visitamos. Lástima del viaducto porque joroba la vista totalmente.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo VI
Llegamos a otra represa del río donde el agua se embalsa y dan ganas de tirarse a chapuzar un rato. En el medio hay algo triangular que no sé qué será, no parece un puente y no sé para qué puede servir.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo VIII
Foto ampliada por si alguien tiene alguna idea. Parece como si dirigiera el agua hacia esa otra parte curva que hay en la parte baja de la presa, pero sigo sin saber cuál puede ser su función.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo VII
Seguimos andando, seguimos viendo rincones bonitos del río hasta llegar un punto en que conectas con la carretera nacional y parece como si la vía verde siguiera por el arcén, cosa que no me hace mucha gracia por los coches que pasan a tu lado así que dimos media vuelta y aquí mismo damos por concluida la caminata.
Via verde del Pas desde Puente Viesgo IX
¿Qué os apetece hacerla completa? No hay problema, aquí podéis descargaros un mapa con toda la información completa y a disfrutar se ha dicho.

La zapata perdida

Atención señores fotógrafos que gusten de la montaña: si usted pasó por el Pico Tres Mares hace poco y perdió una zapata del trípode como esta:
Zapata en el alambre II
Sepa usted que alguien la ha encontrado y la dejó colgando de una valla de alambre que hay a la derecha a medio camino, justo donde empieza la subida más empinada al mirador.
Zapata en el alambre I
Como me imagino que nadie la querrá salvo que tenga un trípode similar puede ir a buscarla que seguramente permanezca ahí, aunque viendo lo que vale una zapata y lo que probablemente cueste llegar hasta allí sólo en gasolina quizá resulte más económico olvidarla y comprarse una nueva.

Lo nunca visto

Mira que es complicado sorprenderme, pero ayer domingo que nos pasamos por la playa de Somo hubo algo que lo consiguió. En esta playa se suele hacer la vista gorda a esa prohibición de llevar los perros, es bastante normal ver gente paseando con su mascota. A mi no me importa en absoluto (mientras recojan las cacas, claro), ya sabéis que me encantan los chuchos y da gusto verlos disfrutar revolcándose en la arena, metiéndose en el agua o persiguiendo una pelota.

Pues bien, dándome una vuelta por la playa veo un perro (o eso creía yo) a lo lejos con una especie de funda surfera de color rosa. Como la figura era un tanto rara me estaba preguntando de qué raza sería hasta que la parienta me dice… oye… ¡eso es un cerdito!
Cerdita en la arena de Somo I
No me lo podía creer. Nos fuimos acercando y efectivamente, alguien se había llevado a una cerdita tamaño mini para que disfrutase del sol y de la arena. Toda la gente que pasaba por allí se quedaba con el detalle y más de uno nos paramos a sacar fotos. Como yo le echo mano a todo lo que se mueva, allá que me acerqué, le hice un par de cucamonas y la gorrina encantada de la vida. Ya digo que pocas cosas me llegan a sorprender últimamente, pero ésta lo consiguió.
Cerdita en la arena de Somo II

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