En DÃcido, Mioño y alrededores, con eso de que vivÃan de la minerÃa todo son homenajes al respecto. Uno para Neptuno, dios del mar cuyo nombre coincidÃa con el nombre de la explotación minera de la playa de DÃcido. Otro en Mioño, homenaje al minero, a las vagonetas y a la locomotora de la mina. ¿Qué nos faltaba? Un homenaje a los caballos que trabajaban tirando de las vagonetas. Pues también lo hay…
Está en el aparcamiento de la playa de DÃcido, construido en plan cubista a base de trozos de mi querido hierro oxidado, pero bueno, se perdona por lo que representa.
Pobre AgustÃn de Argüelles
No sabÃa yo quien era tal persona hasta que en Ribadesella, delante del ayuntamiento, encontré un busto en su memoria. Según dice la Wikipedia, fue abogado, polÃtico, diplomático, presidente de las Cortes en 1841 y tutor de la Reina Isabel II, además de padre de la Constitución de 1812 como bien especifica el pedestal.
Pero esto es España, y ni aún asà se ha ganado que respeten la estatua. ¿Lo véis?
Pues esto mismo. ¿Dónde estará mejor el chicle usado que en las fosas nasales del homenajeado? Tirarlo a la papelera es demasiado sencillo, ¡hay que fomentar la creatividad y la innovación, hombre!
Subida al Pico de la Miel (II)
Retomamos la subida al Pico de la Miel tras una primera parte que me dejaba con la cima a la vista y las glándulas salivales funcionando a todo vapor (se me caÃa la baba) sólo de pensar en las fotos que podrÃa sacar desde arriba del todo. El camino esta vez estaba marcadito y bien marcadito y, como uno aprende de los errores pasados, ni un milÃmetro me desviaba del sendero visible.
Cosa curiosa que en dirección sur se pueden ver los restos de la Estación de esquà de Lunada, pequeñita y con pocas pistas pero otra opción invernal más… de no ser porque está abandonada. A sólo 1.300 metros de altura y con una carretera de acceso que pasa dÃas y dÃas y dÃas cortada por los neveros, poco futuro le veo.
Bonito mirador esas piedras de la derecha, es posible llegar hasta ellas, subirse encima y disfrutar de las vistas del valle como si estuvieras en lo alto de un púlpito. Yo me abstuve, que para 2014 ya cumplà mi cupo de arriesgar la vida tontamente.
Pero qué vistas… qué montaña… qué ladera cortada tiene el Pico de la Miel, como ahà arriba todo sea igual de bonito voy a quemar el disparador de la cámara por exceso de uso, voy a sacar quinientas fotos, material para veinte panorámicas, me lo voy a pasar pipa.
Hago una paradita para repostar, beber, sacar alguna foto con el móvil y mandárselo a la parienta para que se haga a la idea de que otra vez estoy al borde de poder cobrar mi seguro de vida en plena época de rebajas y esas cosas. Huy… ¿de dónde ha salido esa nube?
Huy, huy…
Huy, huy, huy…
Huy, huy, huy, huy, huy, huy… ¿¿¿pero qué ha pasado aquÃ??? ¿¿¿Quien ha apagado el sol??? ¡¡¡Pero qué es estooooooooooooooo!!! ¡Tramposos! ¡Esto no vale! ¡Yo no juego!
Asà que cuando me quise dar cuenta, esto es lo que habÃa. La cumbre estaba ahà delante, sÃ, pero ¿me arriesgo a subir? ¿Seré capaz de encontrar el camino para volver a bajar? Y una vez arriba… ¿cuántas fotos decÃas que ibas a sacar?
Fue visto y no visto. En cinco minutos pasamos de unas vistas preciosas a un no-se-ve-nada precioso. ¿Será que soy gafe? ¿Será que el patrono de los excursionistas campestres ha decidido reirse de mi?
Otra de Yipi Yipi Yeah
Hace tiempo que no veo ninguna obra nueva de los de «Yipi Yipi Yeah» en Santander, seguramente vinieron a pasar unos dÃas, dejaron su huella por la ciudad y a los Madriles se volvieron. Una oveja en la Plaza del Cuadro, un Nostradamus junto al Ku-De-Ta y un Moai a la entrada del Pasaje de la Peña. Eso era todo, pensé. Pues no, faltaba uno al principio de la calle Arrabal.
ParquÃmetro, señal a su izquierda y ésto justo encima, un oso exhibicionista. Ya me gustarÃa saber si hay más por la ciudad, pero en su web ni siquiera figuran éste, ni los otros que vi antes. Seguiremos con el mismo sistema: los ojos bien abiertos y a ver si de chiripa aparece alguno más…
Camino de Piedrasluengas (II)
Finalizada la sesión fotográfica ovina en La Lastra descrita en la entrada anterior, salimos camino del puerto de Piedrasluengas y conforme nos adentrábamos se me iba quedando la boca más y más abierta mientras circulaba por una carretera a través de un desfiladero. Prefiero no imaginarme cómo puede ser este paisaje con nieve porque me pongo malo. Me parece que mi Clio va a especializarse en la conducción invernal sà o sÃ.
SeguÃamos avanzando por la carretera de montaña cuando al girar una curva aparece un embalse en medio de la montaña, enorme, majestuoso, incluso en Google Maps es mucho más llamativo porque parece un simple muro de ladrillo entre dos montes. En mi vida habÃa visto una presa tan estrechita.
Se trata del embalse de la Cohilla, construido en 1950 en la cabecera del rÃo Nansa, el mismo que recorre Cantabria de sur a norte y desemboca en la rÃa de Tina Menor.
Se me hacÃa bastante raro verlo allà arriba, cuando lo más normal es ir yendo a la misma altura que el embalse. Este no, y aún nos quedaban por hacer unas cuántas curvas para ponernos a su nivel.
El panorama os aseguro que era impresionante. Lástima del dÃa, nublado y neblinoso como tantos al principio de la primavera, porque esto en época más veraniega, con más verde y mucha más luz puede ser un alucine.
Dos caidas de agua se aprecian en la parte derecha, no sé si cascadas, rebosaderos o que el agua se escapa como buenamente puede.
Esta es la de la izquierda, no sé si es natural, medio natural y medio artificial, si era una cascada y le han colocado un muro a medio camino, sea lo que sea merece la pena verlo.
Aquà más de cerca, parece como si hubieran hecho un túnel, recortado un trozo de monte, alisado con cemento, puesto un muro y la parte inferior siguiera siendo natural. Para qué lo vamos a negar, a mi todas estas cosas me encantan.
Este es el fondo de la presa. Qué paisaje más curioso, con la mitad de roca, la mitad de cemento y una casetita embutida allá abajo.
Según se ve en la caseta, hay dos tuberÃas de diámetro bastante grandes en la parte inferior. Me imagino que aquà tendrán también una central hidroeléctrica y por esas tuberÃas saldrá el agua que mueve las turbinas.
Hay una página donde aparece el estado de los embalses. Algo raro debe pasar con éste porque está a un miserable 16,67% de su capacidad, cuando el año pasado estaba al 66,67%. Quizá lo estén vaciando, buen momento para ir a echar otra ojeada y disfrutar de otra sesión de curvas.
Adiós al cobre
Hace tiempo ya comenté con qué facilidad robaban el cobre de la cubierta exterior del Centro de Interpretación del litoral en la playa de La Maruca. En su dÃa iba desapareciendo por detrás y algo de los laterales, la fachada más o menos la respetaban seguramente porque da a la carretera. Pues ahora ni eso.
Medio tejado ya ha desaparecido, arrancado por los «amigos de lo ajeno».
Fijaros qué aspecto. Y volverán, volverán y volverán hasta que no quede nada, eso tenerlo seguro.
Se han llevado hasta el canalón. Por lo que he oÃdo, existen bandas organizadas que son como manadas de lobos. En cuanto ven algo que les llena el ojo, al ataque una vez, y otra y otra, sin respetar nada. ¿Qué los pilla la policÃa? Al dÃa siguiente, sino el mismo dÃa, están en la calle otra vez.
Lo mismo está pasando con Sniace, desde que cerró la fábrica es un saqueo contÃnuo. ¿Hacen algo nuestros queridos polÃticos? No, que va. Los compañeros de profesión se respetan, ya se sabe que entre bueyes no hay cornadas. Y a nosotros, que nos den.
Monumento a Antonio Sagardia
Ya que el otro dÃa hablábamos de monumentos provenientes de la guerra civil y similares, hay uno que me ha dejado alucinado. Cuando volvÃamos de Orbaneja del Castillo, al pasar por la zona de Cilleruelo de Bricia (un poco antes del Puerto del Escudo) de pronto se me metió algo por el rabillo del ojo derecho. Vi de refilón un monumento al lado de la carretera que no pude distinguir. Tampoco me paré porque estaba anocheciendo, pero me quedé con el tema para visitarlo la próxima vez que pasara por los alrededores.
A mediados de julio hice un recorrido por la Vega del Pas y Las Merindades, me sobró un ratito y allá me fui. Aquà estoy, arriesgando al vida al cruzar la carretera nacional para sacar una foto desde la orilla contraria. No veÃa ningún coche a menos de un kilómetro, pero mira, el riesgo siempre existe. Igual me da un pasmo de alelamiento mientras estoy en medio de un carril y montamos una buena.
Dos columnas de piedra, aguila en el escudo, 62D que indica que el monumento está dedicado a la 62 División del ejército y coincide con el año en el que fue hecho, 1962. Pues de temas de la guerra civil no será, porque eso cae unos añitos más adelante.
De todas formas lo bonito y lo que venÃa a ver no eran estas columnas. Era eso del fondo.
La leche… bien majo está el monumento, a mi estos lineales y curvilÃneos me encantan, tiene un aire innegable a los años 30. Si le sumas el sol en el sitio perfecto a los colores de piedra, bosque y cielo, raro es que no salga una foto planchada.
Justo delante hay lo que parece ser una tumba. ¿De quien será? ¿Habrá alguien realmente enterrado aqu� ¿Le molestará mi presencia y saldrá a llamarme la atención en plan «Thriller» de Michael Jackson?
Vamos a ver la inscripción del monumento, seguro que me entero de más cosas que viendo el sepulcro.
O sea, que esto está dedicado al General de ArtillerÃa Antonio SagardÃa. Directo a la wikipedia a ver quien era el hombre este. Por lo que he leÃdo, me sorprende que este monumento siga ahÃ. Puedo entender que se mantenga algo a un militar de uno y otro bando que haya combatido heroicamente durante la guerra y esas cosas, pero por lo visto Antonio SagardÃa además de combatir se dedicó a la represión con saña, a las ejecuciones extrajudiciales (buscar fusilamientos en el kilómetro 14 de la carretera de Covanera o las ejecuciones en la Torca Palomera de Mozuelos de Sedano) e incluso llegó a mandar fusilar a 67 personas en el Pallars-Sobira incluyendo mujeres, ancianos y niños. Si a alguien asà se le mantiene un monumento, apañados vamos. En este otro blog tenéis un interesante relato de las «hazañas» de este general.
Los años no perdonan, la falta de mantenimiento tampoco y las losas de la parte trasera se han ido cayendo poco a poco.
Esta visto que los seguidores del tÃo Paco tenÃan una clara fijación con estar presente, porque vaya invasión de la palabrita por este lado del monumento.
Para finalizar, me quedo con tres pintadas al otro lado de la base. Una con la que no puedo más que estar de acuerdo.
Otra, doña Odilia que no puede ser dominada y asà lo proclama al mundo mundial en este monumento. Señora Odilia, hacerle saber que «indominable» no es palabra reconocida por la RAE (Real Academia de la Lengua) y serÃa más correcto utilizar la palabra «indomable».
Para finalizar, hay gente con el «sÃndrome del fechador» que va dejando por ahà la huella de su paso en forma de pintada con la fecha. Algo similar habÃa visto por la zona de Polientes, a ver si edito las fotos y las pongo por aquà para que veáis a qué me refiero.
Villa Enanitos
A mi me encantan los enanitos de jardÃn, qué le vamos a hacer, alguna fijación hortera tenÃa que tener. Pero como se suele decir, a todo hay quien me gane. Cerca de la playa de La Arena, entre Cantabria y Euskadi, hay una casa que deja mi afición en pelotilla picada.
Eso que véis no es la casa. ¡Es la casa de los enanitos! Tócate las narices con la construcción y con el decorado que han montado en el jardÃn.
Enanitos con rastrillos por aquÃ, enanitos sentados por allá, casas, torres, torreones, verjas, otro enanito asomado al balcón… la releche. Esto son horas, horas y horas de trabajo.
Como no, faltaba el enanito más gamberro «haciendo un calvo» a los que nos paramos a retratarlo…
Flavióbriga
Anda que no habÃa ido veces a Castro Urdiales y ni me habÃa enterado que en una de las calles que van a dar al puerto, cerca del ayuntamiento, hay un centro de interpretación donde ver las huellas del paso de los romanos por la zona. Además, muy discretito no es que sea precisamente.
Estas son las cosas de poner poca atención al leer, mira que habÃa visto referencias a «Flavióbriga» (la de Castro Urdiales) y a mi me venÃa a la cabeza «Julióbriga» (la de cerca de Reinosa), por donde ya pasé y de la que ya hablé. Pues no, son dos distintas y bien alejadas.
Dentro hay esto que se ve. Unas excavaciones, unos cartelones en las paredes explicando las historias de los romanos, unas vitrinas con objetos expuestos… y poco más.
Ah, sÃ, el original del Neptuno cántabro con su delfÃn en la mano izquierda y su collar de oro, que apareció en un monte de Mioño. Ya lo conocia, aunque de rebote como tantas otras cosas. A ver si me pongo un dÃa y os cuento donde lo vi por primera vez.
No sé que pasa con la C
Parece como si algunos le tuvieran manÃa, porque a la mas mÃnima la cambian por una zeta como se puede ver en la pintada.
Y no es el único caso. Según voy leyendo cosas cada vez veo más gente que suelta un «realize», un «despieze», un «empieze» y cosas por el estilo. ¡Señores! Un poco de cuidado con la ortografÃa, que se empieza por estas cosas y se acaban cambiando las q por k, las v por b, jubilamos la hache y nos quedamos a medio abecedario.