Probablemente, el barrio más conocido de Santander sea el Barrio Pesquero. Está en la entrada de la ciudad, en la orilla derecha de la Dársena de Maliaño, encajonado entre esa dársena y un montón de naves industriales. Luego viene la Biblioteca Central de Santander y el trozo de muelle donde paran los ferries como paso previo al eje Centro BotÃn – Paseo de Pereda.
El aspecto exterior del barrio es bastante pobre, parece una colección de viviendas sociales dejada de la mano de Dios. Pide a gritos una buena reforma que estaba pensada, medio planificada pero al final se ha quedado en nada. En qué estado estarán, que hace unos años a una de las casas se le hundió el suelo y la tierra se tragó a una madre y una hija que estaban comiendo tranquilamente. Por suerte cayeron sólo hasta el sótano, aunque el susto no se lo quita nadie.
Yo me acerqué unas cuántas veces a pasear por sus calles y de dÃa aún pase, pero de noche me lo pensarÃa dos veces antes de vagar sin rumbo. Igual no sucede nada, pero las sensaciones no iban precisamente por el lado de la tranquilidad. Poco vi destacable por allÃ, salvo el puente levadizo, el astillero donde reparaban la compuerta del dique de Gamazo y un par de calles dedicadas a dos tÃos diferentes. El primero el tÃo MechelÃn, un personaje de la novela Sotileza de Jose MarÃa de Pereda.
La otra, que menudo nombrecito tiene también, es el «Tio Tremontorio» (otro de los personajes de Pereda, esta vez del relato «La Leva» en el libro «Escenas Montañesas«).
Quizá lo más conocido sean unos cuántos bares y restaurantes que hay en el centro del barrio, aunque si os soy sincero no puedo opinar porque aún no he pasado por ninguno, que ya es raro. Si alguien me puede dar alguna referencia, cuál merece la pena especialmente (o no) y esas cosas se agradecerá toda la información posible.
El único que me suena de algo es «Los Peñucas», y no por la comida, sino porque pertenece a la familia de Iván de la Peña, ese jugador de fútbol que va al mismo peluquero que yo y pasó por un montón de equipos de España y el extranjero. Si algún dÃa voy a comer allà habrá que pasar antes por un chino (es que en las tiendas «oficiales» te mandan un viaje al bolsillo que te quedas sin fondos para la comida) a comprar una camiseta del Español, el equipo en el que jugó más tiempo, a ver si caigo en gracia y viene un surtido de centollas para celebrarlo.