El puente sobre el Asón

Cruza el río Asón a su paso por Colindres un puente que probablemente sea primo-hermano del cargadero de Dícido, porque en cuestión de mantenimiento parece que va por el mismo camino.
Puente sobre el Río Asón III
En cuanto se acerca uno ya lo ve roñoso, la pintura desvaída y con claros síntomas de mantenimiento escaso. Igual es que al ser el pariente pobre del puente de la A-8 que pasa justo al lado ha caído en desgracia y le dedican poco más que unos cuidados mínimos.
Puente sobre el Río Asón I
Por favor señores políticos, un poco de amplitud de miras. Llamamos a Okuda para que haga un diseño de colorines, contratamos unos cuántos parados para que lo lijen y pinten, conseguimos de una tacada dar trabajo a un grupo de personas durante unos cuántos meses y obtener un elemento icónico que atraiga turistas hacia Treto y Cicero. Todo es ponerse, oigan, y si necesitan mi servicios como consejero ideístico (en esta misma web pueden ver la cantidad de «discurriciones» que se me pasan por la cabeza) ya saben que por cuatro duros rápidamente me vendo.
Puente sobre el Río Asón II

Hoy estaba poco inspirado

No lo digo por mi, lo digo por el encargado o encargada de pintar en el suelo el pictograma que simboliza a un discapacitado. Con lo fácil que era copiar el de la señal, van y pintan un señor sentado con un paréntesis detrás o una onda sónica que hace pensar si eso azul será un lugar reservado para expeler ventosidades gigantes. En fin, se perdona porque todos tenemos nuestros días malos…
Espacio reservado para minusválidos

Bufones en Cabo de Ajo

Recordando la entretenida caminata que me había pegado hace un año o dos en las inmediaciones del Faro de Cabo de Ajo, allá me fui con intenciones de recorrer acantilados, rocas, peñas, campos y playas aprovechando un domingo de sol mañanero. Pero con las ganas me quedé porque la puerta del faro ya no invita a la visita, como en la vez anterior, sino que estaba cerrada a cal y canto. Cachis la mar…
Entrada al faro de Cabo de Ajo
Qué se le va a hacer. Me voy a hasta un pequeño parking que hay en las inmediaciones y pasito a pasito (saltando alguna valla por el camino, pero eso no se lo digáis a nadie) dirijo mis pasos hacia la mismísima puntita del cabo.
Cabo de Ajo I
Las vistas, como siempre, preciosas. A la izquierda acantilados, a la derecha se ve una pequeña cala (probablemente la playa de La Arena). Menudas vistas deben tener desde esas casitas en todo lo alto del acantilado que asoma por derecha.
Cabo de Ajo II
A continuación otra pequeña punta y el Cabo de Quejo. En el saliente de delante se aprecia un caminito acabado en algo blanco, supongo que un vértice geodésico, un monumento o algo similar. La próxima vez que tenga ganas de andar un rato ya tengo un buen candidato para visitar y me entero de qué es esa cosa blanca.
Cabo de Ajo III
Es estas faenas andaba metido cuando veo que de las rocas sale lo que parece un chorro de espuma convertido en un arcoiris por el reflejo del sol. Ostras, qué cosa más maja, vamos a ver qué es. Tiene que ser interesante porque arriba a la derecha hay algo como los restos de un mirador.
Cabo de Ajo IV
Efectivamente. Esto debió ser un mirador del que tan sólo quedan el recuerdo, una base de cemento y cuatro ladrillos en pie.
Cabo de Ajo V
Aquí está más de cerca. Mirador construido apoyándose en una roca, suelo irregular no apto para montañeras con tacones y Cabo de Quejo al fondo.
Cabo de Ajo VI
En cuanto bajé un poco más, cambiaba el panorama notablemente. A esta zona le da muy poco el soy y mucho la espuma de las olas así que las rocas estaban oscurecidas, húmedas y ligeramente resbaladizas. Sorpresón que de pronto aparece un túnel para pasar por debajo del acantilado.
Cabo de Ajo VII
Túnel que justo acababan de cruzar otros dos visitantes que se iban, así que saqué la cámara y venga foto a ver si sale algo majo. Ni fú ni fá.
Cabo de Ajo VIII
Allí paradito comprendí de donde venía el chorro de espuma que había visto un rato antes. Aquí hay «bufones», grietas en el acantilado por donde la fuerza del mar hace salir agua de las olas a presión. Tremenda jodienda que había empezado la bajamar hacía un buen rato y no conseguí retratar ningún chorro de espuma saliendo, pero sí se oía esto en bajamar (incluso al final se ve salir una ligera espumilla), imaginaros lo que se verá en una pleamar potente.


Como no podía ser de otra manera finalicé recorrido cruzando el túnel y subiéndome a una pequeña loma justo enfrente para retratarlo. Tiene una forma tan curiosa que parece como si la montaña llevara un antifaz.
Cabo de Ajo IX
Por su posición, si me hubiera limitado a caminar hasta la punta del acantilado no me hubiera enterado que debajo hay ésto. Gracias a ese chorro de espuma por descubrírmelo. Por cierto, buscando más información en casa me he enterado que se llama «La ojerada», si queréis ir o ver más imágenes no tenéis más que buscar en Google y hay un montón.
Cabo de Ajo X

Lo mío es mío

Eso es lo que deben pensar los del Obispado de Santander sobre a la iglesia de Agüero, situada justo frente al Castillo de Agüero que ya salió por aquí. Una empresa madrileña propietaria de la «Casona de los Agüero» colindante a la iglesia les reclamaba la propiedad. Aunque finalmente un juez ha dicho que de eso nada, el asunto traerá cola al figurar desde 1882 la iglesia a nombre de los propietarios de la empresa en el Registro de la Propiedad. Veremos como acaba la cosa finalmente, si el tema se prolonga en el tiempo con recursos y más recursos lo más seguro es que se la acaben quedando los abogados que suelen ser los únicos que ganan con los pleitos.
Iglesia de San Juan en Agüero

Arrebatos de fotógrafo

A pesar de que lo mío es la foto intrascendente, jocosa y de escasa relevancia, hay veces que de pronto me viene un ramalazo recordándome las que hacía por aquellas épocas en que me tomaba la cámara en serio y mira tú, hasta se dejan ver. Aún recuerdo la época en que andaba detrás de cada reflejo que se me ponía delante porque suelen salir unas cosas bastante majas.
Universidad Laboral de Gijón
O experimentaba uniendo una velocidad de obturación lenta al movimiento horizontal de la cámara para obtener cosas como ésta.
Barrido en la puesta de sol
Y no digamos nada de la profundidad de campo, que a veces pongo una apertura de f2 en el objetivo y a ver qué soy capaz de hacer con eso. Los resultados cuanto menos son curiosos.
Jugando con la profundidad de campo
Pues esto es lo que hacía antes. Luego monté un blog, empecé a tomarme la fotografía en plan cachondeo y ya véis cómo degenera la cosa día tras día.

El carnero de cuatro cuernos

Nos habíamos acercado hasta el Molino de mareas de Jado para dar una vuelta por la zona y cuando desandábamos el camino para reincorporarnos a la carretera que lleva a Santoña echo una ojeada a un carnero que pastaba tranquilamente y ostras… a ese bicho le sobran cuernos o es que me echaron droja en el colacao y veo doble…
El carnero de cuatro cuernos I
Pues no, nada raro en el colacao, efectivamente el bicho tenía un par de cuernos oficiales y otro de recambio. Buscando imágenes en Google parece que no es algo del todo extraño, aunque he de reconocer que es el primero que veía y que bien asombrado me quedé. La parienta tampoco había visto ninguno en su vida, algo más comprensible porque no suele frecuentar compañías tan exentas de glamour pero si la dejo cinco minutos es capaz de ir a junto del bicho y repelarlo para hacerse un abriguito.
El carnero de cuatro cuernos II

Recorriendo la Isla de Pedrosa

Para quien no lo sepa, la Isla Pedrosa es otra de las islas situadas en el interior de la bahía santanderina, que aún hay unas cuántas. Si hacemos historia, anteriormente se la conocía como «Isla de la Astilla» pero realmente ni es isla ni es ná, está unida a tierra por un puente y dos istmos con lo cual estamos hablando de una península.

Desde 1834 había un sanatorio donde pasaban cuarentena los que llegaban en barco (un lazareto, vamos), luego fue el Sanatorio Marítimo y trataba tanto enfermedades óseas como la temida tuberculosis. Aquí venían los enfermos de Cantabria, Asturias, Palencia, Valladolid, Avila, Segovia, Madrid, Burgos, Soria, La Rioja, Navarra, Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. Casi nada. En 1989 dejó de funcionar el hospital. Desde entonces, y según veo cada vez que paso por allí, las cosas han ido decayendo.

Nada más entrar en la finca, a mano izquierda encontramos la primera ruina. No sé a qué corresponderá el edificio, porque no había ningún cartel explicativo. Está totalmente hecho una piltrafa, ventanas rotas, techo hecho polvo, pintadas, etc. Una verja lo rodea y el único cartel que vi sirve para alertar del peligro de derrumbamientos.
Ruina en la Isla de Pedrosa I
Seguimos andando por un pequeño bosque de eucaliptos, cruzamos un puente y a la derecha aparece una iglesia. Nada especial, nada del otro mundo.
Iglesia en la Isla de Pedrosa
Un poco más adelante otra ruina de tamaño bastante mayor que la anterior. Esto sí que podría ser el hospital. Nivel de conservación: penoso tirando hacia «cayéndose a pedacitos».
Ruina en la Isla de Pedrosa II
Casi llegando al final de la isla aparece una construcción en buen estado y con coches aparcados delante. Creo que esto corresponde con una oficina de la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar y se ocupan de menores.
Edificio en la Isla de Pedrosa II
Cerca hay otra, por lo que leí me parece que es algo de Rehabilitación de drogadictos, estaba en obras cuando saqué las fotos pero ya está acabado.
Edificio en la Isla de Pedrosa I
En otro de los bosques de eucaliptos nos encontramos una estatua de un paisano rodeado de niños. ¿Y éste quien venía siendo?
Estatua en la Isla de Pedrosa I
Nada como acercarse para despejar dudas… Manuel Martínez de Salazar. ¿Y éste quien venía siendo, me pregunto de nuevo? Nada como acercarse para crear nuevas dudas…
Estatua en la Isla de Pedrosa II
Nada que el señor Google no pueda resolver. Se trata del Director General de Sanidad de Estado que mandaba cuando se proyectó el complejo de la Isla Pedrosa, de ahí que le dediquen la estatua. Mira tú, si hasta vino a inaugurarlo Victoria Eugenia de Battenberg, la mujer de Alfonso XIII y abuela paterna del Mataelefantes.
Estatua en la Isla de Pedrosa III
Dejamos para el final lo más curioso que me encontré en la isla. Al final de todo, bajo un mirador desde el que se divisan los aviones aterrizando en el aeropuerto de Santander y junto a un embarcadero, aparece otro edificio también en ruinas con un cartel según el cual ésto era un teatro. A pesar del aviso colorado metiendo miedo con la posibilidad de que me cayera una teja en la cabeza no pude resistir la tentación y entré a echar una ojeada. Tiempo perdido: dos divisiones en el interior, una parte vacía y la otra exactamente igual, no queda nada de lo que pudiera recordar a un teatro. Qué le vamos a hacer, por lo menos había que intentarlo.
Teatro en la Isla de Pedrosa
Por si alguien tiene especial interés en conocer más historias de la Isla Pedrosa, aquí hay un documento de cuando Caja Cantabria se dedicaba más a obras sociales y menos a desplumar abueletes preferentemente en el que lo explican todo de pé a pá.

También he leído que había un proyecto para levantar un hotelazo en la Isla, pero no sé yo… Entre cómo están las cosas de chuchurrías y que juntar hoteles de lujo con temas de menores o rehabilitación de drogadicciones es algo que no suele hacer mucha gracia a aquellos que podrían poner un dineral en un proyecto así, no seré yo quien apueste un duro a que saldrá adelante.

Cada día somos más

Eso deben decir con alegría en Laredo al compás de la ocupación de los amarres en el superpuerto que allí construyeron. Ya no está vacío y muerto de risa como la primera vez que pasé de visita. Poco a poco cada vez que voy veo más barquitos. Menos mal, con la pasta que costó tenerlo para uso y disfrute de las lubinas paseantes era un poco triste a la vez que escasamente rentable.
Puerto deportivo de Laredo

Casi en la arena

En eso de meter edificios gigantes casi sobre la arena de la playa no somos los únicos, de paseo por la Costa Azul francesa pude ver el supermamotreto pero al norte de Biarritz, cerca de Bayonne hay otro que tampoco se queda atrás. Suerte que, a diferencia del supermamotreto original, es discreto y con ese color se integra bien en el entorno.
Cap-Breton II
Pero claro, conforme te acercas la cosa canta un poquillo. Enorme y situado casi, casi en la arena. Otros que se extrañarán si algún día viene el Cantábrico con su mala leche y deja los bajos del edificio limpios como una patena a base de oleaje.
Cap-Breton I

Empezando con la fachada

Cada vez que paso por Santander echo una ojeada al estado de las obras del Centro Botín. A finales de la semana pasada se veía que sigue faltando un montón pero bueno, la estructura parece estar completa y eso ya es más que nada.
Obras del Centro Botín I
En una de las esquinas han puesto la primera placa de esa fachada llena de pelotillas de cerámica. Tiene buena pinta, a ver cómo resulta cuando esté todo el lateral lleno.
Obras del Centro Botín II
Como decía al principio se nota que todavía falta un montón de trabajo, fijaros en la infografía del aspecto final y os daréis cuenta. La fecha de inauguración sigue en el aire, pero si tenemos en cuenta que esto va a ser todo un acontecimiento mediático y en mayo de 2015 hay elecciones locales y autonómicas, lo tenemos muy fácil para ser malpensados…
Infografía del Centro Botín
ACTUALIZACION: Hoy en el Diario Montañés dicen que los jardines y el túnel se inauguran oficialmente el 22 de julio (cosa rara, un martes), con actos festivos para celebrarlo. Allí estaremos, por supuesto.

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