Meruelo. Ni recuerdo cómo habÃamos llegado ni dónde Ãbamos, sólo sé que veo una iglesia en lo alto y allà nos dirigimos por si tiene algo que ver. Cerrada, por supuesto. Y por fuera nada especial. En la categorÃa «una de tantas» la encuadrarÃa.
Vista desde otro ángulo nada hace suponer que merezca abandonar esa clasificación. Por supuestÃsimo que habiendo ganas de sacar una foto siempre se las arreglan los cables para salir por el medio. Además que no es un cable, ni dos, ni tres sino cinco cruzando por todos lados.
Tampoco la entrada es algo del otro mundo. Tejadillo, murito de piedra, columnas, puerta, lo mismo que en todas las iglesias.
¡Ups! Algo novedoso, sÃ, en una de las columnas de entrada: «Prohibida la entrada con perros». Pues el señor cura sabrá, pero con el cariño que se le coge a los animales alguno habrá que no vaya a misa por no dejar a su chucho solo. Además, los canes también son criaturas del señor. ¿Que dirÃa San Francisco, que hasta predicaba a las aves?
Siderit
Con esto de la popularización de los gintonics como bebida repija por excelencia han aparecido ciento y la madre de marcas de ginebra «premium» junto con otras tantas recetas variadas en las que intervienen unas especias de las que la civilización occidental casi ni tenÃa noticias (si os interesa el tema echadle una mirada a «The Gin Blog«). Una de estas ginebras de calidad es de Torrelavega y se llama «Siderit».
Aunque soy más cervecero que de estas cosas, un par de veces que la probé hasta estaba buena y todo. De sabor agradable, suave y nada que ver con engendros como la ginebra Fockink, aquella que bajaba arañando el esófago y debÃa ser a la flora intestinal lo que el Gramoxone a la flora vegetal.
Si he de poner una pega creo no se han esmerado demasiado con el diseño del envase visto el despliegue de botellas de colorines y con formas poco habituales que se ven por ahÃ. Si, ya sé que lo importante es el sabor, pero muchas veces estas cosas entran por los ojos primero. Además cuando el abuso de espirituosos empieza a hacerse evidente es más fácil pedirle a la camarera o camarero un gintonic de esa botella verde que acordarse el nombre.
Por suerte y por el bien de sus clientes no parecÃa hecha con aguas del Besaya a su paso por la Sniace, que todos sabemos cómo queda el rÃo gracias a los vertidos de la fábrica. Asà que ya sabéis, el próximo gintonic pedirlo de Siderit que está bueno, es de Cantabria y de paso me podéis dar la razón o llevar la contraria (y no, tampoco me patrocinan…).
Este fondo no se toca
Siempre pensé que los fondos marinos eran (relativamente) libres, pero no, me enteré por un cartelito que hay en el aparcamiento de la playa del Camello. Según dice, no se puede hacer pesca submarina ni sacar nada del fondo tanto en los alrededores de la Magdalena, la isla de Mouro o Punta Sonabia (también conocida como «la ballena de Oriñón»). Avisado quedo, aunque en ese aspecto a mi no me afecta. Tras las aventuras con pecios hundidos en la playa prefiero ni acercarme al fondo del mar, que quien evita la ocasión evita el peligro.
Cervantes en Torrelavega
Tengo que reconocer que cuando vi en Torrelavega la estatua de Teodoro Calderón, realmente iba buscando otra situada delante de la estación de Feve. Con lo que no contaba es con encontrar la una delante de la otra. Por ser más pequeña asà como desconocido su autor salió aquà antes la de Teodoro Calderón, pero lo que iba buscando era esta efigie de Cervantes.
Me llamaba la atención porque en todos los viajes que he hecho nunca habÃa visto una dedicada al escritor. «¡Pero si tú has pasado por Madrid y por Toledo!» podrá decirme alguno. Pues si. Cuando fui a Madrid estuve justo delante del monumento, tengo varias fotos, pero me habÃa levantado de madrugada para ir allá, sobre media tarde llevaba encima el tute de tantas horas, bastantes kilómetros en los pies debido a mi desmedida aficion por callejear y creedme cuando os digo que no almaceno en las neuronas recuerdo alguno del momento en que fotografié a Don Quijote y a Sancho Panza.
En Toledo hay otra estatua cerca de la plaza Zocodover. Ya relaté por dónde habÃa pasado inmediatamente antes de llegar a esa plaza haciendo eses. Os imagináis los motivos por los que tampoco almaceno recuerdo alguno de mi paso por la plaza toledana ni por el monumento.
Asà que aprendida la lección, por Torrelavega pasé bien dormido, sobrio y de buena mañana para poder observar con cuidado e interés la estatua dedicada al autor del Quijote. Lo representan sentado, pluma en mano y con una torre de libros a su derecha. Esa corona de flores secas probablemente sea porque a finales de abril se conmemora el aniversario de su muerte y las fotos las saqué a primeros de mayo.
En la placa del pedestal figura que la obra fue regalada a la ciudad de Torrelavega por la «Fundación Cervantina de México». Anda, mira qué casualidad, los mismos que le regalaron a Santander la estatua del mosquito gigante… estoooo… digo de Don Quijote…
Quincena del pincho de Cantabria
¡Atención señores! Se hace saber que, como es tradición, a partir de hoy mismo y hasta el dÃa 22 se celebra en Santander y alrededores la «XII Quincena del pincho de Cantabria» consistente en que un montón de bares tienen pinchos a 1,5 euros o tres por cuatro euros (digo yo si no hubiera sido mejor hacer también cuatro por cinco euros, que yendo de dos en dos al final nunca sabes si repartir uno o pedir otro) a la vez que concursan entre ellos para llevarse el premio al mejor pincho. Asà que sobran las razones para darse unas vueltas por Santander o cualquier otro pueblo de Cantabria y dedicarse al picoteo, al cerveceo y a disfrutar de la buena vida que total son cuatro dÃas. He dicho.
La torre a remojo
La última vez que pasé por el embalse del Ebro se hizo de noche antes de lo que yo hubiera querido. Me faltaba una cosa por visitar pero a esta distancia no merecÃa la pena ir hasta allá. Ni podrÃa sacar fotos ni seguramente encontrar aquello que iba buscando.
Repasando fotos estos dÃas atrás me acordé del tema asà que el fin de semana aprovechamos el domingo sin lluvia para darnos otra vuelta por la zona a pesar de una ciática peleona que me estaba dando la lata. Para un dÃa que me ducho voy y me lesiono, me dio un pinchazo en la parte baja de la espalda mientras me secaba y a partir de entonces tocó sufrir un poquito con cada movimiento. Los años, que no perdonan. Pero qué caray, yo en casa no me quedo.
Esto era lo que querÃa ver. ¿Leéis lo que pone? Iglesia hundida en el embalse. Palabras mágicas para mi.
Con la construcción del embalse del Ebro, en 1946 quedó sumergida la iglesia de Villanueva de las Rozas. Actualmente sólo emerge la torre a la que se puede acceder por una pasarela de madera y subir al campanario que hace de mirador. Esto habÃa que verlo sà o sÃ.
Pasamos Las Rozas, ojo avizor a ver si divisaba la iglesia. Nada de nada. Me paro a la derecha, saco mapa, saco móvil para consultar el Google Maps, veo a mi izquierda… y un palitroque con una flecha indica el desvÃo en dirección a la torre-mirador. Para otra vez primero levanto la vista y luego ya consultaré mapas o lo que sea. Se acaba antes. Tomamos el desvÃo, aparcamos, empezamos a caminar y pronto vemos asomar el campanario.
Primer obstáculo. El nivel del embalse es tan alto que el agua invade el camino a la iglesia. Da igual, subimos un poco campo a través hasta la vÃa del tren, anduvimos un tramo a su lado y volvimos a bajar al camino original. Poco imaginaba yo lo que me esperaba…
¡Leches! El nivel del embalse es alto, pero alto incluso para la pasarela. Asoma la torre entre las aguas pero inaccesible por lo menos para los que no vamos en bañador.
Muy bonita. Muy apetecible. Dicen que quien quiera truchas tiene que mojarse los pies. Yo querÃa ver la torre, pero casi voy a pasar de mojármelos. Ya me basta con la ciática como para pillar un resfriado o pegar un patinazo en las maderas húmedas y acabar de rematarla. Para la siguiente visita en verano, cuando haya menos agua embalsada.
Cachis la mar… está claro que no tenÃa la suerte de cara, ¿quien se podÃa esperar ésto…?
Algo saco en limpio
Todos los que vais viendo mis aventuras hacia Bulnes por la Canal del Tejo os podéis llegar a preguntar qué saco en limpio pegándome semejante tute montaña arriba. En realidad yo querÃa pasarme por Arenas de Cabrales porque habÃa visto varias tiendas de productos tÃpicos con muy buena pinta, pero como me sobraban unas horitas, pues mira, me entretengo haciendo una ruta que nunca viene mal hacer pierna y si tengo unas botas decentes hay que darles uso, pero por supuestÃsimo que no me vuelvo a casa sin algo comestible representativo de la zona.
Ah, las botas muy bien, se comportaron como unas campeonas. Acabaron bastante guarrillas por el polvo del camino pero no fue nada que no pudiera solucionar una bayeta húmeda.
La rotonda de chapa
Pedazo rotonda que tienen en Torrelavega cerca de la Feria de Muestras, menuda cosa más bestia y pedazo mamotreto de chapa. Básicamente son cuatro muros metálicos en diagonal sobre una base redonda. En Google Maps se ve mucho más claro desde arriba.
Con lo grandes que son no se ve nada a través de la rotonda, no sabes si viene alguien hasta que asoma por una esquina. Eso si, reflejitos de los que me gustan hay un rato largo.
Incluso estaba de un limpito que se veÃa reflejada la mismÃsima rotonda y las nubes. Ya es raro porque simplemente con la lluvia estas cosas se ensucian y pierden ese brillo, quizá haya algún empleado del ayuntamiento encargado de lustrarlo todo cada semana porque sino no me explico cómo está tan reluciente.
Feria del Cazador de Imágenes
Todo aquel ser al que le guste la fotografÃa tiene una cita en el sur de Cantabria dentro de un par de semanas con la «Feria del Cazador de Imágenes«. Se trata de un concurso de FotografÃa y vÃdeo a celebrarse por la zona de Reinosa y el Alto Besaya los dÃas 20, 21 y 22 de junio en el que reparten una pastaza en premios. Además de otras actividades habrá lecciones magistrales impartidas por los miembros del jurado en distintos lugares de la comarca. Una buena opción para un fin de semana distinto, aprendiendo, entreteniéndose y pasándolo bien.
Tumba con avión
SabÃa que en el cementerio de Ciriego también está enterrado Salvador Hedilla, el aviador cántabro famoso por ser el primero en hacer el recorrido Barcelona-Palma de Mallorca en 1916 y un mes después Barcelona-Santander. Llegando a una esquina del camposanto fue fácil adivinar que aquella precisamente era su tumba.
¿Porqué? Porque no hay muchas con avioncito en la parte de arriba…
Efectivamente, asà lo certifica la lápida que viene siendo como el DNI para los finados, gracias a la cual me entero también que era «Director de la fábrica de aeroplanos civil de Barcelona» y que le cayeron tres condecoraciones. Lástima de ese motor de avión que dijo basta en 1917 justo cuando estaba volando. A mi pobre Focus también se le paró el motor pero por lo menos Ãbamos a ras de suelo, que no será agradable pero sà bastante más sano y saludable.