Otra de las obras de Okuda San Miguel en Santander, además de la cabeza de colorines, es este curioso coche-cebra al lado del túnel de Tetuán.
Creo recordar que estaba en la pared exterior de un local de copas y resulta muy llamativo todo ese colorido sobre el fondo negro, por no hablar de lo curioso que es ver un Seat 600 propulsado por unas patas de cebra o, a su derecha, el tronco de la cebra sobre ruedas.
Aquà se puede ver en su entorno, la boca del túnel, el mural allá al fondo y a la derecha la estatua de otra vendedora de pescados que algún dÃa saldrá por aquÃ.
Si os fijáis hay otro grafitti sobre el túnel, pero no es lo mismo. También es llamativo, mejor esto que un muro de color gris o negro pero creo que le falta la alegrÃa colorÃstica del coche cebra.
Otra toma más cerquita. Claro que al verlo se me ocurrió que esto no lo pudieron hacer asà por las buenas en un arrebato de nocturnidad y alevosÃa. Busqueda al canto y asà me entero que fue una obra encargada por el ayuntamiento en 2009 y se llama «Sueños de ser grandes». Para más información véase el artÃculo del Diario Montañés.
Pues qué queréis que os diga… yo me quedo con el elefante del Pasaje de la Peña…
Sin ver la nieve
Vuelve el temporal, vuelve otra vez la nieve, vuelven las carreteras deslizantes, el frÃo y todo eso. Pero como a mi me pilla perezoso y en casa se está mucho más calentito, como no sea tirando de archivo no hay nieve que valga. Este es el Centro de Interpretación del RÃo Ebro en Fontibre, anda que no divertà ni ná cuando llego aquà y de pronto me encuentro con el coche medio atascado en una cuarta de nieve…
Casi enfrente está el antiguo balneario de Fontibre. Actualmente se encuentra cerrado por ligeros «problemillas financieros» asà que adiós a sus aguas mineromedicinales. Como la foto anterior salió perfecta, sin elementos molestando por medio, ya era mucho pedir que con esta pasara lo mismo asà que ahà tenéis los cablecitos habituales. Qué le vamos a hacer, si son como una peste y están por todos lados.
Misuegras viperinas
Mira que son bonitas las jodÃas. Y fotogénicas. A la gente no les gustarán o les darán repeluses pero yo soy de esos a los que les gustan todo bicho viviente y si me acercan una que no sea venenosa, seguro que le echo mano para jugar un rato, a ver cómo es de tacto, cómo funciona y si es muy complicado hacerlas rabiar.
Retraté a las dos en el reptilario de Cabárceno. Por suerte hay un cristal entre el espectador y el animalico, porque la primera no sé pero de esta segunda casi mejor no ponerse al alcance de sus colmillos.
Aún recuerdo cómo en el jardÃn de nuestra casa en Galicia no todo eran aparecer perdices mañaneras. Un dÃa la parienta se sorprendió por lo que ladraban los perros, fue a ver y se encontró con una serpientilla de metro y medio de largo tomando el sol ricamente en el césped. No sé qué tendrá el personal contra los ofidios que tanto miedo les dan, sobre todo a juzgar por el tono de pánico que tenÃa su voz cuando me llamó. En cambio si le regalase un cinturón o unas botas de piel de serpiente verÃas cómo no le hacÃa tantos ascos ni abrÃa el paquete con tanto horror. Conste que yo sabÃa que en las juntas del muro de contención de nuestra finca habÃa nidos de estos bichines y criaban allÃ, pero claro, a mi me gustan y a ella no. Cosa rara porque habiendo tratado tantos años con su madre ya deberÃa estar más que acostumbrada a las vÃboras.
Todos a patalear el 1 de febrero
El próximo 1 de febrero, ADICAE y otras organizaciones de consumidores llaman a manifestarse en varias ciudades españolas contra el atraco que están perpetrando gobierno, eléctricas y la madre que los parió en el recibo de la luz. Es de coña, un bien básico por el que cada vez pagamos más y más y aún por encima nos cuentan que se genera déficit de tarifa de modo que pagando el doble que hace unos años, debemos más dinero. IncreÃble. Si Alibabá hubiera entrado en una compañÃa eléctrica en vez de en una cueva, el cuento no hablarÃa de cuarenta ladrones sino cuatrocientos o cuatro mil. Todo ello en un mercado que ni claro, ni transparente, ni hay competencia, basta con ver el resultado de la última subasta CESUR anulada por el gobierno al «cantar» demasiado el chanchullo. Si no la llegan a anular, un 11% más nos clavaban a primero de año y ojo, aún se quejarÃan de que subiendo esa cifra sigue aumentando el déficit de tarifa y hay que subir más.
España, el tercer paÃs con la energÃa eléctrica más cara de Europa y unas eléctricas que cada año nos restriegan por la cara sin ningún pudor los miles de millones que ganan.
Toda la información sobre la convocatoria la podéis ver aquÃ. Asà que ya sabéis, a la Plaza de Numancia de Santander el dÃa 1 de febrero a las 18:00… a patalear en la calle porque quedándose en casa no nos van a bajar el recibo.
Están por todos lados
DÃa que amanece soleado, dÃa más que apetecible para ir a estirar un poco las piernas por Santander adelante y comprobar los efectos del último temporal en la playa de la Magdalena.
Este es el «Balneario de la Magdalena», una cafeterÃa-restaurante situada prácticamente a pie de playa sobre una base de piedras. Base en el que se notan los efectos del oleaje.
La pasarela de madera que recorrÃa la playa tampoco fue ajena a las olas, el mar la ha roto en varios tramos y fijaros en esta foto:
La arena llegaba a la altura de la pasarela. Toda la que falta, se la ha llevado el agua y no es poca precisamente.
Aquà se ve desde más lejos, eso de la izquierda no es que las olas hayan hecho una duna, es que falta un montón de arena a la derecha que ha desaparecido. Es impactante ver este artÃculo del Diario Montañés en el que se veÃa la reposición de arena hecha en marzo. Nueve meses ha durado en su sitio, ya pueden irse preparando para repetir faena este año también.
Feliz iba yo con mi cosecha de fotos cuando me doy la vuelta y otra sorpresa. Una nueva palabra del Desvelarte 2013 en una esquina del muelle, Galaxia, ya tengo la «G» también.
Lo que no sé es porqué colocarÃan la letra X más arriba que las demás, seguro que tiene una explicación y en cuanto la encuentre, aquà mismo la pondré. Se aceptan pistas…
Salvamento low-cost
Acostumbrado a ver aquà en verano a la gente de la Cruz Roja con un quad, una moto acuática y una zodiac para cubrir la playa de Somo, cuando nos pasamos en verano por los alrededores de Sanremo casi me da un jamacuco al ver los medios de salvamento marÃtimo de los que disponen allÃ. Vale que hay crisis, pero echando una ojeada a esto casi se me quitan las ganas de meterme en el agua.
Es que ni motor tiene, hubiera sido mejor que pintaran de colorado un pedalo playero y le pusieran una sirena encima, probablemente llegasen antes dándole a las piernas que remando en este esquife. Y las ambulancias prefiero ni imaginármelas, a lo mejor aún van tiradas por caballos.
Museo de la Marina en Limpias (III)
Vamos a ir concluyendo con el paseo por el Museo de la Marina de Limpias, aquel descubrimiento armamentÃstico del que ya salió una primera entrada y una segunda unos dÃas después.
Anteriormente habÃamos visto palos de barcos, minas, torpedos, hélices, cañones, y en el tramo final del museo la cosa sigue más o menos por el mismo camino. En lo alto de un montÃculo nos encontramos con la última aglomeración de artefactos variados, que son estos tres.
Lo primero no tengo claro que será, supongo que un radar o una parabólica porque uno de los vecinos está antojado con ver TeleMozambique y una paellera normal y corriente no capta bien la microonda. Unos ejes laterales por la parte de atrás me hacen dudar sobre si ahà enchufado irÃa algún sistema de armamento, pero siendo mi especialidad la gastronomÃa aplicada a mi estómago no podrÃa llegar a afirmarlo con rotundidad aunque tampoco a desmentirlo ni mucho menos a certificarlo o concretarlo. Está claro, ¿no? Pues que alguien se lo aclare a los horterillas del spray que fueron dejando su huella en el artefacto este.
A unos metros encontramos lo que podrÃan ser restos de un aterrizaje alienÃgena en Limpias, o un Transformer venido a menos, u otro trasto de la marina, inclinándome por esta tercera opción dados los precedentes de todo el material plantado en los alrededores. Cabina con parabólica sobre el techo que no sé si radar o antena para captar TeleAndorra. Fijaros también el sistema que sostiene a la cabina, parece como si estuviera pensado para compensar el balanceo de un barco evitando que una sarta de tiros al cielo acabe sobre la popa del barco predecente por obra y gracia de meterse la proa en una depresión entre ola y ola. O quizá para evitar un gasto desmesurado en Biodraminas en caso de que el marinero operador del cacharrito sea susceptible al mareo, quien sabe. Y hablo de «marinero operador» porque seguramente este trasto no era automático sino manejado por un ser humano, de ahà la ventanita que se aprecia por delante. Me acerqué a echar una ojeada por si dentro habÃa quedado olvidado algún obediente marinero cuyas últimas órdenes hubieran sido permanecer en su puesto hasta nueva orden, pero no, ningún esqueleto a la vista.
El tercer y último elemento del conjunto museÃstico es un cañón, pero de los buenos de verdad, de los gordos. Huy perdón, querÃa decir «de los obesos» no vaya a ser que el cañón se nos ofenda y me denuncie por incitar al odio a los gorditos entre los que últimamente me incluyo dada mi cada vez más desenfrenada afición a la gastronomÃa cántabra.
Según las dos placas del lateral, el cañón perteneció al «Almirante Cervera» que era un Crucero de la Marina Española botado en 1925 y dado de baja en 1965. Participó no sólo en la guerra civil, sino en acontecimientos tan pintorescos como trasladar desde Malta a Tarragona la reliquia del brazo del apóstol San Pablo para la conmemoración de la llegada del apóstol a la penÃnsula. Casi nada, oiga, aquà la Marina vale lo mismo para un roto que para un descosido.
Según la inscripción en la tapa del lanzapepinos se trata de un cañón Vickers de 152mm, idéntica marca que los tremendos cañones del Parque de San Pedro en Coruña. Eso de «La Carraca» indica que debieron ser construidos en San Fernando, Cádiz. Como curiosidad, antes de venir aquà estuvo colocado durante años en el parque del Sardinero de Santander. Aquà se puede ver una foto el dÃa de su retirada.
Ahora luce en el Museo de la Marina apuntando al horizonte. Aunque su misión sea simplemente ornamental y testimonial, si yo fuera el dueño de la casita blanca que se ve allà al fondo no las tendrÃa todas conmigo…
Jornada de iglesias rupestres
Una de las cosas que mas me llamó la atención de la zona de Polientes y alrededores fue la abundancia de iglesias rupestres, entendiendo como tal no iglesias en entornos rurales sino directamente excavadas en la roca o hechas aprovechando alguna oquedad natural en medio de una piedra de considerables dimensiones. Vean ustedes a qué me refiero, un pedazo piedro enorme con su puerta y sus ventanitas situada en el pueblo de Cadalso (toma nombrecito alegre).
Observándolo se aprecia como todos los huecos son obra de la mano del hombre, porque no creo que la naturaleza haga agujeros recto asà de perfectos, con arcos y biseles incorporados.
Lo que vi por dentro tampoco era muy allá, paredes desnudas, alguna imagen de la virgen, flores y un altar. No sé si darán misa aquà alguna vez, pero suerte que el pueblo es pequeñito porque más de quince personas no creo que quepan dentro.
Fotos al anochecer
Cienes y cienes de veces me tengo dicho que algún dÃa habrá que cargar con el trÃpode (el pobre está en casa cogiendo polvo) y sacar fotos nocturnas que siempre son muy agradecidas, resultonas y suelen gustar al personal por poco habituales. Cienes y cienes de veces es ver el trÃpode y me entra una pereza que no veas, llevar otro peso más a la espalda total para qué, si al final cuando veo algo que me llena el ojo siempre puedo apoyar la cámara sobre la bolsa, o sobre un quitamiedos, o sobre una piedra, o contra un árbol o si no aguanto a la respiración como si me hubiera largado un cuesco tras un abundante cocido montañés y mira, sà que salen cosas majas.
Para mejorarlo aún más podrÃa llevarme otro flash, sacar una foto con exposición larga (muchos segundos) y mientras la cámara recoge la imagen irme a pegar flashazos de luz como loco en las cercanÃas de la pasarela para hacerla destacar aún más. Pero si además del trÃpode tengo que cargar con el otro flash, movilizar a la parienta para que se quede con la cámara mientras sale la foto (no vaya a ser que me vaya a iluminar la pasarela y a mi vuelta ni haya trÃpode, ni cámara, ni nada de cobre en los alrededores), entonces apaga y vámonos porque me cambio al gremio de los pintores para evitar tanta incomodidad.
El Moai fumador
Hay quien va por el mundo sin poner atención en las cosas a su alrededor, en cambio me parece que yo tengo un sexto sentido que de reojo me avisa inmediatamente cuando hay algo que no deberÃa estar ahà o ha variado con respecto a la última visita. Por ejemplo, desde más de cincuenta metros veo un punto blanco en un lateral del Pasaje de la Peña que no me suena. Vamos a ver qué es. Pues si, es algo que no estaba allà y ahora está.
Se trata de una nueva obra de la gente de Yipi Yipi Yeah, un Moai fumador no se sabe si soñando con los muñequitos de los semáforos, si deseoso de poder caminar o avisándonos que ha visto un pequeño hombrecillo verde y los marcianos pueden estar ya entre nosotros.