En Estacas de Trueba

Tras ponerlo a punto y prepararlo para hacer kilómetros, me llevé a mi Clio para su primera excursión. Andaba el cochecito que daba gusto, feliz como una perdiz viendo mundo por las carreteras cántabras. Aquí está retratado en la subida hacia el puerto de Estacas de Trueba, uno de los pocos puertos de montaña que me faltaban por visitar. Menudo día tuve: sol, luz, color, un paisaje espectacular y muchas, muchas fotos a lo largo de los trescientos kilómetros de recorrido en los que el coche se portó como un campeón. Aún noto que por autovía le cuesta pasar de los ciento diez, pero claro, es que en la vida debió pasar de esa velocidad y el pobre no sabe…
Subiendo Estacas de Trueba
Llegados a lo más alto hacemos paradita como está mandado y foto conmemorativa del acontecimiento desde los primeros metros de la provincia de Burgos.
En el puerto de Estacas de Trueba
Aquí el típico poste indicador, el mismo modelo que ha he visto en Palombera, La Sia y algun otro más. Entrada en la provincia de Burgos. Altitud 1.166 metros. Vaya… eso se llama poder fiarse de las indicaciones. El poste lo veis al fondo en la segunda foto, el cartelote del primer plano está un pelín más alto en la foto y doce metros más abajo según lo que figura escrito.
Indicador del puerto II
El mismo poste por el otro lado. Altitud 1.166 metros, entrada en la provincia de… Santander. Sí que tiene años el poste, si…
Indicador del puerto I

San Roques aquí y allá

Vaya hombre, parece que desde que se me ocurrió seguir los pasos de San Roque por Santander, le debí caer simpático porque ahora se me va apareciendo aquí y allá. La última en Reinosa, acabábamos de salir de hacer acopio de provisiones en Casa Vejo, dábamos una vuelta por el centro y vamos a sacar foto de este rinconcito tan apañado con su fuente y su iglesia pequeñita al fondo.
San Roque en Reinosa I
Una horizontal, otra vertical, anda, si la iglesia tiene un santo sobre la puerta de entrada… vamos a ver quién es.
San Roque en Reinosa II
Quien iba a ser… San Roque con su perro Melampo. Pero qué buena es la cultura general, si hubiera ido hace años a «Saber y Ganar» y me preguntan quién es éste, por su gorro y bastón hubiera dicho directamente que Santiago peregrinando por el mundo adelante. Ni hubiera sabido, ni ganado nada. Ahora por lo menos alguna oportunidad más ya tengo porque nos sabemos hasta el nombre del perro.
San Roque en Reinosa III

A saber cómo se llama mañana

Aquí alguna vez se cambia de nombre de alguna calle. En Burdeos también, y se ve que lo deben tener por costumbre a juzgar por lo que se veía en algunas esquinas. Actualmente es la Rue de L’Hôtel-de-Ville (la calle del Ayuntamiento), antes fue la Rue du Palais Royal, antes la Rue du Departament y anteriormente tuvo otro nombre que se ve debajo pero ya no consigo distinguir. Supongo que acabaron pasándose al sistema de placas con nombre porque resulta más fácil y rápido cambiar una placa que grabar en la pared las letras de la nueva denominación. Además aquí lo tenían complicado para el siguiente cambio porque se les estaba acabando la pared donde grabar.
Calles variadas

La casona de Ceballos el Caballero

Así es cómo se conoce una casona señorial que hay en Argomilla de Cayón. Me fui a verla con la esperanza de encontrar algo interesante y la verdad que prometía el asunto por su situación, destacando en lo alto de una colina junto con la iglesia de San Andrés.
Casona de Ceballos e iglesia de San Andrés
Callejeo un poco por el pueblo hasta encontrar la carretera que lleva a lo alto y finalmente me planto delante de la casona… menuda decepción. Está habitada y habilitada como granja. En la puerta de la planta baja asomaba una vaca… la leche, pues sí que está complicado lo de conservar el patrimonio histórico.
Casona de Ceballos el Caballero I
Si, vacas y establo por mucho escudo heráldico que luzca en la fachada. Uno corresponde al propio Ceballos y otro a su esposa, doña Jacinta de Padura y Moreno.
Casona de Ceballos el Caballero II
Silo pegado a un lateral, la casona se ve en buen estado de conservación salvo las almenas de los torreones y una ventana de la izquierda tapada con una chapa metálica.
Casona de Ceballos el Caballero III
Otro detalle que indica cómo el interior está reconvertido son esas pacas de paja saliendo por una ventana, algo que me recordó a mis andanzas por carreteras lucenses. Evidentemente no es visitable. Quizá hablando con sus dueños permitan entrar, pero para ver vacas ya hay prados de sobra por todos lados.
Casona de Ceballos el Caballero IV

¿Qué os parece ésto?

No hace falta que os lo diga… ¡una cara que me mira! Mientras otros sólo verán muro yo lo tengo claro. Eso es una boca y dos ojitos azules que me contemplan en plan «ya está aquí el de siempre con la cámara». ¡Qué le vamos a hacer! Día de solete es día ideal para pasear y si voy yo va mi cámara conmigo, que nunca se sabe donde ni cuando puede surgir la foto del año.
Cara en el muro

La fuente de la cabra

¡Pero qué cosa más bonita, más fina, elegante y kitsch he descubierto en Islares! De chiripa, como siempre, porque aparecí por allí de rebote. Aparqué al lado casi sin querer, cuando me bajé del coche y me la encontré casi de frente me quedé francamente anonadado. Señores, señoras, con ustedes… ¡la fuente de la cabra!
Fuente de la cabra
Pero qué cosa más impactante. Fuente, placa conmemorativa y cabra en lo alto, sólo faltaba el gitano con el organillo para acabar de completar la escena.
Inscripción en la fuente
Ya tiene sus años esta fuente, una inscripción por el otro lado indica que es de 1934. La que no creo que tenga tanto tiempo es la cabra, una porque se la ve muy nuevecita y otra porque buscando información en internet me encontré con una foto sacada por otra persona en que la cabra es distinta, incluso está tumbada.

¿Y el grifo? ¿A qué queda increíblemente fino y elegante un grifo de dragón? ¿Quien no querría uno igual para lavabos y fregaderos en su casa?
Dragón en el grifo
Pero vamos a lo que nos interesa, la cabra en lo alto que nos mira desafiante. Qué reminiscencias de la artesanía portuguesa me trae.
Cabra de la fuente I
Toma retrato en primer plano, por suerte esta no puede escapar ni cabrearse y acabar el tema conmigo huyendo atropelladamente monte abajo, mi principal preocupación cuando me encuentro con cabras de carne y hueso, que serán muy bonitas pero como tengan el día cruzado mejor no les lleves la contraria.
Cabra de la fuente II

Línea y vamos para bingo

Otra más del «Aquí, ahora, abecedario«, y ésta tiene delito porque habré pasado por delante unas cuántas veces y no caía que ésto era lo que era. Acostumbrado a palabras de tamaño reducido, ante una de semejante extensión mi cerebro no lo relacionaba con lo que es.
Línea de AquíAhoraAbecedario I
Para quien quiera verla, está en un muro vertical de una rotonda de la calle Ernerst Lluch (unos metros más arriba del supermercado Lupa de la S-20). Curiosamente en la vista del Google Maps dice ser del 2014 y no aparece la palabra, a pesar de formar parte del Desvelarte 2013. A mi aquí hay algo que no me cuadra y eso que soy de letras.
Línea de AquíAhoraAbecedario II
Insisto, si alguien sabe dónde están las letras H, I, Ñ, R, T, U e Y, por favor, que me lo diga y no me deje en este sinvivir…

Viendo al diablo a los ojos (I)

Empezamos hoy con el relato novelado de la que de momento es mi última aventura montañera, hazaña épica que finalizó con gloria y regocijo pero en la que hubo ingredientes como para acabar francamente mal. Total, ya que me estoy acostumbrado a arriesgar el pellejo de cuándo en cuándo, ¿porqué no hacer lo mismo también monte arriba y monte abajo?

Vayamos con la historia. Sabía de la existencia de una ruta llamada «los ojos del diablo» en los alrededores de Sonabia. Se trata de subir al Monte Candina y en lo alto hay un arco de piedra que ejerce como mirador. Ese arco tiene otro hueco en la roca a su lado y ambos son «los ojos del diablo». Para quien no conozca la zona, éste es el Monte Candina visto desde Sonabia con tres puñeteros cables en la parte superior derecha que siempre aparecen en los lugares más insospechados.
Monte Candina
Arriba a la izquierda se aprecia un pequeñísimo hueco en la roca. Si ampliamos, se vería algo así. Ese es el mirador y la ruta consiste en llegar ahí. Se ven revolotear un par de pájaros. Son buitres, que anidan en el barranco.
Los ojos del diablo
Normalmente la gente aparca del otro lado del monte. Hay un parking señalizado justo donde empieza la ruta, al final de un puente en la carretera nacional que cruza la autovía por encima. Esa es la subida por la cara sur, mucho más fácil. Yo, como soy un ser tipo AA (Aventurero y Alelao, justo a medias) primero fui a echar una ojeada por el lado norte que da al mar. Fijaros qué panorama, qué lugar tan espectacular, qué colores… y me cegué. Coño, ¿pa qué vamos a subir por la parte más fea si por este lado hay unas vistas preciosas? Allí al fondo veo gente así que se debe subir por aquí también. Primer error.
Inicio de la subida I
Huy, si, mira qué camino más majo. Y va hacia lo alto, por aquí se va fijo. Hala, vamos caminando pasito a pasito y sacando fotos que menuda colección de postalitas voy a sacar de esta ruta.
Inicio de la subida II
Poquito a poquito vamos ascendiendo, poquito a poquito vamos recorriendo la ladera del monte. Algunos paisajes me recordaban un montón a Galicia, como estos helechos al lado del mar. Calcadito a más de un monte de las Rías Altas.
Helechos en la ladera
Tras un primer tramo de leve ascenso, las cosas iban complicándose algo más. Llegamos a un lugar donde no hay que caminar, hay que ejercer de cabra entre los riscos. Sudando ya como un cerdo, porque aunque el cielo estaba neblinoso, el ejercicio y la buena temperatura me hacía transpirar abundantemente. Me había llevado la botella de dos litros de agua así que bebía, bebía, bebía y bebía sin cortarme un pelo. Segundo error, como más tarde se verá.
Subiendo monte arriba
Finiquitada la ascensión llegamos a un mirador desde el que se divisa el Monte Buciero allá al fondo, y la playa de Laredo. Impresionantes vistas, os lo garantizo. Más o menos una hora de camino se invierte en llegar aquí.
En lo alto del mirador
La persona que está en lo alto del mirador había ido con su mujer. Estaban sacándose fotos el uno al otro y el otro al uno, así que me ofrecí a sacarle una a los dos juntos y de paso nos pusimos de cháchara. El era montañero y me comentó que desde aquí no se podía llegar directamente a los ojos del diablo. Una de dos, o bien retroceder y subir por el lado sur, o bien había que circundar un buen trozo del monte para luego subir hasta arriba del todo con tramos de escalada más que de subida. Mal me lo pintaba, así que estaba por desistir. Donde sí puedes ir es hasta un peñasco que se veía al fondo a la derecha, desde allí hay unas vistas aún mejores, me dijo. Pues vale, allá vamos. A punto de llegar veo algo extraño en la ladera. ¿Qué son esos puntitos chiquititos a media altura?
Cabras en la ladera I
Foto, ampliación y mira tú, mis amigas las cabras.
Cabras en la ladera II
Vaya si eran mejores las vistas. Acantilados abruptos, árboles colgando del vacío, mar azul, colores vivos, peñascos, una gozada para sacar fotos. ¿Véis ese corte en la roca arriba a la izquierda?
Vistas desde la subida
Pues en ese corte habían puesto una cuerda para ayudar a subirlo, porque eso de andar triscando a lo vivo al borde de un precipicio casi mejor dejárselo a las cabras de antes. Pero qué prudente parezco y sin saberlo iba directo no a los ojos del diablo, sino a la boca del lobo…
Cuerda para subir
Una vez subido este repecho las vistas eran para quedarse allí un buen rato a disfrutar. Esto es lo que asoma cuando llegas al final del tramo de la cuerda.
Vista desde lo alto de la cuerda
Y esto un poquito más allá, aproximadamente hora y media desde el inicio de la ruta en Sonabia. Monte, pedruscos en primer plano, mar de dos colores, una peña, calas de arena, la playa enorme de Laredo y el Monte Buciero a la derecha. Un gustazo sentarse aquí al aire fresco, disfrutando del silencio y de un panorama precioso.
Laredo y Monte Buciero
Hubiera estado mejor de haberme llevado el sombrero o en su defecto una crema solar, pero como el día estaba bastante cubierto cuando empecé la ruta y no tenía le veía pinta de despejar, en el coche se quedaron. Otro error más. Por supuesto, y conociendo mi buena suerte, a la media hora de empezar a caminar se fueron todas las nubes y resplandecía el sol. Lo ideal para quien tiene una piel blanquita sin el más leve atisbo de melanina. Pero a grandes males, grandes remedios. Me había llevado un forro polar por si en lo alto hacía fresco, de modo que le até las mangas, me hice un turbante y a la cabeza directo, cualquier cosa con tal de no freirme los sesos. Freir no te freirás con el sol, pero no veas el calor que da. Chorros de agua bajaban por mi frente. Menos mal, eso me impedía ver a todas las cabras escacharrándose de risa al ver a un tipo vestido de color verde fosforito con un turbante rojo en la cabeza. Menos mal que las cabras no saben usar un smartphone o ese día yo hubiera sido «trending topic«, sección «el montañero más lelo del mundo mundial».

Retratando bichos

Creo que debería ir pensando en pasarme otra vez por Cabárceno, la visita que hice en noviembre aún dio para unas cuántas entradas y ni os imagináis la de fotos que no saldrán aquí porque lo más reciente siempre prima a pesar de haber retratos muy majos. Pero qué bien posan las iguanas.
Iguana en Cabárceno
¿Y los avestruces? Son tan desconfiados, te miran siempre con ese ojo entrecerrado que es imposible no disfrutar de los primeros planos.
Avestruz en Cabárceno
O incluso los elefantes, aunque un poquito más lejos. Esperemos que ahora que el Campechano se ha jubilado haga como todos los abueletes y se vaya de tour por las obras a darle órdenes a los obreros en vez de acercarse a pegar unos tiritos aquí el fin de semana para no perder viejas costumbres.
Elefante en Cabárceno

La figura en el acueducto

Tenía entendido que los romanos eran unos herejes que se entretenían dándole de comer cristianos a los leones. También tenía entendido que el acueducto de Segovia era romano. Cuando pasamos por allí no me extrañó ver una cruz al pie del acueducto pero sí lo que hay un poquito más arriba.
Acueducto de Segovia
Ampliamos y resulta que es una estatua de la Virgen, con su huequecito construido en uno de los pilares. Vaya… investigamos un poco y resulta que originalmente había una estatua de Hércules, a quien se atribuye la fundación de la ciudad, pero en 1520 pegaron el cambiazo y pusieron ésta otra.
Figura en el acueducto de Segovia
Tócate las narices que me entero que en 2010 una asociación de abogados murcianos pidieron retirar la imagen de la Virgen del Acueducto con el cuento de que España es un estado laico así como también la imagen de San Esteban que está en otro lado del monumento. Nadie podrá decir que yo sea pro-iglesia porque no les hago ningún caso desde que era pequeñito, pero en estas historias casi mejor no entrar. Lleva la estatua quinientos años ahí, es parte de la historia de la ciudad y si entramos en una espiral de quita esto-pon lo otro al final acabará reclamando uno, reclamando el anterior, el anterior, luego viene la asociación «Amigos de los Fenicios» a pedir lo suyo y acaba teniendo razón la «Fundación de amigos del Neandertal» que propugna derribar el acueducto porque ocupa terrenos donde cazaban sus requete-tatara-tatarabuelos.

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