No todo el monte es orégano

Muchos piropos le echo a Burdeos pero bueno, también hay que ser sincero. Como toda ciudad, en cuanto te alejas del centro empiezas a ver cómo el cuidado se pone sobre todo en lo que va a visitar la gente y el resto… si se puede, se puede y si no… pues no. ¿Qué no da el presupuesto para jardineros urbanos? Pues nada, se dejan crecer las plantitas que es algo natural, ecológico y el look selvático está muy de moda.
Arboles descuidados en Burdeos
Y sobre la educación y urbanidad de la gente… tres cuartos de lo mismo. ¿Para qué tirar las botellas en un contenedor de reciclaje, o en una papelera si podemos mandarlas a la reja protectora sobre la vía del tren donde adornan mucho más?
Botellas sobre el tren
Lo dicho, que como ciudad será muy bonita pero en todas partes cuecen habas.

Vuelta a los cementerios (I)

Vuelta a las andadas, vuelta a un entretenimiento como otro cualquiera: visitar cementerios que ya hacía tiempo que no sacaba aquí uno nuevo. Tras haber visto el monumento a Vicente Trueba en La Cavada supe que en el cementerio de ese pueblo estaba enterrado el ciclista. Pues nada, habrá que ir a echar una ojeada no vaya a ser que me encuentre una tumba con una bici encima.

Lo que vi me gustó, empezando por su situación en plena colina. Ya véis, parece que han aprovechado un prado inclinado y lo han ido llenando hacia arriba.
Cementerio de La Cavada
Tampoco es que sea muy grande, así que en la parte baja, la más cómoda y fácil de llegar, están todas las tumbas apiñadas.
Tumbas en el cementerio de La Cavada I
Apiñaditas y curiosamente bamboleantes, las hay inclinadas hacia un lado, hacia el otro, hacia delante o hacia atrás. Supongo que con el peso de la construcción poco a poco van asentando, cada una asienta de forma diferente y así pasa lo que pasa.
Tumbas en el cementerio de La Cavada II
Además de las típicas hay otras tumbas bastante diferentes como esta de color azul, con esa forma poco habitual, esos voladizos en la parte superior y las letras R-I-P en el lateral derecho. La cruz creo que también es una tumba a juzgar por el nombre en el lateral derecho, aunque no lo podría asegurar.
Tumbas en el cementerio de La Cavada III
Esta no es que sea muy especial o diferente, pero me llamó la atención la inscripción de la parte inferior derecha: «Panteón clausurado a perpetuidad por disposición testamentaria». Me pregunto qué querrá decir… ¿qué no se puede meter a nadie más? ¿Qué ni siquiera se puede abrir?
Tumbas en el cementerio de La Cavada IV
En la parte alta están los nichos y en una esquina, un campo con varias cruces saliendo directamente del prado, clavadas algo en diagonal para compensar la inclinación del suelo. En esa que se ve a la izquierda parece que se les fue la mano clavándola.
Tumbas en el cementerio de La Cavada V
Y así me entretengo un día normal, yendo a sacar fotos al cementerio… dentro de unos días seguimos con el recorrido.

La Texas burgalesa (III)

Vamos a seguir echando una ojeada a los alrededores de Sargentes de la Lora, con su campo petrolífero y sus máquinas para extraer el petróleo del subsuelo. Desde donde había sacado las fotos de la última entrada se distingue una tubería que va desde los depósitos hasta algo que hay allá, a lo lejos.
Campo petrolífero de Sargentes de la Lora I
Ese algo es la base del campo petrolífero, una explanada con acumulación de máquinas, naves, garajes y un depósito gigante. Esto es un páramo de verdad y trabajar aquí en pleno invierno debe ser algo para contarlo por su dureza.
Campo petrolífero de Sargentes de la Lora II
En las cercanías de la base de la foto anterior se puede ver un pozo con el típico «caballito» abajo a la izquierda pero también una torre de la de toda la vida. Yo seguía alucinando porque nunca antes había visto algo así.
Torre de perforación
Al ladito una caravana con el bidón de CS apoyado y aspecto de tener más años que carracuca.
Caravana a la americana
Eché una ojeadita al pozo y además de ese inconfundible olor a productos petrolíferos se veía chapapote por todos lados. Fijaros cómo se quedan las rejillas y los tubos en contacto con esos pegotes pegajosos.
Pegote de chapapote
¿Y los depósitos? Ñam, ñam, qué rica sopita…
Interior de un depósito I
Moviéndome con mil ojos para no tocar nada, porque apoyas una manga en esta pasta y no lo quitas ni con un cóctel de Fairy, Kalia, KH7 y nitroglicerina. Eso si consigues despegarte, claro, que igual este depósito es a los visitantes como las Droseras a las moscas y una vez te quedas pegado ya no consigues escapar jamás.
Interior de un depósito II
Hala, visto el campo petrolífero nos vamos a echar una ojeada al pueblo. Según recorres sus calles te vas dando cuenta que la aparición del petróleo despertaría muchas esperanzas, generaría ideas de riqueza para la zona pero ver que era poco rentable por su poca pureza fue deshinchando las expectativas iniciales hasta volver a convertir el pueblo en poco más que unas casas en medio de la nada. Hasta la gasolinera ha cerrado, aquí está con el bar al lado.
Gasolinera abandonada I
Queda la estructura, pero han desaparecido los surtidores mientras el tiempo va dejándose notar en techo y paredes de la oficina.
Gasolinera abandonada II
El municipio contaba con poco más de 1150 habitantes allá por el año 1860. Desde ahí ha ido bajando en un lento pero contínuo declive hasta los 132 habitantes del año 2013. No es difícil imaginarse cuál es el triste destino que aguarda a pueblos como este y otros similares, más aún si no hay petróleo…

Hueco, papelera, etc

Ya os váis imaginando qué os voy a contar hoy, ¿verdad? En el Paseo de Pereda habían puesto unos andamios de obra para reformar una fachada más o menos por donde está la tienda náutica de Godofredo.
Andamio en la calle
Y oye, ya que la protección colorada del andamio dejaba un ligero hueco… ¿qué mejor que usarla de papelera? Por si fuera poco se ve que no han sido ni uno, ni dos ni tres los que han tenido la misma idea. Será porque en el Paseo de Pereda no haya papeleras para tirar cosas, pero no, están mejor aquí además nos queda más a mano. Como diría Forges, señor, señor, qué país…
Papelera en el andamio
Pero no es ese el único caso, no. Los del Llaollao ponen unas mesas para que la gente se tome los yogures helados cómodamente. Una vez finiquitados, ¿qué se hace con la cuchara? ¿Dejarla en la mesa? ¿Tirarla a la papelera? No, que va.
Cuchara en la repisa I
La pared tiene una repisa que ni pintada para el tema, mejor dejarla haciendo equilibrios a ver si pasa ese del blog con la cámara, la retrata y le da esos quince minutos de gloria que se merece la cuchara. Y sí, pasé. Y sí, la retraté. Y sí, espero que se haga famosa.
Cuchara en la repisa II

La mina de Morero

Leyendo y releyendo cosas sobre Cantabria tuve noticias de la existencia de varias minas en las cercanías de mi casa. Un sábado aprovechando un rato libre me fui a ver si encontraba una en concreto, la mina de Morero situada junto a un lago que recibe por nombre «El pozón de Morero». Habiendo visto la posición en Google Maps y usando el móvil para orientarme (más que nada porque de otra forma me habría perdido cienes y cienes de veces) escojo un camino y me voy a la aventura. Camino que por cierto estaba hecho una porquería y que finalmente hube de abandonar porque por un lado estaba cortado, quedándome sólo la opción de hacer la cabra campo a través y, la verdad, ya no está uno para esos trotes ni para acabar lleno de garrapatas.
Camino de la Mina de Morero
Retirada a las posiciones iniciales, elijo otra vía de acceso al Pozón y allá me dirijo en coche. Aparco en las cercanías, camino un poquito y ¡ops! Valla al canto con cartelotes de prohibición. Voy a echar una ojeadita a ver si me puedo escaquear por alguna esquina, total estoy a un pasito.
Paso cortado a la mina de Morero
Pues no, va a ser que no, que no me escaqueo, no entro y no me acerco, buenas ganas tengo yo de enfrentarme a un enjambre de abejas cabreadas. Me quedo sin ver la mina, me quedo sin ver el pozón, vamos a por una cervecita fresca que el día se lo merece y es mucho más sano que acabar lleno de picotazos.
Cartel ahuyentador

Rotondas de Torrelavega

De siempre he tenido una querencia por las rotondas y por los extraños engendros que les colocaban encima. Gran descubrimiento ha sido Torrelavega para entretener esta filia mía, con sus rotondas de chapa, sus rotondas con palomar y otras más que me fui a fotografiar hace unos días. Si estáis interesados en verlas, os acercáis al campo con letras y seguís derechitos por la calle que pasa por delante.

La primera es una que parece el bastidor de la rotonda de chapa mencionada anteriormente pero sin las placas exteriores. Con sus cables correspondientes, como no, porque no me libro de ellos vaya donde vaya.
Rotonda en Torrelavega I
Un poquito más cerca… bueno, por lo menos es distinta.
Rotonda en Torrelavega II
Desde otro ángulo, se ve cómo está compuesta por dos cuadrados unidos en un ángulo de 90º que tienen apoyados encima otro elemento similar pero girado 180º con respecto al de abajo.
Rotonda en Torrelavega III
Seguimos andando y aparece otra rotonda: la de los piedros.
Rotonda de los piedros I
¿Porqué le llamo así? Porque esta es un modelo clásico más sencillo, más económico y de mantenimiento reducido. Se hace la rotonda, se ponen unos piedros encima y aquí paz y después gloria.
Rotonda de los piedros II
Pero por lo que pude ver son piedros-piedros sacados directamente de su entorno natural, sin labrar, esculpir, trabajar ni gastar mucho tiempo en su procesamiento. De la cantera a la rotonda y tiro porque me toca.

Recorremos un pequeño tramo a continuación para llegar a la tercera y última que veremos hoy. La… «cosa», que otra palabra no me sale.
Otra rotonda I
¿Que qué es esto? ¿Me lo preguntáis a mi? No sé, de frente me parece John Travolta en «Fiebre del sábado noche», con las piernas cruzadas y el brazo para arriba con el dedo en alto. Claro que mi opinión no puede ser representativa de nada debido a la reiterada cantidad de golpes que me di en la cabeza cuando era pequeño y a la afectación neuronal que ello puede conllevar.
Otra rotonda II
A lo mejor es el periscopio de un submarino cubista… quien sabe. Pero seguro que hasta tiene una curiosa historia detrás y todo. Como interesante es otra que me contaron de Torrelavega: un conocido personaje de la ciudad al que le dedicaron una calle se ofrece a donar gratuitamente una obra para poner sobre una rotonda. Pero claro, al ser gratis no hay quien «pille cacho» y por más que lo intentó no hubo forma. No digo más porque quisiera confirmar la historia con más detalles, pero ¿porqué será que me lo creo, lo veo perfectamente factible y suena 100% a las cosas que pasan a veces en este país?
Otra rotonda III

Reconversión

De ramas en troncos, lo nunca visto para mi en el reino vegetal. Frente al Dolmen de La Lora discurre un río. A su orilla vimos unos cuántos árboles, en esto que me fijo y… ¿de donde salen, si están justo encima del río?
Ramas reconvertidas I
Amplío un poco más y veo que forman parte de un árbol caído. Pero qué curioso… con esa longitud que tienen no puede ser que se haya caído hace poco, es imposible que unas ramas tuvieran semejante longitud, y si son troncos ¿cómo nacieron ahí? Me tiene toda la pinta de ser ramas que una vez caído el árbol tiraron hacia arriba y se reconvirtieron cada una en un árbol completo… pero entonces deben compartir las raices del tronco horizontal porque están justo sobre el agua… además que ya pueden estar bien fijas para sostener todo ese peso. ¿Algún botánico en las inmediaciones que pueda hacer luz en este asunto?
Ramas reconvertidas II

A Leonardo Torres Quevedo

Si Marcelino Menéndez Pelayo fue el genio de las letras cántabro, Leonardo Torres Quevedo podría ser nombrado perfectamente el genio de las ciencias en esta comunidad. No se había llegado al año 1900 y el hombre ya estaba diseñando máquinas automáticas de calcular que casi podrían ser las bisabuelas del primer ordenador, teleféricos (creo en 1916 uno para las cataratas del Niágara que hoy en día casi cien años después sigue en activo), dirigibles o dispositivos de radiocontrol.

Nació en Santa Cruz de Iguña y allí le han dedicado este miniparque temático, a escasos metros del parque de Luis Bustamante y Quevedo.
Monumento a Leonardo Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña I
Lo primero una estatua del personaje sobre un pedestal, por supuesto.
Monumento a Leonardo Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña II
A la izquierda un pasillo lleno de paneles contando la vida, obra y hazañas del ilustre inventor. Algunos de los paneles son interactivos, con preguntas y botones para que contestes en plan «¿cuál es la respuesta correcta?». Como también era de esperar, algunos ya ni funcionan.
Monumento a Leonardo Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña III
Este cartel es precisamente el referente al «Spanish Aerocar», el transbordador que cruza las cataratas del Niágara.
Monumento a Leonardo Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña IV
Y como último elemento, tres postes con ruedas dentadas enormes en lo alto, planos de los inventos de este hombre dibujados en el frontal y uno de esos paneles interactivos para que contestes algunas preguntas. Pues mira tú qué buen sitio para estirar las piernas, aprender algo nuevo, culturizarse y jugar un poco.
Monumento a Leonardo Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña V

El campo con letras

Oye, qué majo y qué moderno el campo de fútbol de la Gimnástica de Torrelavega. Qué distinto. Acostumbrado a ver ese molote de hormigón que es el Sardinero llama la atención encontrarse un recinto futbolero así de estético exteriormente.
Campos del Malecón I
Por si fuera poco los muros de color negro están repletitos de palabras y frases troqueladas en la chapa metálica que hace de cobertura exterior.
Campos del Malecón II
No me lo leí todo pero hasta parecen cosas con sentido. La pena es que podían haber aprovechado para hacerse más famosos. Ponen una palabra jocosa, polémica («culo» o «tetas» funcionaría de miedo) en alguna parte escondida, lo cuentan en las redes sociales retando a que la gente la encuentre (véase lo que pasa con la rana de Salamanca) y seguro que vendrían hasta desde Japón para verlo.
Campos del Malecón III

Malditas columnas

En el hall del edificio del Casyc tienen una exposición bastante diferente a lo que es habitual. Ni cuadros, ni fotos, ni tetrápodos, está compuesta de una serie de columnas decoradas cada una o cada dos de formas diferentes.
Exposición malditas columnas
Creo que tendrían que haber incluido una que hay en el parking del Media Markt, porque a pesar de estar pintada de amarillo fijaros la de marcas que adornan su lateral. No me quiero ni imaginar la de improperios que habrá tenido que oir y la de veces que un conductor se habrá acordado del albañil que hizo la maldita columna, de ahí que su lugar natural tendría que estar también en la exposición del Casyc.
Columna del MediaMarkt

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