Allá por julio de 2014 y una vez visitado el Túnel de la Engaña me sobraba tiempo asà que opté por esa costumbre tan mÃa como es carretera y manta a ver donde aparecemos. Crucé el puerto de Estacas de Trueba para disfrute de mi coche, que el pobre en su anterior vida no habÃa pasado más allá de Torrelavega, y acabé en las merindades burgalesas, concretamente en un pueblo de nombre cuanto menos curioso: Las Machorras. Allà me zampé un bocata jamonero con una clara de cerveza que me sentó de fábula tras todo el ejercicio tunelero mañanero.
Justo cuando me iba veo por el rabillo del ojo esa pancarta que cruza la carretera nacional. Paro, me fijo y la retrato porque seguro que la cosa tiene miga. Se hace una ampliación del cementerio sin licencia de obra y sin permiso de Sanidad. Claro, pasa lo que pasa, denuncia al canto, Iberdrola tampoco está de acuerdo, el cura no deja usar los nichos nuevos y los vecinos cabreados.
Ná, esas minucias tan habituales en este paÃs. Si se muere alguien me imagino que los familiares tendrán que meterlo en el arcon frigorÃfico a la espera de que el señor juez dictamine el futuro del cementerio…
Casualidades de la vida
A veces la vida tiene unas curiosidades de lo más curiosas, valga la redundancia. El lunes pasado se me antojó ir a sacar unas fotos nocturnas de la Isla de Mouro desde el Palacio de la Magdalena. Quedaron apañaditas, sobre todo si tenemos en cuenta que el sol ya se habÃa puesto, era prácticamente de noche, luna nueva para más jodienda y habÃa que enfocar casi al bulto. Lo bueno de la fotografÃa digital es que si no sale bien a la primera saldrá a la segunda, a la tercera, a la cuarta, a la décima o por aburrimiento.
Ya es casualidad que justo el dÃa que me pilla en el Palacio con trÃpode, cámara, disparador remoto y ganas, aparece el helicóptero de rescate que hay en Santander y se pone a dar vueltas alrededor de la isla iluminándola con un foco enorme que lleva en la parte inferior. Hombre, mira, pues ya que estamos vamos a documentar el asunto.
No tengo ni idea de lo que estaban haciendo, me dio la impresión que alguien bajaba con una camilla a la superficie iluminada de la isla. Al llegar a casa eché una ojeada al periódico a ver si habÃa noticias sobre un rescate por los alrededores pero nada de nada. Al dÃa siguiente tampoco, por lo que supongo que serÃa simplemente un ejercicio de rescate. Sea como sea, retratado queda.
No se da cambio para la OLA
Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?. Perdón, ¿me podrÃa dar cambio para la OLA?.
¿A qué conduce eso? A esto.
Qué maravilla, cada dÃa hago las entradas del blog más rápido…
Los marcianos nos espÃan
Yo creo que sÃ, qué les interesamos y nos están espiando a ver qué pueden hacer o si nos pueden pillar desprevenidos. Por eso van dejando artefactos por ahà sueltos con los que nos estudian. Artefactos raros en sitios curiosos para que no nos demos cuenta. Pero yo soy más listo y los voy descubriendo. Aquà en el puerto de Raos hay uno, encima de ese poste rojo.
Es un trasto redondo con cuatro antenas que no destaca nada, gracias a ello pueden ir viendo la totalidad de Santander justo enfrente y a los pescadores que tranquilamente usan sus cañas en el muelle de Raos. Quizá quieran adueñarse de sus voluntades y crear un ejército de pescadores zombies, no sé, no sé…
La verdad, no me ha quedado la entrada como «La guerra de los mundos» de Orson Welles pero con un poco de práctica llegará el dÃa que hasta suene convincente.
El puente de SolÃa
He de reconocer que lo de las cosas históricas a veces no acabo de entenderlo. Y para que me entendáis, un ejemplo sus voy poner. En yendo desde Astillero hacia Cabárceno acábase viendo una rotonda junto a la afamada Taberna La SolÃa. Del otro lao de la rotonda se puede ver un puentecillo, o más bien medio puentecillo, a caballo sobre un riachuelo guarrindongo.
Asegún parece el antesdicho puentecillo fue hecho por los romanos, con variaciones posteriores y modificaciones deconstructivas hasta el punto actual, que queda lo que queda y como mucho da pena a pesar de estar incluido en el Inventario general de patrimonio cultural de Cantabria y haber sido restaurado en 1997.
¿Qué cómo sé tales cosas? Como siempre, por el cartelote de al lado. Ya véis qué majo era años ha, como lucÃa y cómo se ha convertido en una birria tirada en medio del campo, destinado a criar hierbajos y dar cobijo a las grullas cuando llueve. Las kosas de la kultura son asÃn, no dan pasta asà que no interesan.
La madre del emigrante
Mira tú por donde tenÃa una entrada pendiente dedicada a la estatua «La madre del emigrante» en Gijón y se ha ido a morir su autor. Se llamaba Ramón Muriedas, era cántabro y hacedor también de la estatua del Neptuno niño que lució desde 1979 a 2012 en un pedrusco frente a la playa del Camello.
«La madre del emigrante» está en una plaza redonda en el Paseo del RinconÃn (el paseo marÃtimo de Gijón), concretamente pasando el rÃo y continuando por la costa en dirección este. El simbolismo está claro, intenta reflejar el sufrimiento de las madres asturianas que vieron a sus hijos partir en busca de una vida mejor sin saber si volverÃan a verlos. Los gijoneses la llaman la lloca (la loca).
Esta estatua es una demostración de que las cosas de palacio van despacio. Se pensó en 1958 pero no se concretó el tema hasta 1963. Pero por mucho que se concretara, no se encarga hasta 1967 y no se inaugura hasta 1970. Del dicho al hecho sólo en doce añitos, no está mal.
Y para más la obra no entró con muy buen pie en la ciudad, durante tiempo echaron pestes de ella llegando incluso a ponerle una bomba en 1977. La retiraron y unos años después volvÃa restaurada a su sitio. Pero la cercanÃa del mar es mala compañÃa para las estatuas de metal y en 1995 tuvieron que restaurarla de nuevo, con polémica porque consideraron que Francisco MacÃas, escultor encargado de la renovación, habÃa variado elementos originales y le añadió una pátina que desvirtuaba la pieza original. This is Spain. Hagas lo que hagas siempre te caerán tortas de un lado u otro.
En 2004 el salitre de nuevo hace de las suyas: el «esqueleto» de la estatua fabricado en hierro casi se venÃa abajo, los pies tenÃan grietas y el vandalismo habÃa dejado la mano derecha sólo con un dedo. Ooootra vez toca restaurarla con cambio de esqueleto interno, recomposición de los pies, puesta de nuevos dedos y con capa protectora exterior, a ver si de esta vez dura más tiempo entera.
Pero llega el 2012 y nuevamente un miembro del tropel de orcos que pueblan este paÃs no tiene mejor cosa que arrancarle un dedo. Desde luego, si yo fuera la estatua iba pidiendo la jubilación porque menuda vida que lleva la pobre. Menos mal que a fuerza de verla por lo menos la gente de Gijón ha acabado aceptándola y queriéndola, más o menos como pasó con el sireno vigués. Algo es algo…
Un castillo en Santander
En Santander hubo un castillo, se llamaba Castillo de San Felipe y estaba situado donde ahora está el edificio del Banco de España. Fue derribado a finales del siglo XIX, utilizándose las piedras de los muros para rellenar la dársena del puerto. No queda nada de aquella fortaleza, pero por si alguien tiene antojo siempre puede acercarse a la calle Menéndez Pelayo y en un rincón apartado tiene este sucedáneo.
Una torre y unas columnas ante las escaleras que suben a General Dávila. ¿Era esto un castillo? Si, pero no. Según dice este cartel era el «Hotel Castillo», aunque por más que busqué para ver si tenÃa alguna curiosidad en su historia no encontré ninguna referencia en internet a un establecimiento con ese nombre.
Por supuestÃsimo que habiendo un lugar donde poner un candado, tiempo faltó para que apareciera el primero. Al cien por cien. Si señor, 100% de seguridad que si pones una alcayata en la calle acabará apareciendo un candado de su medida. Y si dejas a su lado un agujero más pronto que tarde habrá quien descubra su utilidad como papelera.
Reflejado
Allá donde vea reflejos, allá me voy con mi camarita que siempre se puede conseguir alguna foto bastante apañada. Esa charca-acequia-estanque situada frente a la catedral va pidiendo experimentos fotográficos, a ser posible distintos de lo que ve todo el mundo.
Y es verdad, se consiguen fotos majas sin esforzarse lo más mÃnimo (otro requisito imprescindible para que me acerque con la cámara, que si es muy cansado mejor dejarlo para otro año).
Tanto en colores como en blanco y negro, ese ver la catedral al revés, esas ondas, nada que te pongas salen cosas bastante resultonas.
Asà que ya sabéis: fuentes, charcas, estanques, todo vale. No saldrán cosas como las que se pueden conseguir en el afamado «Miroir de l’eau» de Burdeos pero tampoco desmerecen mucho.
Feria de Muestras de Torrelavega (II)
Vamos a echar una ojeada a las máquinas expuestas en el conjunto museÃstico en el exterior de la Feria de Muestras de Torrelavega. En una primera aproximación veÃamos un cañón, una rueda enorme y un artefacto amarillo a lo lejos. Ese trasto es una perforadora usada de 1954 a 1977 en Solvay.
Ese eje en diagonal es el trasto que hace los agujeros. Lo sitúan sobre una piedra no sé si para que veamos cuál era su función o cementado en un intento de que los amigos de lo ajeno no se lleven la máquina, que son muchos kilos de metal y vendida al peso aún debe valer una pasta.
Otra máquina más, ésta ya me suena qué puede ser al haber visto una parecida en un reportaje de la tele sobre la fabricación de neumáticos.
Efectivamente, es una vulcanizadora. Meten el neumático aquÃ, lo cierran, le dan calor y sale el neumático hecho. Esta se usó de 1957 a 1980 en Firestone Hispania (actualmente la Bridgestone de Puente San Miguel) y creo que me estoy haciendo viejo, porque cuando empecé a conducir recuerdo haber visto coches con neumáticos que tenÃan ese dibujo con forma de las llaves que se usan en matemáticas.
Vino desde lejos, concretamente desde Akron en Estados Unidos, donde está la sede de Goodyear.
Esto otro es una turbina, usada en Solvay de 1959 a 1970.
Uno no puede dejar de curiosear a ver cómo es por dentro. Habiendo huecos ya sabéis lo que pasa, rápido aparece el que lo usa como papelera.
Otro invento similar, aunque de menor tamaño. Este no recuerdo qué era, además me olvidé fotografiar una placa como la que tienen los demás en la que aparece su función y la época en que estuvo en activo.
Como el anterior, habiendo hueco hay que irlo llenando con lo que sea. ¿Papeles? Venga papeles. ¿Botellas? Vengan botellas…
Y más o menos esto es lo que allà habÃa. Al interior de la Feria de Muestras no pasé porque no habÃa ninguna exposición. Habrá que consultar el calendario a ver si pillo alguna para echar una ojeada por dentro aunque me imagino que será lo tÃpico: un gran espacio abierto para albergar eventos.
De noche
De dÃa se pueden sacar fotos bonitas, pero algo tienen las fotos nocturnas que me encantan. Esas luces, esos reflejos, ese ambiente…
…claro que si hablamos de ambiente nocturno, las fiestas que se montan algunos dan para sacar otra buena tanda de fotos. Nena, ven que te llevo en mi carro.
A diez metros de este cruce estaban dos policÃas dentro de un coche patrulla viendo a los de la foto anterior y a los de esta otra con una cara de resignación en plan «qué le vamos a hacer» que tenÃais que haberla visto.