He visitado el museo bajo tierra de la muralla en la Plaza Porticada, he visitado el refugio antiaéreo de la Plaza del PrÃncipe, querÃa visitar también el Centro de Interpretación de los muelles pero me parece que esta vez me quedo con las ganas.
Debe ser el gran desconocido para los santanderinos y su entrada está bien disimulada. Esta es una entrada al párking de la plaza de Alfonso XIII. Mientras estaban construyéndolo reaparecieron una serie de estructuras correspondientes a las dársenas de los muelles antiguos y lo convirtieron en un «Centro de Interpretación». Otro más… Asà que por aquà entramos, bajamos una planta y aparece una puerta de metal que pone «muelles».
Con sus indicadores rojos y verdes de espere y pase, con su cartelote, los horarios, lo que quieras… pero está cerrada y lleva tiempo en esa misma condición. Hace tiempo les pregunté a los de la oficina de turismo cuando se podrÃa visitar y ni ellos mismos lo sabÃan. Hace poquito repetà pregunta sólo para recibir la misma respuesta. Asà que nada, a seguir esperando y contentarse viendo el folleto creado para la primera tanda de visitas, allá por 2010.
A Juan de Castillo
Si te llamas Juan y naces en un pueblo cántabro denominado Castillo allá por 1470, tampoco es muy raro que te acaben llamando «Juan de Castillo». Y si además te haces famoso, que te dediquen un busto incrustado en un lateral de la iglesia.
¿Quien era el hombre éste? Pues un arquitecto que a pesar de nacer aquÃ, desarrolló la mayor parte de sus trabajos en Portugal donde lo reconocieron como el mejor arquitecto de la época y uno de los más grandes de Europa, llegando incluso a ser condecorado como «Caballero de la Orden de Cristo». Entre sus obras hay cinco Monumentos Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el Convento de Cristo en Tomar, el Monasterio de los Jerónimos en Lisboa, la Fortaleza de Mazagón en El Jadida (Marruecos), el Monasterio de Batalha y la Real AbadÃa de Santa MarÃa de Alcobaça. Además de ser bonitos, ahà siguen en pie tras todos estos años. Ya podÃa aprender uno que se dedica a perpetrar adefesios en Oviedo.
Si alguno quiere ver más datos o fotos de esas obras ya sabe, a la Wikipedia derechito.
Cuidado con las olas
Acostumbrado a ver el mar en Vigo o Bayona, que al estar en el interior de una rÃa las olas llegan muy amortiguadas a la orilla, una vez aquà fue un sorpresón comprobar la fuerza con que las olas cantábricas alcanzaban la costa. Si nos cambiamos de paÃs, en Anglet algo raro debe haber porque menudas olazas aunque el mar estuviera como un plato. En Biarritz (algo más al sur) la gente disfrutaba en la playa según certifican las dos fotos conmemorativas que ya mostré. Digo que algo raro debÃa pasar en Anglet porque fijaros cómo rompe el mar.
Qué obediente esa gente que se para al principio del espigón y no sigue de acuerdo a lo que manda la señal. Si, si… ampliar un poco la imagen y veréis cómo al fondo, casi donde rompÃa el mar, se distinguen tres personas en bañador haciendo oposiciones a salir en la sección de sucesos del periódico.
A la izquierda del espigón anterior hay otro donde el mar batÃa aún con más mala leche. Fijaros qué oleaje. En cambio, en un tercer espigón un kilómetro más a la derecha (se ve en la primera foto) no se notaba ni el movimiento de las olas. ¿Alguien lo entiende?
El personal en la playa no perdÃa detalle porque menuda marejada, menuda forma de romper contra las rocas y cómo saltaba la espuma hasta alcanzar el faro.
Con este tipo de fotos tengo un problemón. Enfoco, me quedo preparado esperando la rompiente y nada, olas mÃnimas. Saco el ojo de la cámara y justo en ese momento el mar se desahoga con ganas contra la escollera. Levanto la cámara, disparo y tan sólo pillo un resto de espuma. Tendré que irme con la toalla, la sombrilla, el trÃpode, el disparador inalámbrico y aprovechar de paso para tomar el sol un rato. Cada vez que rompa una ola, clic y ya tengo una foto. ¿Otra? Clic. Otra foto. Va a ser la única forma de que no se me escapen todas…
Por cierto, ¿os suena de algo ese farito y el espigón? A mi sÃ, salió en todos los telediarios hace casi un año por la mala leche que gasta…
Bunkers en la costa
En Noja hay dos playas, la de Ris y la de TrengandÃn, separadas ambas por una punta rocosa que se puede ver perfectamente en Google Maps. Por esa punta rocosa transcurre una ruta de unos dos kilómetros que conecta ambas playas. En verano la recorrà tranquilamente y además de las vistas me sorprendió encontrar un búnker abandonado casi llegando a la playa de Ris.
Se trata de un bunker de artillerÃa construido al principio del mandato del tÃo Paco (1940) como parte del plan de defensa costera ante un posible desembarco aliado durante la Segunda Guerra Mundial. Aquello del fondo es mi querido monte Buciero, por el que hace tiempo que no paso y no será por falta de ganas.
Anda que si nos vinieran a invadir estábamos bien servidos con semejante despliegue de medios. Seguro que en cuanto lo vieran, la flota aliada se daba la vuelta y escapaba con el rabo entre las piernas.
Por gusto hubiera ido a echar una ojeada dentro, pero estaba ocupado por un montón de chavalada con música y bebercio, asà que me lo apuntaré para la siguiente vez que pase por aquÃ. No por nada, es que no procedÃa tener que apartarlos a todos para poder sacar fotos sin gente por medio. Igual no estaban por la faena y me tiraban por la baranda, que hay gente muy rara en todos lados.
El búnker en si está muy bien conservado. Son las cosas del hormigón a lo bestia, que no hay polilla que pueda con él y menos si paredes y techo tienen un grosor como el se ve.
Ya puestos hay otro sitio relativamente cercano a Cantabria al que también le tengo ganas por estas construcciones sobre la arena.
Se trata de los bunkers alemanes de la segunda guerra mundial que hay en una playa de Capbreton. Poco queda por ver salvo las estructuras, pero llamativas son un rato. El dÃa que pasamos por allà estaba el tiempo tan horroroso que no pudimos bajar a la arena. A ver si un fin de semana que haga buen tiempo nos pegamos un saltito para inspeccionarlos.
Claro que el viaje que tengo entre ceja y ceja desde hace años es a NormandÃa. Cuando vaya sà que definitivamente quemo el obturador de la cámara del sobreesfuerzo porque pienso dejar ni un rincón sin fotografiar.
Interrupciones inesperadas
Esta que os voy a contar sà que fue inesperada de verdad. Pongámonos en situación. Ciudad de Burdeos. Calle Rue Sainte-Catherine, probablemente la más comercial de la ciudad. Repletita de gente que va de compras.
Mientras la parienta echa una ojeada en las tiendas de los alrededores yo veo un callejon de lo más interesante lleno de grafittis coloridos y una puerta con alfombra verde justo delante.
En la pared un cartel da cuenta de la autorÃa de las pintadas, atribuibles al colectivo Skinjackin.
¿Porqué hablaba de una interrupción inesperada? Porque mientras estaba encuadrando la segunda foto veo que se me cuela por el visor un señor de unos cincuenta años. Levanto la cabeza me mira sonriendo y me dice que tranquilo, que yo a lo mÃo y él ya va a lo suyo. Se para en la esquinita de un portal, saca el aparato y toma agüita amarilla por la acera adelante. Acaba, pasa delante mÃa, se despide amistosamente, aquà paz y después gloria. Tan alucinado me quedé que ni se me ocurrió sacar foto ilustrativa del evento. Hay gente rrrara, rrrara, rrrara…
El mandril está llorando
Caminando hacia la cabaña Verónica tienes mucho tiempo para fijarte en las montañas, en las rocas, en cada piedra. Y claro, pasa lo que pasa. Si yo voy viendo caras allá donde voy, en medio de la montaña no podÃa ser menos. Esta es Peña Olvidada, la primera montaña grande que aparece al empezar la ruta.
Vi algún buitre sobrevolándola asà que con el zoom de la cámara fui echando una ojeada a ver si descubrÃa donde anidaban. De pronto paré aquà y se me encendió la bombillita… ostras… si ese trozo de la montaña es la cabeza de un mandril, redonda, peluda, con el hocico alargado y dos ojitos que lloran… pero calcadito, oiga. Menuda ruta, primero la cara que vi en ésta entrada, luego un mandril lloroso…
…y aún faltan otras dos, unas que parecÃan los reyes magos y otra parecida a un boliviano. ¿SerÃan alucinaciones producidas por la altura?
Preparativos navideños
Como todos los años, entramos en diciembre y según nos aproximamos a las navidades se empiezan a ver ciertos preparativos en la ciudad asociados a las fiestas que se acercan. Uno es la aparición del mercadillo navideño. Años anteriores fue en la plaza de Pombo, este año es en la plaza de Alfonso XIII (junto a los jardines de Pereda). Ayer estaban preparando todos los puestos para la apertura no sé si hoy o mañana, pero contad con él y sus casi 70 puestos hasta pasado Reyes.
Otro de los clásicos en los últimos años es la pista de hielo de la Plaza Porticada. También se puede contar con ella hasta pasar el dÃa de Reyes.
Ayer tenÃan montada toda la infraestructura pero en vez de hielo habÃa agua. Esta es la pista anexa para niños y adultos poco puestos en el asunto del patinaje. También estaba llena de agua aunque a la izquierda se aprecian los dispositivos enfriadores cubiertos por una capa de hielo.
En una toma más cercana se ve cómo empieza a generarse la capa de hielo que luego se irá extendiendo poco a poco hasta la totalidad de la pista. Hala, a disfrutar de las navidades. Qué raro se me hace este año, me da la impresión que el verano acabó anteayer y en menos de un mes se acaba el dos mil catorce…
Todo en chocolate
Bayona en Francia es conocida por sus maestros chocolateros. Pues Ribadesella en cierto modo también, porque maestros no sé si serán, pero hacen cada cosa con chocolate que te quedas asombrado. Tanto yo como la parienta alucinamos cuando vimos un zapato de tacón que además se puede comer.
Y una fabada hecha del mismo material. Esto es lo que serÃa una metacomida, una comida que no es esa comida pero sà es para comer. Toma moreno, como para ponerlo en selectividad y pedir que razonen la respuesta…
¡Y el Jurásico en chocolate! ¿Esto qué será, un dinosaurio de chocolate? ¿Tamaño miniatura o tamaño real?
Lo que sà habÃa por todos lados eran las Letizias, cajas y cajas en todas las pastelerÃas.
¿Qué son? Bombones de chocolate con forma de corazón. Con eso de que Letizia era la princesa de Asturias, vamos a bautizarlos con su nombre que todo lo que sea publicidad gratuita siempre es bienvenida.
Al que no haya visitado Ribadesella todavÃa que no se lo piense y aproveche para hacer una escapadita. Mejor en verano por la playa, pero bueno, papeo rico, chocolate y sitio donde pasar un rato entretenido encontrarás todo el año.
Buscando apañitos
Cuando quiero comprar algo suelo echar una ojeada antes por ebay a ver si suena la flauta por casualidad. Estos dÃas querÃa comprar una guÃa de Francia y otra del PaÃs Vasco de cara a ir planificando posibles rutas o viajecillos, aunque me tiraban para atrás un poco los precios: la una treinta y un euros por veinticuatro de la otra. De chiripa localicé alguien que las tenÃa a la venta en modo subasta. Esperando al último momento al final se vienen las dos para casa por quince euritos con ochenta céntimos, que no está mal el ahorro. Gracias a este apañito ya tengo entretenimiento planificador para las tardes lluviosas que nos esperan.
Revisitando con más suerte
Con más suerte pero con menos suerte, depende como se mire. Hace unos meses pasamos por el Embalse del Ebro con ganas de visitar la torre de la iglesia a remojo. Nos quedamos con las ganas porque estaba demasiado a remojo. Para estas cosas uno falla pero nunca olvida, asà que repetimos faena hace unos dÃas. El nivel del embalse estaba unos tres metros por debajo del anterior asà que ahà la tenÃamos la torre totalmente a nuestra disposición.
¿Eh? ¿Pero qué coño es esto? ¡Se ha derrumbado la pasarela! Madre mÃa, menudo gafe… Ese cartel de abajo a la derecha decÃa «Prohibido el paso por la pasarela». Vaya hombre, qué mala suerte. Ajo y agua otra vez.
Una pena porque la torre se usa como mirador y desde allà arriba debe haber unas vistas preciosas de todo el entorno.
Una pena no poder pasar porque en la otra esquina de la iglesia se ve cómo ha ido quedándose en ruinas, ya sólo resta la torre y el resto ha desaparecido.
Una pena no poder pasar y ver la entrada, con esa escalera de caracol hacia arriba.
Una pena no poder ver a través de las ventanas del campanario, con esos carteles indicando todo lo destacable de las inmediaciones.
Un campanario, cuatro ventanas, cuatro vistas diferentes, cuatro carteles, cuatro paisajes. Y yo sin poderlos ver…
Ni el tejado, seguramente reformado hace poco. Falta la campana, pero pon en este paraje desolado una campana de bronce y verás lo que dura en su sitio.
Tampoco pude ver las cagadas de los pajaritos que deben anidar allà por docenas.
En fin, lástima que uno sea tan responsable y le haga caso a los carteles avisadores porque ya véis todo lo que me perdÃ. Habrá que volver otra vez, a ver si ya repararon la pasarela y puedo volver a ver todo lo que no vi este dÃa.