Casi listos para otro invierno

He podido comprobar que los chalets de Somo, aquellos a los que el mar dejó sin terrazas, casi están listos para intentar pasar el siguiente invierno. Han acabado el muro de contención, las terrazas vuelven a estar en su sitio y no sé si mantendrán la enorme duna que levantaron entre el muro y la playa. No creo, de todas formas en cuanto venga la primera tormenta con marea alta seguramente el mar se encargue de reclamar toda la arena para si.
Obra en los chalets de Somo
Seguiremos pasando por allí, seguiremos informando, seguiremos con la antena puesta a ver qué sucede en cuanto llegue el mal tiempo de verdad.

Portío desde Cerrías

Si hiciéramos una clasificación de playas según su tamaño, en la categoría de «microbianas» estaría la de Cerrías. De tamaño más bien enanito pero recogida, protegida del viento del oeste pero como venga una docena de personas con toallas ya pueden ir colgando el cartel de completo.
Playa de Cerrías I
Justo enfrente está la de Portío con sus estratos horizontales, una de mis playas favoritas para irme a pasear con los perros y que desfogaran todo lo que quisieran, son las ventajas de que allí en invierno un día de semana no va ni el tato.
Portío desde Cerrías
Bajo a la arena de Cerrías y oye, es la primera vez que veo un acantilado con ventanita.
Playa de Cerrías II
Pues sí, una cueva o grieta en la parte de detrás y un agujero demasiado cuadrado como para pensar que ha sido hecho por la acción del mar. ¿Será que alguien quería montarse una «solución habitacional» allí? Pues no se lo recomendaría porque al final lo que mata es la humedad y dentro de esa oquedad va a estar de todo menos seco.
Playa de Cerrías III

¿De veras están trabajando?

Una duda, que hace tiempo que me desconecté un poco de los trabajos en el Centro Botín y las dos últimas veces que pasé cerca me han dado la impresión que no avanzan ni mucho ni poco, sino nada. En la mitad grande del edificio he visto que interiormente parece estar montada la climatización como única novedad. En la mitad pequeña me da la impresión que no han hecho nada de nada. ¿Sabe alguien si siguen trabajando o se lo están tomando con más tranquilidad?
Centro Botín en la actualidad

Bajo la Porticada

Anda que no llevaba tiempo diciéndome que teníamos que hacer una visita al «Centro de Intepretación de la Muralla» de Santander, ese que está bajo la Plaza Porticada. Años que tuvieron la zona vallada mientras realizaban excavaciones, por fin inauguraron en julio de 2014 y un día por otro, otro por el siguiente, aún no lo había visitado. Y no será porque resulte complicado>: pasas por la oficina de turismo de los Jardines de Pereda o les llamas al 942-203000 / 942-203001 y escoges día para verlos. Así de simple.

Allá fuimos. Te atiende una chica muy amable que explica un poco cómo va a ser la visita. Primero un video. Continúas hacia un pasillo donde te enseñan un tramo de unos diez o doce metros de los restos de la muralla medieval, ésta de la izquierda.
En el Centro de Interpretación de la Muralla I
Como esa muralla antiguamente medía siete metros de alto y quedan sólo tres y medio, ingeniosamente pusieron un espejo en el techo de modo que la muralla más su reflejo te dan la impresión de cómo era antes.
En el Centro de Interpretación de la Muralla II
Tras ver la muralla, otro video en la pared de enfrente. Rodeamos la muralla. Venga otro video. Vemos esta vitrina…
En el Centro de Interpretación de la Muralla III
…¿y un vídeo? No, que va, nos dan un tablet con una aplicación explicativa de la historia de Santander y hala, «do-it-yourself» que para algo tenéis manitas. Po fale… a pesar de no ser un plan excesivamente atractivo he de decir que me quedé alucinando con las fotos de Santander Medieval. Ya he visto un montón de fotos antiguas de la ciudad, pero prácticamente todo del siglo XX por eso me llamó la atención ver este grabado de la obra «Civitates Orbis Terrarum» de Braun y Hogenberg (los de la medianera) en que aparece el Santander del siglo XVI, ligeramente distinta de la que es hoy en día, tanto en dimensiones, como en la de rellenos que se han hecho para ganar espacio al mar. Ese espigón es el muelle del Martillo, cuyos restos se pueden ver hoy en medio de los Jardines de Pereda. Detrás se ve una muralla en la entrada y esa es justo la que está bajo la Plaza Porticada. No ha cambiado la ciudad ni ná…
Santander Medieval
Por cierto, la «Civitates Orbis Terrarum» es una colección de vistas panorámicas, planos y comentarios de ciudades medievales publicada sobre 1570. A día de hoy está disponible de forma gratuita en internet, si la queréis ver es bien facilito. Esta es mi vida… empiezo hablando de turismo, visitas y acabo con mapas y obras medievales. De oca a oca y me entretengo porque me toca.

De noche aún más feo que de día

Sobre el famoso Palacio de Festivales santanderino ya lo dije en su día, bonito, lo que es bonito, no es. Evolucionó mi parecer hacia el horrible lo mires donde lo mires y sigo opinando lo mismo, sea de día o de noche con esa iluminación verdosa.
Palacio de Festivales de noche I
Si en la parte superior le ponen un cartelote «Club Acrópolis» o algo parecido hasta me lo creo y todo. Cosa más fea. Si llego en el ferry y esto es lo primero que veo de Santander, con el susto me pensaría muy mucho desembarcar no vaya a estar la ciudad llena de mamotretos semejantes.
Palacio de Festivales de noche II
En cambio la duna construida para el Mundial de Vela sigue siendo punto de paseo y reunión para un montón de gente, además de fotogénica tanto de día como de noche. Mil veces más bonita al atardecer que el Palacio de Festivales.
La duna de noche

Camino de la Cabaña Verónica (I)

Como conté anteriormente, a finales de octubre viendo que se acababa ese veranillo que nos acompañó dos meses más de lo habitual salí pitando hacia Fuente De para hacer la ruta hasta la Cabaña Verónica. Primero teleférico hasta el Mirador del Cable y desde allí caminito paso a paso con tranquilidad porque el refugio de la Cabaña Verónica está casi en lo alto del primer pico picudo que se ve por la izquierda. Un día perfecto para sacar fotos con sol, algo de airecillo, cielo despejado y azules impresionantes.
Vista general de la ruta a Cabaña Verónica
El camino no presenta excesiva dificultad, es ancho y perfectamente señalizado. Empieza con una pista por la que pueden circular todoterrenos sin problema. Un servidor iba todo emocionado por las ganas de hacer esta ruta otra vez, empecé a toda mecha con un paso ligero que ni que estuviera entrenando para un desfile de la Legión. Un kilómetro después y ya con la lengua fuera me dije que mejor bajar el pistón porque a dos mil metros de altura las cosas no son como a nivel del mar. No es una ruta especialmente larga (la completé en dos horas), pero entre la altura y que para ir todo es en subida mejor gastar las energía justas al principio porque el último cuarto es el más complicado.
Enfilando hacia Cabaña Verónica
De la pista se pasa al pedregal, un senderito entre los millones y millones de pìedras desprendidas de las montañas que te rodean.
Caminando en el pedregal II
Aquello es un secarral de cuidado. El único líquido que vi fue un lago al principio del camino. Ni ríos, ni fuentes, ni embalses, ni nada de nada.
El único lago camino de Cabaña Verónica
En este punto había otra cosa que me interesó bastante, una subida con muro de mampostería por donde se va a las minas de Altáiz actualmente abandonadas. Para otra vez tengo que seguir por ahí, seguro que se ve algo de interés.
Subida a las minas
De un pedregal pasamos a otro mayor, esperando que las montañas sepan apreciar el respeto que les tengo y ninguna deje caer nada de veinte toneladas mientras paso yo.
Caminando en el pedregal I
Porque si cae… mejor que no te pille debajo si no quieres acabar como aquel de «La Vida de Brian«.
Piedra caida de la montaña
En el desierto a una duna le sigue otra, y otra, y otra. Aquí a un pedregal le sigue otro y otro más. Desde el teléferico venía detrás mía un montañero de verdad, de los que van a un ritmo suave pero constante todo el camino y llevan equipamiento de verdad, no material suelto de montañero dominguero como otro que yo me sé. Mientras sacaba fotos me di cuenta que en la mayoría me faltaba una referencia para poder apreciar las dimensiones del entorno, así que dejé pasar al montañero, me mantuve a una distancia regular y anda que no lo retraté veces ni ná. Aquí lo tenéis, caminando en dirección a otro pedregal.
Caminando en el pedregal III
A medio camino cambia el cuento. Los llanos entre pedregales se convierten en subidas entre piedras de tamaño respetable. Señoras montañas, no dejen caer hoy las rocas que puedan dejar caer mañana. Nuevamente el alegre montañero me sirve para que podáis estimar el tamaño de los pedruscos.
Subida por el pedregal
¡Sorpresa! ¡Un nacimiento de bombonas de butano en pleno monte!
Butano en la ruta I
¿Habrá pasado por aquí acaso Pablo Pinedo, el de «El secdleto de la tlompeta«? Ni idea, pero me imagino que será para el refugio, hasta aquí las pueden traer en todo terreno y de ahí hasta arriba las tiene que subir el guarda. Pues ya puede tener buenas espaldas, porque como veréis en las entradas siguientes, el resto del camino se las trae bien traídas.
Butano en la ruta II

¿Y la bandera?

Este fin de semana me fijé en un detalle en la sede del Banco de Santander. ¿No falta algo aquí?
Sede del Banco de Santander
¿Dónde se ha ido la bandera? Cuando se murió Emilio Botín estuvo unos días a media asta, pero ahora ni a media, ni a cuarta, no está. ¿Habra salido volando con las últimas ventoleras de sur? ¿La habrán llevado a pasar la ITV?
Asta sin bandera

En lo más alto de Biarritz (II)

Por si no lo recordáis, esta es la parte segunda de la parte primera de la parte contratante de la primera parte… o algo así. Visita al faro, por fin estaba abierto y se podía subir. Doscientos y pico escalones hacia arriba y me quedé al pie de un armarito de sapelly junto al que estaban estas escaleras, el último tramo antes de llegar a la parte superior del faro.
Ultimo tramo de subida al faro de Biarritz I
Si bien las escaleras que van desde abajo hasta aquí eran más o menos amplias, éstas últimas eran estrechitas, pequeñas y más empinadas.
Final de la subida al faro de Biarritz
Vistas desde arriba, la banda de color amarillo y negro la pusieron porque esa esquina parece colocada estratégicamente para descabezar turistas. Se agradece, con lo despistado que soy me podría dejar medio cráneo ahí.
Ultimo tramo de escaleras
¡Por fin arriba! ¡Por fin delante de la linterna del faro! Menos mal que no la encendieron mientras estaba enfocando o me dejan cegato durante quince días. Hubiera tenido gracia tras tanto tiempo esperando para visitar la parte superior de un faro que encendieran la luz justo ahora y el fogonazo me dejara sin poder disfrutar de las vistas. A diez kilómetros iban a escuchar todos los berridos, sapos, culebras, tacos y palabrotas que me saldrían por la boca.
Cupula del faro de Biarritz
Pedazo lente fresnel la que tiene el faro, en la foto no se notará pero mide más de dos metros de alto. Para qué lo vamos a negar, me encantan estas cosas…
Fresnel del faro de Biarritz
Como también me encantan detallitos pijos tal que unos leoncitos cubriendo los tubos por los que desagua el tejadillo del faro. ¿A qué quedan finos y elegantes? ¿A qué dan ganas de comprar media docena para instalar en casa?
Leoncitos del faro de Biarritz
De las vistas mejor no comento nada, porque me lo estaba pasando como un enano. Esto es lo que se ve hacia el norte, un mamotreto de edificio a pie de playa (creo que es el hotel Belambra) y kilómetros de arena en dirección a Cap Breton. Si me pongo a contar cosas de esta zona no paro, hay una leyenda sobre una gruta, bunkers en la arena, unas playazas tremendas… así que mejor lo dejamos para otro día.
Vista desde el faro de Biarritz

A mural muerto, mural puesto

Si a finales de octubre relataba la desaparición del mural del coche-cebra, el Mundial de Vela nos ha dejado algún ejemplar nuevo en la ciudad como éste en la zona del dique de Gamazo lleno de colorines y con unas coordenadas que si alguien se pregunta a qué posición espacial corresponden, son las del propio mural como bien podemos comprobar gracias al Google Maps aunque sigan metiendo la gamba y diciendo que esa calle se llama Avenida de Carrero Blanco cuando hace años que es «Promontorio San Martín de Bajamar». Unos franquistas fascistas dictadores opresores totalitarios, eso es lo que son los de Google.
Mural en el muelle de San Martín

Arbolito en el islote

Siempre me sorprendieron un montón esos árboles que aprovechan cualquier resquicio en la pared de un acantilado o de un desfiladero para arraigar e ir creciendo poco a poco, así ves un arbol hecho y derecho en huequecillos inverosímiles como aquel cuando subí a los Ojos del Diablo. Me pasó lo mismo, aunque a menor escala, hace unos días en el nacimiento del río Gándara. ¿Lo véis?
Islote en el río
Por si aún no os habéis dado cuenta, fijaros dónde ha ido a crecer ese arbolito: en una roca en el medio y medio del río. Ya fue puntería la de la semillita al aterrizar, y qué largo y derechito sale el jodío. Buena suerte y que siga creciendo, agua por lo menos no le ha de faltar.
Arbolito saliendo del islote

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies