SeguÃan sin olvidar los afectados por las preferentes, efectivamente, y dejando patente su descontento por lugares de lo más variado, como en el suelo del puente que se cruza para llegar a la ermita de la Virgen del Mar (si queréis verlo entero no tenéis más que ir aquÃ).
Por suerte parece que las cosas han cambiado un poco y Lieberbank, antigua Caja Cantabria, endereza el rumbo para devolverle el dinero a los afectados. IncreÃble, un banco que parece comportarse de forma honrada, a ver quien supera esto. Ojalá sea verdad y se solucione definitivamente esta papeleta, porque pasar media vida ahorrando y quedarse más pelao que una rata porque te han colado un producto bancario chungo es como para hacerle caso a la pintada y tirarse de Cabo Mayor al mar.
El Castillo del Rey
Esta es otra espinita que tengo clavada y que espero poderme quitar en la primavera. San Vicente de la Barquera tiene un castillo en lo alto. Varias veces he ido por allà y siempre me coincidió mal. Que si iba con gente y no me apetecÃa dejarlos solos por irme a ver el castillo, que si era tarde, que si habÃa que elegir entre visitarlo o comer (evidentemente siempre gana lo segundo)… total, que un dÃa por otro y el castillo sin visitar.
Hasta fotografié el cartel para acordarme que tenÃa que pasar a verlo. Pues no hay manera. Sigo sin ir, sigo sin ver el interior ni disfrutar de las impresionantes vistas que sin duda habrá en la parte superior al pie de las almenas. Es más, hasta han cambiado el cartel por uno más colorido (o menos descolorido) y creo que hasta una subido los precios. Pero a dios pongo por testigo que de este año no pasa. Espero no tener que comerme mis palabras y empezar una entrada el año que viene con un «sigo teniendo la espinita clavada».
A Severiano Campuzano
Mi obsesión: las rotondas. Anda que no veo cosas curiosas, descubro historias que desconocÃa y aprendo un montón a cuenta de ellas. Pongamos un ejemplo, ésta que aparece nada más salir de la autovÃa en dirección a Los Corrales de Buelna.
Empiezo a rodearla y a la primera ojeada rápida salta el indicador que hay que parar. ¿Pero que hacen ahà un par de pistones?
Por la parte de detrás una caricatura, una moto de cerámica, otra pieza de motor y la silueta inconfundible de un árbol de levas, aunque ese por el tamaño no creo que sea de una moto.
Justo delante hay una placa con la dedicatoria del monumento a Severiano Campuzano «Nany». Ya tenemos información de sobra para dar una vuelta por internet a ver quien era.
Si os interesa, aquà tenéis la historia. Severiano Campuzano era el dueño de «Talleres Nany» en Los Corrales, aficionadÃsimo a todo lo que llevara motor y ruedas, motero, campeón de trial, «profesor» de muchos otros aficionados, participó en rallyes, organizaba «gymkanas» en las fiestas patronales y muchas cosas más, por lo visto era la mayor eminencia de la zona respecto a todo lo que llevara motor y corriera. Se murió en enero de 2012 y algo más de año y medio después inauguraron este monumento en su honor.
¿De dónde viene esa peste?
Mientras observaba la obra «UtopÃa» en un parquecillo de Maliaño llegó a mis células olfativas un ligero tufillo a peste apestosa que presagiaba en las cercanÃas más bien una granja de guarros que una fábrica de Chanel nº5. ¿Pero de donde viene este rico olorsillo? Veamos a izquierda. Arbolitos, verde, hierba, carril bici… pues no, de aquà no va a ser…
Justo delante un puente, hierba, carril bici… y un maravilloso desagüe tamaño gigante del que algún lÃquido cae. A lo mejor va a ser de ahÃ, sÃ.
O a lo mejor de la parte derecha, con ese caudal escaso del rÃo que permite asomar un lodazal en las orillas, unos lodos de los que probablemente parte el tufillo asqueroso que flotaba en el ambiente, unos lodos con aspecto de engullirte en dos segundos si tienes tan poca inteligencia como apego a la vida y apoyas un pie sobre ellos.
No sé yo… montar un parque justo al pie de un rÃo maloliente igual no es del todo buena idea. Y yo aquà no me meterÃa en el agua ni aunque fuera un pato.
Un puente, una barcaza y un ala
Eso es lo que pude ver mientras nos dábamos una vuelta por una de las esquinas de Burdeos, la zona del paseo del rÃo conocida como «Les Hangars» (una serie de almacenes portuarios que han sido reconvertidos a tiendas de marcas variadas). Mientras la parienta disfrutaba en su salsa yo me entretuve echando una ojeada al famoso puente Chaban-Delmas inaugurado en verano de 2013.
El dÃa no es que estuviera como para echar cohetes, pero Francia es asÃ. Hoy sol, mañana lluvia, pasado sol y lluvia, el siguiente no se sabe, de modo que a falta de sol vamos a sacar puente, puente al fondo con un noray en primer plano…
…y puente con corredora ejerciendo como tal justo delante. Asà aprovechaba, hacia tiempo y rezaba para que viniera un barco grande porque entonces la foto que sacarÃa sà que iba a ser bonita. Este puente es levadizo pero de una forma muy curiosa, en vez de abrirse por el centro y elevarse dos mitades, en realidad se eleva toda la parte central manteniéndose paralela al agua. Como explicándome soy aún peor que sacando fotos, os váis a la Wikipedia y allà sale una foto gracias a la cual lo entenderéis a la primera.
Mala suerte… la única embarcación que pasó en esos momentos bajo el puente fue una gabarra plana transportando material rÃo arriba y no hizo falta ni siquiera elevarlo un milÃmetro.
Os estaréis preguntando que si la entrada se llama un puente, una barcaza y un ala, ¿dónde está el ala? AhÃ. Encima de la gabarra, que transportaba ni más ni menos que el ala de un Airbus 380.
Por aprender algo más me puse a buscar información y alucino con esto del Airbus. Cada avión está dividido en secciones y cada sección se fabrica en sabe dios donde: hay piezas de Francia, España, Alemania, Inglaterra, etc. El montaje final se hace en Toulouse (a unos 250 km de Burdeos), donde algunas piezas llegan el camión, otras en aviones cabezones (los famosos Airbus Beluga) y otras las desembarcan en el puerto de Pauillac (al norte de Burdeos), las llevan noventa y cinco kilómetros remontando el rÃo Garona hasta Langon y una vez allà las pasan a camiones especiales que se las llevan a Toulouse. Casi nada.
Que no es Castilla, coño
Está claro que el tema de Cantabria y Castilla sigue dando qué hablar. Por lo de pronto bastó crear una entrada llamada «Esto no es Castilla» para que todo el mundo se animara a comentar. Por confirmar el efecto hice otra llamada «Cantabria es Castilla» y, como era de esperar, también generó un montón de comentarios. Queda claro el asunto. Pero no es sólo a nivel de blogs, pasa también en el mundo real. Un mirador, un cartel explicativo, en él figura una referencia a la «Torre Santa de Castilla» y el «de Castilla» no sobrevive lo suficiente como para pasar a la posteridad de las fotos. Por lo menos sólo no rayaron y no dejaron caer encima un litro de pintura negra. Algo es algo.
Lápidas en los muros
Lo mÃo con los cementerios es un poco peculiar. Ya sabéis que cementerio nuevo que veo, visita que le hago. Para desesperación de la parienta lo recorro tranquilamente echando una ojeadita, viendo panteones, lápidas, nombres, decoración y raro es aquel donde no encuentro algo que fotografiar. Unos son más grandes y más espectaculares, otros más pequeños y menos llamativos pero no por ello dejan de tener sus cosillas curiosas. Este es el de Quintanilla de An, al sur de Cantabria. Lo vi, no me pareció gran cosa hasta que me fijé en un detalle: ¿qué hacen esas lápidas pegadas en los muros? ¿Dónde está enterrada esa gente? ¿Entre las rendijas acaso…?
Universidad Laboral de Gijón (I)
Algo habÃa oÃdo hablar de la Universidad Laboral de Gijón. Asà de refilón me habÃa quedado con la idea de que era bastante bonita, algo de una torre… pequeños trocitos de información aquà y allá pero nadie me habÃa dicho ¡coño! ¡Pero si esto es una pasada…!
La visité tras un fin de semana en esa ciudad. Ibamos a enlazar con la autovÃa en dirección a Santander cuando veo un señalizador indicando hacia la Universidad Laboral… pues mira, queda una hora de sol asà que vamos a ver si la aprovechamos. Y vaya si la aproveché. Menudo monumento. Fijaros qué entrada.
Esta es la fachada a la derecha de la puerta principal. Trabajadita, ¿no? ¿Y ese torreón redondo al fondo a la derecha? Ay, ay, ay, qué de esta quemo el obturador de la cámara.
Entramos. Columnas, techo acristalado transparente, un alucine. Esto me dicen que es un monumento del ParÃs de la Francia y me lo creo totalmente.
Los edificios forma un cuadrado que deja una gran una plaza central. No eran las mejores condiciones para sacar fotos, como se puede apreciar. Solazo en algunas partes, sombra en la plaza, suelo oscuro, paredes que reflejan mucha más luz, pero bueno, sirvan las fotos para dejar constancia porque a un concurso evidentemente no van a ir.
Más columnas, más estatuas en la parte superior, madre mÃa la de trabajo que habrá llevado ésto. No me extraña que tardaran diez años (de 1946 a 1956) en acabarlo.
Sobredosis de estatuas en otro edificio que hace de iglesia. Es que no me creÃa todo lo que estaba viendo. Y yo sin enterarme de que tenÃa esta joya a dos horas de casa. Lo mÃo no tiene perdón.
Como no, siendo una obra hecha en la época del tÃo Paco raro serÃa no encontrar algún aguilucho en alguna esquina. Lástima que tenga las connotaciones que tiene, porque luce mucho más en una bandera o en una fachada que las dos columnitas supersosas con corona del escudo actual. Qué se le va a hacer, una pena porque ya sabéis que yo soy más de bichos que otra cosa.
El Teatro Campos ElÃseos
Santander tendrá todo lo que queráis, pero la arquitectura no es su punto fuerte. En cambio donde menos te lo esperas de Bilbao aparecen unos edifcios de lo más llamativos, será por eso que me pirra callejear por allÃ. La última vez que estuve se me ocurrió recorrer la calle Hurtado de Amézaga que va paralela a la estación de Renfe. Además de un montón de comercios chinos, que hay que ver cómo están colonizando aquello, encontré el Teatro Campos ElÃseos con una fachada de lo más trabajada con esa forma de herradura. Dado que estoy en formato semivago ni la cámara me habÃa llevado, sólo el móvil nuevo. No cabÃa toda la fachada por las buenas, de modo que puse la cámara en modo panorámica y sÃ, entra todo. Un poco torcido y distorsionado pero menos da una piedra.
Eso del móvil nuevo tiene su miga. Hasta ahora tenÃa un móvil chinorri total, un Huawei Y300 cuya caracterÃstica fundamental y más deseada por mi es que su tamaño permitÃa llevarlo cómodamente en el bolsillo. Curiosa marca, no habÃa oido hablar de ella hasta que me compré uno de sus móviles por nueve euros y mira, he de reconocer que me sorprendió lo bien que tiraba y lo resistente que era para lo que me habÃa costado. Un par de años después me cambié al Y300 aprovechando unas rebajas. Dos años tenÃa el angelito y se le notaba ya una ligera pérdida de rendimiento pero como lo usaba para llamar cuatro veces al mes, para sacar fotos cuando no llevaba mi Nikon encima y para orientarme con el Google Maps cuando finalmente estaba perdido del todo, me servÃa de sobra aunque la cámara era bastante reguleras. Una mañana veo que los de Amazón ponen el Huawei Honor 3C, mucho más potente, por 99 euros. Ni me lo pensé, pillé uno a toda mecha. El Y300 lo vendà por eBay y el nuevo me está dejando alucinado con lo bien que va y las fotos que saca, mil veces mejores que el anterior. La jodienda es que con un pantallón de cinco pulgadas no me cabe en el bolsillo, cachis la mar, no se puede tener todo en esta vida…
El crucero de Rubalcaba
Una de las obras importantes del patrimonio cántabro es el «crucero de Rubalcaba», que no recibe ese nombre por ser propiedad del ex-dirigente del PSOE sino por estar en el pueblo con el que comparte nombre. La mejor manera de llegar allà es ir a Liérganes, seguir en dirección sur hacia San Roque de Riomiera y el puerto de Lunada. Ni cinco kilómetros más adelante encontraremos esta explanada de asfalto delante de esta casa con escudo, la casa Miera-Rubalcaba.
El escudito está bien repleto de figurillas, casi no caben más. Forzudos, leones, angelotes, cabezas por todos lados, menudo mérito contando que por aquellos entonces estas cosas habÃa que hacerlas a mano dale que te pego con el cincel y el martillo. Si salÃa mal y se rompÃa… aaaahhhh… ¡se siente!
Yendo por el callejón que se ve a la izquierda de la casa, al final de muro que delimita la finca nos encontramos con el famoso crucero hecho más o menos allá por 1717. En Galicia un «cruceiro» era un poste de piedra con un jesucristo crucificado en lo más alto, aquà se ve que es pilar con un escudo de armas grandote.
Un par de figuras humanas lo enmarcan y un cristo pequeñito preside desde lo alto para que no falte nada.
¿Qué queréis que os diga? Yo me quedo con el escudo de delante, tiene muchos más muñequitos y luce más en la fachada. Además el crucero de Rubalcaba está orientado hacia el norte, con lo cual las tres veces que pasé por allà para retratarlo, las tres veces lo encontré o bien en sombra o bien con el sol (al sur) de frente, asà que no hay forma de fotografiarlo como yo quisiera. En cambio a la fachada y al escudo les da el sol directo y asà no veas lo que lucen. Y con esto, concluye por hoy la erudita disertación «valor patrimonial dependiendo del ángulo de la luz del sol».