Monumento a los pescadores

Por si alguien no la conoce, desde la rotonda-parking de la Playa de los Tranquilos parte una ruta que va recorriendo acantilados hasta la playa de Langre. Ahí fue donde en una primera aproximación pude ver un corazón en el acantilado. En una segunda visita encontré también un monumento a los pescadores en un saliente de la roca.
Monumento a los pescadores entre Loredo y Langre
Se trata de una simple placa de cemento con una inscripción que parece hecha a mano dedicada a todos los pescadores que fallecieron por esta zona, que no son pocos. Hay más monumentos con un tema similar por allí cerca, pero eso se queda para otra entrada.
Placa del monumento a los pescadores

Arena de más

En algunos lugares como Laredo parece que tienen problemas con las dunas, con la arena y con el mar que se la lleva. En el Sardinero parece que justo al contrario, este fin de semana me fijé que hay de sobra, incluso cubre parte de la barandilla de bajada a la playa.
Arena en el Sardinero I
Esta semana viene temporal y el martes, miércoles y jueves se unen a la fiesta unas mareas vivas. A ver cómo queda esto tras todo el oleaje que sin duda se presentará. Recordadlo, el martes a las cuatro y media de la tarde, el miércoles a las cinco y cuarto y el jueves a las seis. Espectáculo asegurado y gratis.
Arena en el Sardinero II

Lo que deja el mar

Sábado por la mañana, tiempo revuelto y escasas ganas de pegarme un lote de kilómetros (uno de esos días con la cabeza en «off»). Día ideal para irse hasta la playa de Liencres y hacer unos kilómetros sobre la arena contemplando lo que ha ido dejando el mar, que no es poco.
Restos en la playa de Liencres I
Montones y montones de troncos, ramas y restos depositados sobre la arena. Nunca falta el que tiene tiempo y discurre cómo darle un aprovechamiento artístico a ese material. Con estas manitos y mis abalorios, monto una tienda de los indios y me quedo más ancho que Pancho.
Restos en la playa de Liencres II
Ya puestos en faena pincho unos cuantos palos en el suelo, los rodeo con cuerda y aquí quedan tres papeleras improvisadas.
Restos en la playa de Liencres III
Estas instalaciones artísticas son interactivas, porque la gente aprovecha para recoger algún palo o algún envase y dejarlo dentro, cuando no luciendo en todo lo alto. Sigo pensando que todos nos teníamos que hacer de «Coge 3«, esa web creada por gente de Galicia en la que se promueve recoger tres restos de plástico cada vez que vas a la playa o a un lugar con mar. Si hiciéramos lo mismo todos los que vamos a Liencres a pasear, en una semana no quedaba una gramo de porquería sobre la arena.
Restos en la playa de Liencres IV
En la esquinita de la playa encontramos otro palitroque clavado que la leche, parecía una tumba con esa flor y esos maderos cruzados.
Restos en la playa de Liencres V
Huuuuy, qué mal rollo, uno que se pira… si he aprendido tras ver unas cuántas pelis de miedo es a no pisar por aquí, no vaya a salir una mano de la arena, me pille el tobillo y acabemos teniendo algo más que palabras…
Restos en la playa de Liencres VI

Torre, torrecita y torreón

Alguien debe haber en Castro Urdiales con gusto por las miniaturas. ¿Veis esa torre de la izquierda? Es el edificio del ayuntamiento. Pues tiene su casi réplica en una esquina del puerto, ahí a la derecha.
Puerto de Castro Urdiales
No es igual, pero mira, más o menos. Una construcción defensiva seguro que no es, porque si meten un cañón tiene que salir el artillero, si entra el artillero no cabe el cañón y así no hay quien defienda la costa.
Torre en el puerto
Me fui hasta el ayuntamiento para retratar la torre más de cerca, pero claro, me encuentro una placa de estas de la altura del nivel del mar pegada en la fachada y se me olvidó la torre. Mejor no intentar coleccionarlas, porque una por ayuntamiento, empiezo ahora y acabo en el dos mil cien.
Placa de altitud de Castro Urdiales
Ahora que si hablamos de torre, ni la del puerto ni la del ayuntamiento son nada comparadas con esta que hay junto al parque donde está la estatua de Ataulfo Argenta.
Torreón en Castro Urdiales I
Esto no es una torre, esto es un torreón. Menudo hartón a trabajar se pegó el encargado de hacer las ventanas. Claro que con la de luz natural que entrará por ahí no veas la de pasta que se estarán ahorrando ahora que la electricidad está cada día más cara. Por si fuera poco, un 10% más a partir de enero. A seguir desplumando pollos, y al que no le guste, que viva a oscuras.
Torreón en Castro Urdiales II

Obras retocadas

Y ya que hoy hablábamos de obras de arte, en la Bayona de la Francia vi unas cuantas obras clásicas «retocadas». Hay que ver la inventiva de alguna gente. Que si Van Gogh con un tractor por un lado, que si Van Gogh y la Gioconda fumando por otro o incluso el pintor desorejado secuestrando a punta de pistola a la usuaria de la sonrisa más famosa del mundo. No pasarán a la historia clásica del arte, pero por lo menos te sacan una sonrisa cuando ves estas ocurrencias.
Obras de arte retocadas

Diamantes sobre la hierba

Recuerdo que era veranillo y hacía calor. Cienes y cienes de personas humanas en la playa de Trengandín y, mientras tanto, yo dándome una vuelta por la ruta que va desde esa playa a la de Ris bordeando el mar con bunker incluido. En un lugar de esa ruta me encontré ni más ni menos que tres diamantes sobre la hierba, cada uno de un color diferente.
Diamantes sobre la hierba en Noja
Se trata de la obra «Diamond Beach» de Alvaro Gil Soldevilla puesta ahí para alegrar la vista a todo el personal paseante (según yo), o para «situar un elemento de alto valor simbólico y material como es el diamante sobre la típica postal playera. Generando un choque de valores entre los diamantes y la playa, creando un punto de encuentro donde la gente se dispare fotos junto a las piedras preciosas. Poniendo nuevamente a prueba los límites entre la cultura popular y la elitista. Buscando que el paisaje edulcore a los diamantes y viceversa.” según el autor. Cájate lorito con lo que se puede sacar de tres chismes grandes puestos sobre la hierba.

No fue esta la única intervención artística en Noja el verano pasado. Hubo otras dos según pude comprobar en un cartel explicativo puesto allí al lado. Incluso crearon una web con las tres, así que si queréis ver las que faltan, os váis a IntervencionesNoja y allí están.
Cartel explicativo

El palacio de Mier

Cada vez que veo la palabra «Palacio» en algún pueblo suelo acercarme a echar una ojeada, aunque sé que aquí son palacios lo que en otros lugares son simplemente casonas señoriales. Pasamos por Ruente a ver la fuentona, vi un cartelote anunciando el «Palacio de Mier» y allá me fui. Con ese nombre lo primero que me venía a la cabeza era un hombre de Valladolid cuyo padre también se apellidaba Mier y tuvo la maravillosa coincidencia de casarse con una mujer de apellido Daza… imaginaros qué cruz habrá tenido que llevar durante toda la vida su hijo Jose Luis

En fin, volvamos al asunto palaciego. Callejeo un poquito por el pueblo y rápido encuentro mi destino, una casona de planta cuadrada bastante maja pero poco espectacular. Ciento veintiocho años ha cumplido ya, a juzgar por el 1886 que preside la valla de la entrada.
Entrada al Palacio de Mier
Fachada cuadradota, sobria, con balcones, ventanas enrejadas y banquitos para disfrutar tomando el sol.
Palacio de Mier I
Como digo, muy sobria, muy cuadrada, pero en perfecto estado y hasta los jardines estaban impolutos. También se le conoce como «El Asilo» porque hasta 1931 era un asilo y colegio atendido por las monjas franciscanas.
Palacio de Mier II
Dentro de la finca se veían varias construcciones independientes. Buscando algo de información, en su día estaban unidas al palacio una capilla y una serie de construcciones dedicadas a las labores del campo. La capilla ha desaparecido (se supone que desmantelada en la guerra civil) y el resto lo han separado del edificio principal. A mi a lo que se me iban los ojos era al banquito, qué ganas de sentarme ahí a vegetar y hacer la fotosíntesis un rato pero la vida de fotógrafo reportero dicharachero es tan dura que no permite perder ni un minuto de luz. Y menos si no hay cerveza cerca.
Banco y ventana del Palacio de Mier
Quizá el elemento más llamativo de la fachada sea el escudo, con esos angelotes en ambas esquinas superiores tocando la trompeta mientras pisan la cabeza de los dos pobres leones a los lados. Impagables sus caras echando la lengua, dudo que sea por el peso de los angelotes así que será por el olor de los pinreles. Pero no están libres de toda culpa, puesto que a su vez pisan las cabezas de dos sirenas bien dotadas y con cara de resignación.
Escudo en el Palacio de Mier

Esto me huele a quemado

Un día de esos chorras que no tenía mucho que hacer me pasé por Solares y, ya que estábamos, voy a callejear un rato a ver si encuentro algo de carnaza para el blog. Y lo encontré, ciertamente. En un vericueto apareció la demostración evidente de que coche y fuego no son buena pareja.
BMW quemado en Solares I
Un BMW de la serie 3 medio tuneado y completamente churruscado. El motor estaba que daba pena, pero aplicando los conocimientos megacientíficos adquiridos viendo CSI algo me suena raro. Digo yo que si un coche empieza a arder, arderá el motor y aquí la parte delantera es la menos afectada. A mi esto me huele muy mal…
BMW quemado en Solares II
Unos días después sale una noticia en el Diario Montañés según la cual detuvieron a ocho jóvenes en la zona por robar motos y quemar coches durante dos años. Me suena bastante a lo que le ha pasado a este BMW, ¿no?
BMW quemado en Solares III
Según parece empezaron robando ciclomotores para despiezarlos y aprovechar las piezas para reparar sus motos propias. Conforme fueron sacando el carnet de conducir se pasaron también al robo de motos grandes, coches, garajes, trasteros, herramientas, trapicheo con marihuana… mi má, menudas joyas…

Utopía en el parque

Ya puestos, el día que retraté la rotonda de Chanquete aproveché para irme unos metros más allá en dirección a Revilla (qué buenos chorizos, por cierto) de Camargo para echarle una ojeada a un parque donde un día de refilón mientras conducía pude ver un par de cosillas que podían tener su interés. Y es cierto, lo tienen. Lo primero es una obra de arte solitaria entre la hierba.
Obra de arte en el parque
Fijaros qué laboriosidad, qué trabajado, qué estética, qué curvas, qué todo. Si es que no tiene nada que envidiar al David de Miguel Angel.
Obra y cartel
Unas letras en la parte superior del paralelepípedo de granito bautizan la obra. Utopía, se llama.
El nombre en la parte superior
Y un cartelito en el suelo nos lo repite, junto con el autor y el «paganini» del asunto. Doce años y pico lleva esto aquí. Una de las ventajas de hacerla en piedra es que no hay quien se la lleve, si la llegan a hacer en cobre como pasó con la Bailarina de Oviedo no hubiese durado instalada ni dos telediarios.
Placa de la escultura
Por supuesto nunca falta el ser mononeuronal que cree saber cómo mejorarla haciendo una pintada en uno de los laterales. Lástima no lo pillasen y se la hicieran limpiar con la lengua, como se decía cuando yo era pequeño.
Pintada en el lateral
Cerquita tenemos otro elemento que no sabría distinguir si es otro componente escultórico o un bebedero de vacas reconvertido en estanque minimalista. No hay placa, no hay cartel, supondremos entonces que es lo segundo en previsión de que alguien saque de paseo la vaca tudanca por el parque.
Lavadero o bebedero de caballos

Curiosidades en Santo Toribio

En una de estas que vamos a Potes se me acordó que allí al lado está el monasterio de Santo Toribio de Liébana y nos pegamos un saltito hasta él. Manda caray que son cinco minutos de coches, pero en Potes se lía uno con la de cosas que hay de comer, la de sitios donde comprar cosillas, que si un cafecito, que si un orujito, cuando te das cuenta allá va la tarde y no queda tiempo ni neuronas para ver monasterios.
Monasterio de Santo Toribio de Liébana
Pues bien, hubo una vez hace ya tiempo que nos sobró tiempo como para acercarnos aquí a echar una ojeada. Arriba un aspecto del frontal de monasterio con su parking delante, y aquí abajo una vista del lateral por donde se entra a ver el famoso Lignum Crucis. Eso si, antes de verlo otros dos elementos llamaron poderosamente mi atención.
Entrada al Monasterio
El primero fue una escultura en la pared. Fijaros bien en los hombres de la imagen. El del centro debe ser uno al que le gustaban las pelis de Travolta porque lo han pillado totalmente en una posición de «Stayin’ alive». A su izquierda, el maestro se echa la mano a la cabeza en una clara posición de «¡No por favor, otra vez no!».
Santos en piedra
Vean, vean, poco más y lo esculpen bailando la Macarena.
Santo bailando
Al otro lado podemos contemplar una sólida puerta con una cruz y un montón de santos luciendo a su alrededor.
Puerta con santos
¿Qué cómo sé que son santos? Digo yo que por la coronita alrededor de la cabeza. En principio me imaginé que serían Jesús en la cruz y los apóstoles alrededor, pero cuando los conté a mi me salen quince. ¿Sabéis si para los apóstoles había suplentes, como en los equipos de fútbol?
Santos con nombre

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