Otra estatua más

Desde luego, en esta ciudad hay estatuas y dedicatorias por todos lados. Estaba retratando la farola de Pio Muriedas, me doy la vuelta y detrás tenía la estatua de un señor muy serio con bigote. Hala, fotos al canto y así apañamos otra entrada para el blog.
Estatua de Agustín Riancho
Esta vez va por Agustín Riancho y Gómez de la Mora, pintor santanderino de Entrambasmestas que como suele pasar sólo fue reconocido adecuadamente una vez la había palmado. Como dice el cartelote incorporado, en 1955 pasa a formar parte de los grandes pintores del paisajismo español, cosa que le alegraría un montón de no ser porque se había ido al otro barrio en 1929.
Cartel de la estatua
Tengo que ir pensando a ver qué hago, a ver qué huella puedo dejar en esta tierra porque visto que le ponen estatuas a tanta gente, a lo mejor hasta me ponen a mi una. Si me dejan escoger quiero que sea en el Paseo de Pereda, en medio y medio de este paso de cebra para jorobar por igual a peatones y automovilistas, y que se acuerden todos los días de mi familia.

Impresiones de Bayona

Como ya conté hace unos días, el fin de semana pasado nos piramos a conocer Bayona (la de Francia, no la de Galicia), que nos queda a dos horitas y media de Santander. No es muy grande y la cruzan dos ríos que se unen justo en medio del casco viejo.
Catedral y río
Así que tenemos casco viejo, ríos, donde hay ríos hay puentes y edificios antiguos a la orilla, que salían unas fotos como si estuviéramos frente a un lago suizo.
Edificios frente al río
Y barquitos, claro. Y fortalezas en lo alto. Muy majo todo, yo feliz como una perdiz sacando fotos a tutiplén.
Barco fondeado en Bayona
Viendo el panorama me faltó tiempo para echar a andar por el paseo a la orilla del río y seguir dándole al disparador una y otra vez. Edificios antiguos, puentes, bares y restaurantes con terraza frente al agua, muy buena pinta me iba teniendo todo aquello.
Terrazas frente al río
Mucha animación de tarde, por la mañana bastante menos aunque debían haberse ido a la playa porque teníamos más de veinticinco grados. Por la noche prácticamente desapareció el personal, y eso que era sábado. A las doce de la noche sólo se veían dos pelagatos caminando por las calles, uno de ellos con cámara y la otra con ganas de tirar al de la cámara al río.
Animación en las calles de Bayona
Bayona es conocida por sus maestros chocolateros, y menudas pastelerías hay. Madre mía, pasmado me quedaba ante los escaparates. Ni entro porque ya voy ligeramente pasado de peso así que el que evita la tentación evita el peligro.
Chocolatería en Bayona
Buenísima idea que tienen los señores bayoneses a su disposición: las Navettes (lanzaderas), estos miniautobuses de color naranja gratuitos. En la ciudad hay parkings disuasorios donde dejas el coche y luego te vas en la Navette hasta tu destino. En la práctica si vas de turistilla subes al bus y te pegas un recorrido gratis durante el cual vas viendo la ciudad a la vez que descansas los pies. Cuando llega al final de la ruta espera dos o tres minutos y reemprende la marcha en sentido contrario. Nosotros lo aprovechamos para darnos un garbeo hacia un lado, hacia el otro y la verdad, qué bien sienta cuando ya llevas unos cuántos kilómetros encima.
La Navette
Habiendo catedral ya se sabe que tocaba visitarla. Mucho más impresionante que la de Santander. Grande, con un montón de cuadros en las paredes, vidrieras, claustro, capillas, hala, venga, otro montón de fotos que no sé si a este ritmo llegaré a publicar.
Catedral de Bayona
La penúltima del día cuando nos retirábamos al hotel. La misma vista que en la primera foto sólo que más oscura y con unas curiosas farolas de color rosa ahí enfrente. Estos franceses son de lo más suyos, farolas rosa…
Nocturna de Bayona
Y la última, ya que estaba a la faena nocturna no podía pasarme sin sacar una de circulitos. Qué le vamos a hacer si me encantan.
Haciendo circulitos
Resumiendo: buen comer, unas cuántas cosas que ver, animadita, chocolate por todos lados, ciudad maja para pasar un día o dos. Si lo complementas con Anglet y Biarritz (a quince minutos en coche) es un plan perfecto para un fin de semana.

Femenino Plural

Si hace unos días contaba cómo fui a ver una exposición fotográfica colectiva bastante interesante y me olvidé comentarlo por aquí, esta vez va a ser al revés, primero comento y cuando pueda ya iré a verla, que no será porque no haya pasado por allí cerca pero como es costumbre de la casa a unos horarios que o bien no habían abierto o bien ya habían cerrado. Se trata de una exposición de cinco fotógrafas de aquí con temas variados que, de verdad, merece mucho la pena ir a ver. Están en la galería de Fraile y Blanco en la calle Río de la Pila hasta el mes de diciembre así que no tenéis excusa para perdérosla. Avisaos estáis, luego no me vengáis a llorar que se os olvidó y se pasaron las fechas…
Femenino Plural

¿Para qué sirven los caballos?

Para subirse encima, claro. Aquí tenéis un ejemplo en Oviedo.
Caballitos en Oviedo I
¿Y si el caballo no es de verdad sino una obra de arte urbano? Pa subirse encima igual, coño.
Caballitos en Oviedo II
¿Y un bisonte?
Bisonte de Santillana del Mar
Un bisonte nooooo… al bisonte mejor no subirse no se vaya a cabrear y la emprenda a cornadas con el personal, por mucho que a este de Santillana del Mar lo veáis un poco paradito, sea pequeñín y no tenga cara de fiera corrupia.
Prohibido subirse

El Picón del Fraile

Además de lo de SmartSantander, otra de las instalaciones que no me importaría visitar es la base militar del Picón del Fraile, en lo alto de una montaña pasando el Puerto de Lunada. Un pelín complicada la cosa porque no es visitable ni hay jornada de puertas abiertas que yo sepa. Así se veía desde la subida al Pico de la Miel.
Picón del Fraile I
En principio sólo se distingue una bola en lo alto de la montaña. Eso se supone que es parte de una instalación de radares para la vigilancia del tráfico aéreo.
Picón del Fraile II
Al seguir subiendo se ve gran parte de la base. En esta página del Ejército del Aire se puede leer toda la historia, ver alguna foto más (curiosísima una con dos misiles adornando) o alguna más con aquello cubierto de nieve. En el invierno me imagino que los tendrán que avituallar por helicóptero, vista la cantidad de días que pasa el Puerto de Lunada cerrado debido a los neveros en la carretera. O eso, o mandan un tanque cargadito de víveres, que a un trasto de sesenta toneladas con cadenas no hay nevero que se le resista.
Picón del Fraile III

La escapadita del fin de semana

Decía el viernes pasado que había que aprovechar el buen tiempo para hacer turismo porque en esta época nunca se sabe hasta cuándo va a durar. Dicho y hecho. Carretera y manta camino de Bayona, en Francia. Dos horas y media de camino para llegar a una ciudad bastante bonita, cruzada por dos ríos, llena de puentes y en la que destacan ¡los maestros chocolateros!
Chocolate en Bayona
Por si fuera poco también hay unas pastelerías de morirse. Este es el «pastel vasco», hecho al horno y relleno de crema o de mermelada de cerezas.
Gateau basque
Como ciudad es pequeña, unos cuarenta y pico mil habitantes (para comparar Santander tendrá unos ciento ochenta mil y Vigo cerca de trescientos mil). Lo más interesante es el casco viejo dividido en dos zonas, Grand Bayonne y Petit Bayonne. En plan andarín, en un fin de semana te lo recorres dos veces. Nosotros pasamos el sábado y parte de la mañana del domingo aquí, luego nos fuimos hasta Anglet para ver las tremendas playas, Biarritz y acabamos en Hondarribia. Anda que no nos movemos ni ná…

Cuidado con los candados

Yo sigo a lo mío, retratando candaditos aquí y allá. Claro que la cosa ya ha perdido mucho interés desde que vi una foto del «Pont Des Arts» de París. Mucho candado nos falta para llegar a ese nivel y para tumbar un trozo de la barandilla, aquí nos tenemos que conformar con poca cosa. Ya véis, un mirador, un monumento, una barandilla de lo más apetecible…
Mirador de Piquio
Y cuatro candados mal contados. Para más inri algunos en vez de anclarlos a los largueros prefieren colgarlos de otro candado.
Candados en el mirador
Más nivel vi en el Mirador del Monte Naranco, en Oviedo. El mejor lugar para ver «el centollo» de lejos y donde hay una valla bien surtidita de candados.
Candados en el Monte Naranco I
También los apilan como aquí. A lo mejor es un candado familiar, el grande para papá y mamá y los demás, uno por cada niño. O es alguien que tiene tres novias y no acaba de tener claro a cuál quiere de verdad. Quien sabe…
Candados en el Monte Naranco II
Otra versión más. Una cadena y de ella colgamos todos en plan bolas de árbol de navidad. No, si al final acabará siendo un arte decorativo el asunto este.
Candados en el Monte Naranco III

Espino en mi palomino

Hay pintadas normales, brutas y muy brutas. Esta casi la podíamos incluir en ese último grupo.
Espino en mi palomino I
¿Espino en mi palomino? Si hombre, y gayumbos de papel de lija para acabar de rematar el look masoquista. Menudo disfrute iba a ser cada paso que dieras.
Espino en mi palomino II

En el Palacio de Riva-Herrera (II)

Ya vimos el Palacio de Riva-Herrera por fuera y ahora vamos a darnos un paseito por dentro. Cuando llamé a la oficina de turismo para apuntarme a la visita guiada pensé que nos iban a enseñar las salas del Palacio, la historia y algunos detalles de interés. Pues no, lo que te enseñan es el centro de demostraciones de SmartSantander. Mientras esperábamos no pude resistir la tentación de subir las escaleras a ver qué había en el piso de arriba. Oficinas. Todo remodelado y modernito con algún detalle antiguo como el marco de la puerta a la derecha.
Planta de arriba
Esperábamos aquí, en el hall del edificio, junto a un biombo junto a unas pantallas donde podías ver unas presentaciones variadas de esas a las que nadie le hace caso.
Entrada a la sala de demostraciones
Pasamos a continuación al centro de demostraciones. Al principio hay una salita de reuniones con aspecto informal.
Sala de reuniones II
A su lado un despachito algo más serio. Por lo que nos contaron, estas instalaciones están disponibles para todas las empresas que quieran hacer algo colaborativo con SmartSantander: proyectos, aprovechamiento de datos, de tecnología, etc. Si tienes alguna idea o crees que podrías hacer algo de interés, acércate por aquí y charla un rato con ellos, que detrás de todo el tinglado está Telefónica y nunca se sabe donde puede surgir una oportunidad de negocio.
Sala de reuniones I
A continuación se pasa a la sala donde te hacen la demostración en si. Dividida en varios sectores te van contando cómo la ciudad está llenita de sensores para todo, temperatura, humedad, hasta los lugares de aparcamiento. Todo eso se monitoriza oficialmente para hacer una ciudad más «sostenible». Si te indican donde tienes sitio para aparcar evitas andar dando vueltas y gastando combustible. Si miden que la humedad es suficiente, se pueden ahorrar regar. ¡Hasta hay sensores para saber si los contenedores de basura no están llenos y se pueden ahorrar la recogida! Y que no te pongan un GPS en el coche, porque entonces pueden controlarte si conduces por encima de los límites, si aceleras mucho, si frenas bruscamente, puntuarte y el conductor menos eficiente… despedido. Esto último no nos lo dijeron pero conociendo a los empresarios ibéricos ya me lo imagino yo.
Sala de demostraciones
Casi una hora estuvimos de cháchara. Tecnologicamente fue muy interesante, menos mal que no soy de esos aprensivos de «el gobierno nos quiere tener a todos controlados» porque entonces saldría de aquí medio depre. Y qué bien, por fin pude verle las tripas a una de esas cajas cuadradas de plástico blanco y dos antenas que hay por tantos y tantos lugares de la ciudad.
Interior de un sensor
Vaya decepción. Me esperaba ver dentro un montón de enanitos trabajando con sus portátiles pero en realidad más de la mitad está ocupado por un diferencial como el que tenemos en casa para evitar las subidas de tensión y el resto es una placa base chiquitita (a la izquierda) con dos módulos encima, uno el titular que maneja los datos y otro el suplente usado para pruebas y experimentos. Confirmado: ningún enanito dentro.

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